SOCIEDAD

Emoción, del concepto a la acción

  • El 25 y 26 de agosto se realizará en Santa Fe el V Seminario Argentino-Hispano “La emoción de lo social. Lo social en la emoción”. Organizado por el Departamento de Sociología, será en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL, en Ciudad Universitaria.
Emoción, del concepto a la acción

El seminario representa la continuación del VIII Seminario Hispano Argentino “Los discursos sociales de las emociones”, celebrado en 2014.

Fotos: gentileza producción

 

Ernesto Meccia (*)

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Podemos recorrer los programas de la televisión que hacen epicentro en personas comunes que cuentan su vida ante el auditorio, o aquellos en los que son homenajeados referentes de la cultura popular. Casi inevitablemente las lágrimas aparecerán y serán buscadas obstinadamente por la cámara. Luego podemos transitar por los mensajes de salutación en las redes sociales.

Parecieran haberse ampliado las efemérides sentimentales: fotos de cumpleaños de antaño, o de personas que murieron, o fotos de acontecimientos de actualidad, siempre acompañadas de un paratexto muy elevado en lo que a emociones y sentimientos se refiere (emoticons, incluidos). La lógica de las redes pareciera funcionar como una dadora de excusas para que la gente se exprese en un tono emocional y reciba un trato concordante. Algo que podría completarse viendo cómo a las efemérides individuales se le suma una inédita efemérides pública emocional, por ejemplo, el día de San Valentín, fabulosamente recreado en la Web al tiempo que sancionado en los noticieros de la televisión como un santo que, aunque “importado”, llegó para quedarse.

También deberíamos fijarnos en algunas nuevas palabras y personajes (se sabe que las palabras no se inventan ex nihilo, sino que vienen a cuenta de relaciones sociales existentes o en gestación). En los discursos de la gente, el psicoanalista tendría como contrincante al “coach”, personaje sindicado como una especie de “partero” de un montón de asuntos que tendríamos dentro. Sintomáticamente, el coach iría más directo al centro de nuestros problemas, aplicaría sobre nuestras dolencias un saber mucho más directo que el psicoanalista, demasiado protocolar y libresco.

Del mismo modo, es notable cómo para algunas dolencias, el médico fue reemplazado y/o complementado por el “terapeuta”, por la sospecha de que varias enfermedades tienen un origen emocional. Al respecto, la industria editorial acompaña estas circunstancias con un caudal numeroso y variado de producciones directas, muchas de las cuales ofrecen el testimonio de la propia experiencia para que quien quiera la tome.

Por último, algo más que inédito: temas tan dramáticos como el abuso sexual, las violaciones o las humillaciones por cuestiones de género y sexualidad también comenzaron a decirse en los medios masivos, a ser un tema recurrente en la televisión a modo de confesiones (re)cargadas de emociones, como si los nuevos conceptos forjados por los movimientos políticos encontraran en el lenguaje massmediático un “plug in”, quiero decir, un complemento que los vuelve realmente operativos para el beneficio de la gente.

Lenguaje emocional

Existe, diseminado y transversalizado, más lenguaje emocional. ¿Será la confirmación de que las emociones están modeladas por los medios de comunicación y comercializadas por las industrias terapéutica y editorial? Es indudable que sí. Pero no siempre y no en todo sentido: también el lenguaje emocional ha implicado en varias facetas de la vida social el crepúsculo del lenguaje del deber, de las obligaciones, de las adscripciones involuntarias. Aunque cueste verlo, en el ámbito doméstico, por ejemplo, la autenticidad con la que se expresan sus integrantes y que les permite defender sus proyectos de vida es consecuencia —entre otros factores- de las formas emocionales de la expresión.

Pero: ¿quienes estudiamos las emociones tenemos que pensar solamente en los talk-shows, en los libros de superación personal, en los webblogs, fotologs y videologs? Por cierto que no. De hecho, en el marco del V Seminario Argentino Hispano, aspiramos a mostrar otro enorme conjunto de temas adonde puede llevarnos el cultivo de una sociología de las emociones.

¿Qué es la emoción o el sentimiento? Según la socióloga norteamericana Arlie Russell Hochschild la emoción es la cooperación que nuestro cuerpo le da a una imagen, a un pensamiento o a un recuerdo: una cooperación de la cual el individuo suele ser consciente. En efecto, sin cuerpo no hay emoción pero el cuerpo no se conmociona porque las emociones nos arrebaten, nos inunden, nos gobiernen y nos manejen sino porque aprendimos a conmocionarnos ante ciertas imágenes, pensamientos o recuerdos.

A contrapelo de lo que tantas veces se piensa, que las emociones son espasmódicas y de manejo imposible, justamente, dice Hochschild, el tema en sí de la sociología de las emociones, presupone la capacidad humana de reflexionar sobre ellas, un hábito que se distribuye desigualmente según el tiempo, la edad, la clase social y el lugar de residencia.

La actividad de “configurar” los sentimientos se refiere al conjunto de actos a través de los cuales se intenta que se produzca un cambio en el grado o la calidad de una emoción. Para la autora puede hablarse de dos tipos amplios de elaboración de las emociones: la evocación, mediante la cual el foco cognitivo se dirige al sentimiento deseado que en el inicio está ausente, y la supresión, mediante la cual el foco cognitivo se dirige a un sentimiento no deseado que en el inicio está presente. Aspirar a sentir más compasión por aquello que nos rodea es un ejemplo de lo primero. Evocar a través del rechazo visceral aquello que presuntamente es distinto y de menor valía del que se emociona también. Ejemplos de lo segundo pueden ser: trabajar para suprimir o aquietar el asco que me producen ciertos interactuantes, o reflexionar para sentirme menos nervioso ante la presencia de las autoridades en el lugar del trabajo ya que si no me ven con soltura no seré catalogado como competente.

Notemos: con frecuencia las emociones, de tan espontáneas que se suponían, eran lo opuesto a la elaboración “racional”. Lo que nos está diciendo Hochschild es que, con más o menos conciencia, trabajamos ex profeso con las emociones, que no tienen nada de automático. Y ello porque su expresión (o represión) obedece a un paquete cognitivo inculcado socialmente que nos hace ver en términos del sentido de la oportunidad cuando es mejor mostrar u ocultar.

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Ernesto Meccia es columnista del suplemento Soy, de Página 12. En 2010 fue distinguido por el Consejo de Profesionales en Sociología por su defensa de los derechos humanos. Es socio honorario de la Asociación Argentina de Sociología. Foto: Noelia Pirsic

Control social

Lo dicho nos coloca en muchos escenarios de la vida social. La sociología de las emociones debería ser mucho más que el análisis de la intimidad como espectáculo que vemos todos los días en los medios de comunicación. Hay muchas personas y grupos sociales que no son de lágrima fácil. Por ejemplo, a pensar con términos nuevos los procesos de control social, de construcción de otredad y de subjetivación contemporánea.

Control social. El cine, la televisión, la literatura de autoayuda, las redes sociales, los reglamentos laborales del sector servicios, los instructivos para efectores de políticas públicas y distintos servicios de psicoterapia vienen funcionando como usinas pedagógicas de las emociones: ¿qué debemos sentir?, ¿cómo debemos hacerlo?, ¿cuándo?, ¿cuánto?, ¿dónde? ¿junto a quiénes? ¿sin quiénes?, obviamente, con toda la variabilidad que supone “quién es” —socialmente considerado- el sujeto sentiente. Ante una misma situación injusta: ¿cuánta ira puede manifestar un inmigrante comparado con un ciudadano nativo de clase media? Ante la misma situación embarazosa: ¿por qué tendría que demostrar vergüenza una mujer y no un varón, un anciano y no un joven, una anciana y no un anciano? Es evidente que las emociones no brotan del “ello” freudiano sino como resultado de reguladores sociales que ponen a disposición de la gente repertorios cognitivos asimétricos.

Construcción de otredad: algunas emociones requieren mayor colaboración corporal que otras. La repugnancia es una de ellas. Están quienes dicen que cuanto más cosas repugnen a una sociedad, más civilizada será, pero tal emoción no tiene lugar por cuestiones de mera evolución. Lo que repugna (y nos hace pensar en un vómito) es un concepto que nos hace ver a algunos sectores sociales como no-humanos. Quienes son repugnados son asociados a imágenes de flujo y contaminación de un sistema social “sano” que puede preservarse si tiene a la repugnancia como garantía. Así, las campañas de pánico moral terminan creando nuevas atmósferas cognitivas con las cuales se enlaza la emoción cobrando así sentido. Estamos en pleno análisis alla Hochschild: el cuerpo no presta colaboración a la emoción sino no tiene imágenes que lo movilicen. Interesante coordenada de análisis para pensar genealogías de genocidios o para evaluar cómo los noticieros cubren de los barrios “bajos” de las grandes metrópolis.

Subjetivación contemporánea. El “lenguaje afectivo” es un emergente en las sociedades posmodernas. Es un lenguaje utilizado especialmente para justificar experimentaciones biográficas. Tiene un marcado contraste con el “lenguaje del deber” (sobre todo de los deberes familiares, división social del trabajo mediante). Reñirse con los deberes supondría dar más rienda suelta a lo que se siente, pero aún así tendríamos que ver de qué formas la rienda es regulada. Algunos estudiosos sostienen que para lograr ser uno en la vida cotidiana y de esta forma “triunfar” las personas, en especial las mujeres, tienen que “enfriarse” emocionalmente de manera de poder calcular los costos y los beneficios de cada decisión. Las mujeres, en términos de Hoshschild, tendrían que “suprimir” emociones domésticas para elaborar sus nuevas emociones con un máximo de racionalidad. Otros investigadores, en cambio, consideran que el lenguaje afectivo entibia emocionalmente más al yo ya que le permitiría poner con consonancia el cuerpo con la acción y ambos con el sentir. No se trata “suprimir” sino de “evocar” emociones y sentimientos ligados a la equidad entre los géneros, transformando la vida cotidiana en un ámbito de negociación permanente.

En fin, temas todos interesantes y desafiantes que tienen la particularidad de llevar la reflexión sobre lo emocional desde lo cotidiano e infinitesimal hasta los vastos procesos socio-históricos de cambio social.

(*) Sociólogo, magister en Investigación en Ciencias Sociales y doctor en Ciencias Sociales (UBA). Profesor estable de grado y posgrado en UNL y UBA. Es miembro titular de la Junta del Departamento de Sociología de la FHUC, UNL. Escribió dos libros: “La cuestión gay. Un enfoque sociológico” y “Los últimos homosexuales. Sociología de la homosexualidad y la gaycidad”.

 

El encuentro forma parte de las actividades de intercambio y cooperación que se desarrollan desde hace diez años entre la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL y la Universidad de Alicante.

 
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La complejidad del carácter “sentiente” de los sujetos fue subsumida hasta los años 80 en “grandes” líneas de pensamiento, que entendían que podían hacerse inteligibles las relaciones entre estructura y acción con poco análisis de los sentimientos.

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Informes e inscripción

fhuc.unl.edu.ar/inscripciones

Cronograma

Martes 25

A las 16: palabras de bienvenida a cargo de Claudio Lizárraga, Albord Cantard, Luis Donatello, Ernesto Meccia y Juan Antonio Roche Cárcel.

16:30: Ernesto Meccia, apertura temática “Emociones y teoría social. Un recorrido por la dimensión ‘sentiente' de sujetos, grupos sociales y configuraciones sociales”.

17: Leonor Arfuch, “El ‘giro afectivo'. Emociones, subjetividad y política”. Presenta: Alicia Serafino.

18: Mario Pecheny, “Esperas inciertas: la emoción y lo impersonal como competencias comunicativas en escenas de salud”. Presenta: Gabriel Obradovich.

19: Carmen Marimón Llorca, “De la ‘pasión' a la ‘emoción': La construcción verbal (y social) de las emociones en español”. Presenta: Carina Giletta.

20: Cierre.

Miércoles 26

16: Juan Antonio Roche Cárcel, “Crisis y sentimiento del miedo al Otro en el cine de terror. El caso de ‘King Kong”. Presenta: Leonor Milia.

17: Ricardo Iacub, “Narrativas y emociones en el erotismo hacia la vejez”. Presenta: Pamela Sosa.

18: Diana Maffía, “Epistemología de las emociones: de obstáculos de la razón a razones de la violencia”. Presenta: María Serra.

19: Adrián Scribano, “Normalización, consumo y disfrute: una mirada desde los cuerpos/emociones”. Presenta: Ernesto Meccia.

20: Palabras de cierre de Virginia Trevignani, coordinadora de la Carrera de Sociología FHUC UNL.