EL REGRESO DE LA REVISTA “CIUDAD GÓTICA”

El mundo como voluntad (y representación)

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El staff de la revista Ciudad Gótica. De izquierda a derecha: Ulises Oliva, producción general; Mariana Di Mónaco, arte y diagramación; Joselina Berraz Montyn, coordinación periodística, y Sergio Gioacchini, dirección.

Foto: GENTILEZA CIUDAD GÓTICA

 

Estanislao Giménez Corte

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La historia de las revistas culturales en el país es una historia atravesada por dos fuerzas contrapuestas: una voluntad inmensa y contagiosa por parte de sus hacedores, por un lado; un mercado errático, difícil, hostil, por el otro. Es una historia de interrupciones en la que, a veces, gana la voluntad y, casi siempre, permite el surgimiento de plumas y de personas que rehacen y dignifican el oficio. Éste parece ser el caso de Ciudad Gótica, prestigiosa publicación rosarina que, a una década de la aparición de su último número, regresa. La precede una rica historia y el propio recorrido de la editorial homónima, que lleva a la fecha publicados más de 650 títulos de autores de la región. Con textos de Marcela Sabio, Ulises Oliva, Sergio Luis Fuster, dibujos de Bárbara A. Gómez, Dante Sandrigo, Andrés Rodríguez, Joselina Berraz M., Carolina Montano, Sergio A. Montanari, Jorge Isaías, Neldo Candelero, Jaquelina Tesei y María Eugenia del Zotto, entre otros, el número 32 de Ciudad Gótica, recientemente aparecido, tiene como eje central un homenaje al poeta y pensador Fabricio Simeoni. A propósito de este acontecimiento, El Litoral entrevistó al director de la editorial y la revista, Sergio Gioacchini.

—¿Cuáles son las condiciones que permiten el regreso de una publicación como Ciudad Gótica, en un contexto de época que pareciera contradecir o reducir las posibilidades del texto?

—Creo que las condiciones no se plantean desde el contexto sino más bien desde las ganas que tenemos de que el contenido, la idea y la revista salgan. Principalmente, porque creemos que faltaba un medio que conectara a los creadores. La intención siempre fue la de funcionar como puente para quienes estén creando desde distintos lugares del país; para que se conozcan y muestren lo que hacen; y a partir de ello, llegar también a ese otro público que se nutre e identifica con sus obras.

—¿Creés que existe un discurso fácil que considera apresuradamente que la “gente no lee”; y que éste todo el tiempo es refutado por la proliferación de librerías, bibliotecas, editoriales, etc.?

—Sí, no creo que hoy no se lea, simplemente hay otras formas de lectura, otros códigos y tecnologías. Nosotros hace 22 años que existimos y vamos por el título número 664, lo que significa que hay autores que quieren publicar y gente que quiere leer. Después, hay franjas etarias y dentro de ellas, el público más joven es quizás el más exigente y al que hay que lograr seducir a partir de ideas que se acerquen más a su forma de interpretar el entorno, que es más visual y dinámico. Hay que salir de una idea rígida de la literatura para poder llegar a esos jóvenes que dominan formas de comunicación con diferentes lógicas y lenguajes, más intertextuales y abiertas.

—¿Cuál es la situación de la editorial en particular? ¿Cuáles son las ediciones planificadas en el corto y mediano plazo?

—La editorial empezó con la revista, enfocándose siempre en literatura. Con el correr del tiempo el tema de contenido se fue diversificando. Este año tenemos todavía unos 25 títulos que faltan por editar. Comenzamos a editar la poesía completa, en varios tomos, de autores de trayectoria como Jorge Isaías, Hugo Diz, Guallermo Ibáñez. Después, dentro de lo académico, tenemos un libro que es un verdadero desafío: “Los Juanitos, los otros y nosotros”, de Gloria Annoni, que fue la decana de Psicología de la UNR. Desde la editorial, nos movemos para generar interés en las ediciones y que la distribución sea lo más amplia posible. Con el nuevo espacio cultural -que estaremos inaugurando en breve en Rosario-, vamos a tener un punto de encuentro para los autores y para quienes quieran acercarse a nuestros libros más directamente.

—¿Qué nos podés decir del número 32?

—Haber logrado después de 10 años volver a sacar la revista, con la estructura necesaria para dar una continuidad bimestral al proyecto, es un gran logro. En este nuevo ciclo, lo que quisimos hacer es ampliar el contenido para abarcar toda la creación artística; hay literatura pero también hay música, teatro, cine, plástica, acrobacia sobre tela, etcétera. Queremos incluir todo lo que genera una creación artística y que todos los que quieran participar lo hagan. Hemos tenido colaboradores de excelente calidad, incluso algunos que por motivos de espacio no han podido aparecer en este número, estarán presente en la web de la editorial que estamos terminando de armar. La intención es justamente darle voz y espacio a esas personas, como autores o gestores culturales, que constantemente participan de la creación y de la promoción de la misma.

—¿Es posible desarrollar un producto editorial de calidad en el marco de un complejo panorama financiero? ¿Qué acciones o estrategias desarrollan para la difusión?

—El panorama es menos complejo que hace 10 años pero sí, sigue siendo complicado. Las estrategias son siempre las mismas: principalmente, crear productos de calidad, tanto en contenido como en el resultado final. Ciudad Gótica se ha valido mucho de la difusión boca en boca. Eso es algo muy positivo porque los autores se acercan ya conociendo la marca y su calidad. En este nuevo ciclo, la intención es además llegar a un público más amplio, estar conectados con otras provincias (como Córdoba, Corrientes o Entre Ríos), con otras ferias del libro y no centrarnos sólo en la de Buenos Aires. Tener en cuenta la de Villa Constitución, la de Santa Fe, la de Santo Tomé, eventos locales muy importantes que congregan a mucha gente y que son espacios para que el autor muestre su obra. Y tenemos la idea de ir generando otras ferias donde aún no haya, como en Rosario o Venado Tuerto. Porque hoy, a diferencia de otras épocas, los autores no van a ser “descubiertos”, no están siendo “esperados”, sino que una vez terminado sus escritos tienen que salir a mostrarlos, a hacer una militancia de su trabajo. Ciudad Gótica pretende ser el canal donde hacer fluir estos nuevos desafíos.