EL INCIDENTE LITERARIO

Silvina Ocampo frente al espejo

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En los cuentos de Silvina y, en particular, en “Cornelia frente al espejo”, tenemos al mismo tiempo diálogos, poesía y una atmósfera fantástica.

Foto: Archivo El Litoral

 

Santiago de Luca

En su vida mantuvo un perfil moderado y una escritura que construyó un mundo propio sin estridencia. Era la hermana de Victoria y la esposa de Bioy. También la amiga de Borges. Demasiadas personalidades a su alrededor para una mujer que prefería lo indirecto y la sugerencia. Sin embargo, el destino, que hunde en el olvido a otros, a ella le fue favorable. Con los años, sin prisa, su literatura fue creciendo. Colaboró con Borges y con Bioy en la famosa “Antología de la literatura fantástica”. Con Bioy, en un verano feliz en Mar del Plata que extendieron casi hasta el otoño, escribió una novela policial, “Los que aman, odian”. Sin embargo, ella pudo construir un mundo propio. La profesora Adriana Mancini, quien escribió uno de los mejores ensayos sobre la escritora, “Escalas de pasión”, dice que la literatura de Silvina está atravesada por la crueldad, y los niños aparecen despojados de prejuicios. El horror en el sentimiento infantil permitiría pensar sus textos. En su poesía, siempre con una forma exquisita, también está el amor y la amistad. En su poema “Hablo con Borges” se lee: Los ojos se parecen a las lágrimas/ por la forma que toman al caer./ Míralas, tan atentas y visibles./ Te haré un collar de lágrimas alegres/ y en cada piedra la fidelidad./ ¿Por qué alegres? Hubieras preguntado,/ y yo, siguiendo tus palabras, digo/ para ser cursi, con una sonrisa.

Era una de las pocas personas cercanas a Borges que lo podía cuestionar y admirar a la vez.

“Cornelia frente al espejo”

La relación literaria de Silvina Ocampo con los espejos fue fructífera y personal. Hay una tradición literaria argentina significativa con los espejos. De Enrique Banchs o Leopoldo Lugones a Borges. Pero ella la desarrolló de manera íntima y auténtica. No se trata de ser el único que escribe sobre ciertos temas, sino de sentirlos y la personalidad y lo específico aflora sin llamarlos. Su último libro, “Cornelia frente al espejo”, contiene el cuento “Cornelia frente al espejo”. Una chica regresa a la casa de sus padres para suicidarse. Pero también asistimos a la muerte de un espejo, a su destrucción y fragmentación. Ella sabe que la muerte del espejo también es la suya: Si usted matara mi imagen en el espejo, me mataría también a mí. ¿Por qué no tuvo miedo y ahora tiene miedo? Nosotros, los seres humanos, somos irreales como las imágenes. Tendrá que buscar su cuerpo de forma separada en los pedazos esparcidos. Un ojo, una mano, un mechón de pelo o su ombligo. Nunca podría juntarlos. De alguna manera, el espejo es una de las tantas formas del tema literario del doble. Por eso, ella no puede sobrevivir a la explosión y se transforma en el espejo de su espejo. Pero Silvina no se apura. Antes de llegar a esta fusión en la muerte de la mujer y su espejo, las apariciones de una niña, de un ladrón o de un amante demoran la acción. Estas apariciones tienen la consistencia del fantasma y la precisión de la imagen del espejo. Pronto, el lector descubre que sólo habla el mismo personaje pero con diferentes voces. El personaje dice de qué está hecho: Todo el mundo necesita hablar con algo que no sea una persona; yo, con el espejo.

Desde eso que problemáticamente se ha llamado postmodernidad, sabemos que uno no coincide con uno mismo. Aunque sea la misma persona la que habla y responde, cuando ella pregunta no es una pregunta retórica. No tiene la respuesta hasta que una de las multitudes que contiene su yo le responde. El espejo es un compendio de los seres a quienes amó el personaje, quienes se reflejaron con ella en “esa superficie lisa como la boca del agua y fría como la boca de las tijeras”. También, en algún momento del texto, se dice el hilo literario que va siguiendo porque la mujer soñaba con el espejo por influencia de la lectura de Alicia en el País de las Maravillas. En el origen, hay un espejo que viene del mundo literario, después otro de esa otra literatura que son los sueños. Finalmente, aparece el espejo de la casa de los padres frente al cual se refleja su memoria. La mujer joven se va acercando a su destino: Pego mis labios a tus labios como si nadie pudiera separarnos. Hay una superstición que dice que los dobles no se pueden tocar porque sucede algo irreparable. El contacto de una partícula con su antipartícula lleva a la aniquilación. De golpe, todo cesa y nos encontramos con un feliz final infeliz. Poca voz me queda. Los que me buscan son alimañas, los ratones, el polvo. La muerte de una persona no es igual a la muerte de un espejo. No creí tener esta suerte de morir contigo.

En los cuentos de Silvina y, en particular, en “Cornelia frente al espejo”, tenemos al mismo tiempo diálogos, poesía y una atmósfera fantástica. Mancini sostiene que los cuentos de Silvina sugieren líneas de lectura que rápidamente se borronean o se complican en otras. La crueldad, la perversión, el erotismo. La literatura a través de la imaginación busca las señas del Mal, desnuda trucos y ensaya sus estrategias. Hay que volver a Silvina porque fue una mujer hermosa, inteligente y la lectura de sus textos nos permiten sentir la emoción estética y el enigma de la pasión. Eso es el incidente literario.