Asalto en Barranquitas

“Me dispararon a quemarropa”

  • Un comerciante fue herido de bala por delincuentes que lo asaltaron anoche. Afortunadamente, se recupera. Ocurrió en una carnicería de Saavedra y Domingo Silva.
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“Antes de escapar, los ladrones me dispararon, a unos 20 centímetros de distancia”, contó Francisco Lazzarini.

Foto: Danilo Chiapello

 

Joaquín Fidalgo

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Un joven carnicero de barrio Barranquitas fue baleado anoche, durante un violento asalto. Afortunadamente, el disparo que recibió a “quemarropa” no afectó ningún órgano vital y se recupera en una camilla del Hospital Cullen.

Francisco Lazzarini tiene 33 años y ya pasó más de la mitad de su vida atendiendo su negocio, ubicado en la esquina de Saavedra y Domingo Silva. “Me gusta cómo me gano la vida. Laburando. Es lo que sé hacer y siento que nací para esto. Lo hago con gusto. Yo entro a mi negocio y estoy tranquilo, me siento feliz. Lo voy a seguir haciendo. No me imagino otra forma de vivir”, manifestó esta mañana el comerciante, luego de ser intervenido quirúrgicamente por la herida.

“Es la 12ª vez que me asaltan -agregó-. Siempre a mano armada. Pero esta vez fue la más grave de todas. Yo empecé a trabajar de muy joven y no me veo haciendo otra cosa. Esto es mi vida. Uno toma precauciones, pero nadie está a salvo”.

Anoche, aproximadamente a las 20.30, dos delincuentes entraron a la carnicería. “Yo estaba atendiendo a un cliente cuando entraron estos tipos, con los cascos puestos. El que estaba armado con un revólver vino directamente detrás del mostrador, adonde estaba yo. El otro, que tenía un destornillador en la mano, amenazó y le robó a la persona que había entrado a comprar. Traté de que se queden tranquilos y les di todo lo que tenía, unos 2.000 pesos que había en la caja registradora, pero ellos querían más. Se desesperaron y el que tenía el destornillador me tiró un puntazo. Lo pude esquivar y me enfurecí. Entonces nos trabamos en lucha. Yo los quería sacar del local a los empujones. Así los llevé hasta el umbral y en ese momento, antes de escapar, me dispararon a unos 20 centímetros, a quemarropa”, relató Lazzarini.

La bala impactó en la ingle del joven. “Nadie está preparado para pasar por algo así. Sentí un ardor. No sé por qué pero caminé hasta el fondo del negocio y luego volví al frente. Entonces me bajó la presión, se me nubló la vista y me tiré al piso. Los vecinos se portaron muy bien. Llamaron a la policía y una ambulancia llegó en cinco minutos”, recordó.

El carnicero fue trasladado hasta el Hospital José María Cullen, donde fue sometido a una intervención quirúrgica, que resultó exitosa. “Es muy difícil trabajar así. No sabés si el que quiere entrar es un cliente o un ‘choro'. Ése es el tema. Uno discrimina al final. Tal vez son buenas personas, pero uno está ‘quemado con leche'. A partir de las 18, yo atiendo con la puerta cerrada con llave, pero anoche la dejé abierta cuando entró el último cliente. Me confié. El barrio está muy complicado, muy abandonado. Hay muchos a asaltos a casas de familia, a comerciantes. Uno está y piensa: ¿cuándo me va a tocar? Estamos acorralados. Sabés que en algún momento te va a tocar y a mí me tocó”, se lamentó Lazzarini.

 

"Me gusta cómo me gano la vida. Laburando. Es lo que sé hacer y siento que nací para esto. Lo hago con gusto. Yo entro a mi negocio y estoy tranquilo, me siento feliz. Lo voy a seguir haciendo. No me imagino otra forma de vivir”.

francisco lazzarini

comerciante