ESTA NOCHE, EN ATE CASA ESPAÑA

Una parte de la familia

María Valenzuela llega con el unipersonal “Se nos fue María y mi vida es un caos”, donde se repasa con humor la relación entre dueñas de casa y empleadas domésticas.

E1-F1-PRENSA03.JPG

Valenzuela se multiplica en el escenario en ocho personajes, entre los dos lados de la relación laboral.

Foto: Gentileza La Gira Producciones

 

Ignacio Andrés Amarillo

[email protected]

María Valenzuela llega con el unipersonal “Se nos fue María y mi vida es un caos”, dirigido y adaptado por Manuel González Gil sobre el libro de Jéssica Fainsod. Será esta noche, desde las 21.30, en ATE Casa España (Rivadavia 2871).

El acceso será gratuito para los afiliados a ATE y un acompañante. El costo de las entradas va de $ 200 a $ 150 con un costo administrativo de $ 20.

Mensaje con humor

Antes del desembarco, El Litoral conversó con la actriz sobre el desafío de este espectáculo de humor con contenido social.

—Contanos un poco sobre la obra.

—Lo más importante es que toca un tema social, que es importante para las amas de casa y las familias en general, que es el trabajo de la empleada doméstica y sus derechos logrados. Es una obra de Jéssica Fainsod, con una adaptación original de Manuel González Gil, muy inteligente, donde ironiza y desnuda la relación de algunas empleadas domésticas con algunas “patronas”, entre comillas.

Es un unipersonal, estoy una hora y cuarto en el escenario; hago ocho personajes: dos dueñas de casa, Elena que es la protagonista además de María, y después hago seis empleadas domésticas cambiándome de ropa, de pelucas, de personalidad, de tono de voz. Va contando al público (los hace cómplices) lo que le pasó en su vida con respecto a María que un lunes no apareció.

Es una comedia absolutamente muy divertida, no tiene nada de drama; esto es para la gente que me ha visto en comedias dramáticas o en “drama-drama” en teatro, a lo largo de tantas giras a lo largo de tantos años: creo que son como 11 años de giras que vengo haciendo. Esto es pura y exclusivamemente humor: es para divertirse y, como cualquier obra que intenta dejar un mensaje, el mensaje de esta obra es concientizar. Concientizar a aquellas dueñas de casa que no tienen a sus “Marías” en regla para que puedan hacer uso de sus derechos; que se terminó aquella época en que la “mulatita” cebaba mate a la patrona.

Yo tengo una “María” que se llama Elsa, que hace 19 años que está con nosotros, que me ha ayudado a criar a mis hijos. Esto va más allá de tener la casa y la ropa en orden y la comida lista; lo más importante es que están con nuestros hijos: les brindan amor, protección, y se ocupan de ellos para que nosotras podamos salir a trabajar. Mi Elsita es como mi hija mayor, ya es parte de la familia.

Apuesta actoral

—¿Cómo llegaste a la obra? ¿Habías leído el libro antes?

—El libro no lo conocía. Soy muy amiga y admiradora de Manuel, es un gran maestro con el cual hice muchas obras de teatro, como “Porteñas”, “Las chicas del calendario”, “Máscaras”... Un día lo llamé y le dije: “Manuel, tengo ganas de hacer algo, ¿tenés algo?”. Me dice: “Me acaba de llegar un material que me parece que está muy bueno, pero es un unipersonal. ¿Te animás?”. “Sí, me animo”. Porque es difícil sostener sola arriba del escenario una hora y cuarto de obra.

Ahí empezamos a trabajar, y a divertirnos, y a surgir cosas. Así empezó, y hoy hace ocho meses que estamos de gira nacional: por las provincias, por las ciudades grandes, por las chicas, pueblos, pueblitos. Estoy llegando a los pueblos más escondidos de nuestra Argentina, cosa que me enorgullece y me da mucho placer, por el agradecimiento que tiene la gente de que uno le lleve un espectáculo teatral: están ávidos de teatro y las obras no llegan.

—¿Cómo es el desafío de desdoblarse en tantos personajes?

—Actuar es un juego: entonces de pronto soy una empleada doméstica y al segundo paso a ser la patrona. Y al segundo otra empleada doméstica. Es un juego muy bien armado, donde estoy muy contenida; para los cambios tengo una murguita muy original que hizo Gabriel Senanes (que fue director del Teatro Colón) donde me hace cantar. Eso me ayuda a hacer los cambios de personajes. Se supone que Elena empieza a hacer un casting de mucamas, porque como no está María, empieza a tomar entrevistas a las empleadas.

La obra es muy dinámica, nunca decae: va in crescendo y termina con un final totalmente inesperado. A mí me encanta porque antes del final estoy hablando al público, rompo la “cuarta pared”, y les hablo a ellos, les miro las caritas de sorpresa, porque no se esperaban el final (que no vamos a adelantar, obviamente). Lo que me pareció por parte de Manuel una vuelta de tuerca muy inteligente.

En movimiento

—¿Cómo elegís los proyectos en los que te involucrás?

—Los proyectos llegan, me tiene que gustar primero que nada la historia, el cuento que vamos a contar. Después me fijo en la dirección, bajo la mirada de quién voy a estar, con quién vamos a debatir, qué es lo mejor para el personaje. Y también, no siendo un unipersonal, me interesa saber el elenco. En base a que cierre todo eso es cuando me meto de lleno en el proyecto.

—Hablando de proyectos, ¿tenés algún otro en vista?

—Hasta noviembre vamos a estar con este espectáculo. Estoy dos días en Capital y el resto estoy viajando: es la primera vez que me pasa en mi vida que estoy más afuera que adentro de mi casa. Después veremos en el verano si podemos continuar, porque realmente disfruto mucho: cuando llega la risa desde la platea al escenario es absolutamente sanadora, y hace que yo me divierta. El público se divierte y yo me divierto con ellos. La idea que tenemos con Manuel y Jéssica es hacer temporada de verano en algún lugar y luego continuar todo el 2016 con esta gira.