Horrenda sospecha

Caso Farré: “Si entraban los abogados al vestidor también estarían muertos”

La abogada que intervino en el proceso de divorcio entre el empresario Fernando Farré y su mujer, Claudia Schaefer, asesinada a puñaladas en el vestidor de la casa del country Martindale, en Pilar, el viernes último, consideró hoy que si los letrados que acompañaban ese día a ambos hubieran logrado entrar al lugar del ataque también estarían muertos.

“Quizá si la abogada de mi estudio, que tiene 25 años, y el doctor (Carlos Alfredo) y Quirno (representante de Schaefer) lograban entrar a ese lugar no sólo estaríamos lamentando a Claudia sino a otras dos víctimas”, manifestó Mariana Gallego en diálogo con C5N.

La letrada contó cómo fueron los momentos previos al crimen, según le relató la abogada que trabaja para su estudio, quien acompañó a Farré hasta el country a esperar que Schaefer fuera a retirar sus efectos personales, como habían acordado días antes.

“Se encontraron en Capital. Farré manejó el auto, llevó a la abogada y su mamá al lugar. Estaba de buen humor, hablaba normalmente, hasta les preparó un té en la cocina”, describió la letrada.

Según Gallego, “pasadas las once, llegó Claudia con Quirno y entran por una puerta lateral que da a la cocina”. Permanecen todos allí, hasta que en un momento los abogados se retiran y quedan Farré, su madre y Schaefer solos.

La abogada dijo que nadie vio al empresario tomar cuchillos de la cocina, según consta en la causa, y que los abogados recién advirtieron que algo sucedía cuando escucharon una voz de alerta de la madre de Farré.

Gallego contó que a poco del crimen, la madre de Farré la llamó para que continuara interviniendo en los trámites civiles, aunque le dijo que no, y añadió que la mujer le dio una versión de los hechos que no cree ni comparte.

Consultada sobre la asistencia que le brindó al empresario durante el proceso para llegar a la separación, la abogada dijo que “había dos temas que para Farré eran claves: seguir viviendo con los hijos y la preocupación por no poder continuar con su nivel de vida y la exigencia de empezar a vender bienes gananciales”. Gallego aseguró que el empresario estaba obsesionado con que su mujer vendiera su camioneta, que costaba más de un millón doscientos mil pesos, a lo que ella se negaba porque decía que los gastos los pagaba la empresa para la que ella trabajaba.

Incluso, Farré llegó a mandarle un mail al jefe de su esposa para decirle que él quería vender ese vehículo, confirmó Gallego para ejemplificar lo “obsesivo” que estaba con ese asunto. “La mujer hacía mucho que le venía pidiendo separarse, miles de veces, es cierto, y yo lo hablé con él y le dije andate, basta”, recordó.