crónicas de barrio

En el mismo barrio hay diferencias entre el este y el oeste

Loyola Norte, entre el amparo de San Ignacio y el abandono

  • El barrio surgió en 1970, cuando se loteó la quinta de los jesuitas. Hoy, entre el este y oeste de la jurisdicción hay notorias diferencias. Mientras que el primero denota mejoras, el segundo está postergado. Con Loyola Norte termina Crónicas de Barrio.
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Vivir de lo que otros tiran. Muchas familias de la jurisdicción se dedican al cirujeo. Buscan cartones que luego venden y también bolsas de residuos.

 

Al noroeste de la ciudad se localiza un barrio que, a diferencia de muchos otros, no limita con ninguna avenida troncal. Para llegar a Loyola Norte hay que agarrar Blas Parera hasta Teniente Loza y doblar como para ir al Mercado Concentrador de Frutas y Verduras. Luego, la avenida 12 de Octubre que atraviesa Yapeyú es la que conduce al barrio.

En Loyola Norte las cuadras son dispares. Hay calles más transitadas que otras, “más tranquilas o más peligrosas” en palabras de los propios vecinos. Como dice la regla general de los barrios, el sector oeste de la jurisdicción está más postergado que el este, donde se localizan negocios de distintos rubros y le dan a la zona un aspecto comercial.

Sobre la historia del barrio, El Litoral puede saber que tiene que ver con un legado ignaciano. De hecho, el nombre correcto es San Ignacio de Loyola Norte. Se llama así porque en ese sector de la ciudad, a fines del siglo XIX, estaba la quinta de los jesuitas. En un terreno de 600 hectáreas, se criaban más de 300 animales, se desarrollaban el cultivo y la producción de leche. Todo era para abastecer al Colegio de la Inmaculada. A esa quinta también concurrían los sacerdotes para descansar y los alumnos para jornadas espirituales. En 1970 los terrenos se lotearon y surgió el barrio, que se dividió en norte y sur.

La Compañía de Jesús se quedó con 28 hectáreas que en abril del año pasado fueron donadas al municipio para ser incluidas en el Banco de Tierras de la ciudad.

Loyola Norte linda con Yapeyú al norte y al este, con Loyola Sur al sur, y con San Agustín al oeste.

La inseguridad y las calles

Hoy el barrio pide que se resuelvan dos cuestiones fundamentales: el pésimo estado de las calles y los hechos de inseguridad. “Hay calles que cuando llueve, directamente quedan aisladas. No ingresan remises, ni ambulancias... Hace años que no tiran un mejorado, ni pensar en una carpeta asfáltica”, dijo una vecina.

Con respecto a la inseguridad, los vecinos remarcan que “la realidad no difiere a la de otros barrios”. “Acá hay bandas antagónicas que suelen cruzarse y cuando eso pasa se arman tiroteos. Los vecinos nos enteramos en el mismo momento en que escuchamos los disparos, y es ahí cuando todo el mundo se mete adentro. La policía aparece cuando ya pasó todo”, advirtió un hombre.

POSTALES

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Los espacios públicos en Loyola Norte no abundan. Por eso, los vecinos se encargan de mantener una placita que se encuentra en el corazón del barrio. Hace un tiempo se cortó un cable de la luz y los chicos estuvieron mucho tiempo sin poder utilizarla porque nadie reparaba en el problema.

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Pese a que el barrio se loteó en 1970, en Loyola Norte hay viviendas irregulares, casas que se levantaron en tierras ajenas y dieron origen a un asentamiento. Los vecinos de ese sector quieren regularizar su situación dominial a los fines de acceder a diferentes servicios de una manera segura.

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A la hora de esperar el colectivo muchas personas acuden a la compañía. Tal es el caso de las personas de la fotografía. Es que por la inseguridad, todos los vecinos tratan de manejarse siempre con alguien y nunca solos ya que así se corre más riesgo de ser una víctima.

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Los más antiguos del barrio

Enzo y Belquis, dos ejemplos

Hace 47 años que Enzo y Belquis Miño viven en Loyola Norte. Adquirieron dos terrenos que les compraron a los jesuitas y comenzaron a construir su casa a pulmón. En ese entonces era todo campo y caminaban hasta Monte Vera para desmontar árboles que luego cambiaban por ladrillos. Su vida no fue fácil, todo lo que lograron lo hicieron con mucho esfuerzo y sacrificio. Actualmente reclaman el asfalto de su calle Alfonsina Storni al 6800 debido a la necesidad del ingreso de ambulancias. En la cuadra existen muchas personas que deben ser atendidas de urgencia. De hecho, Belquis necesita hacerse diálisis tres veces por semana.

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La voz de una vecina del oeste

Nieves se iría del barrio

Nieves Reijer hace 47 años que vive en el barrio. Se mudó cuando tenía siete y afirma que si pudiera se iría de la zona. La carencia en los servicios básicos es un problema que viene reclamando hace años. Los días que llueve se tapan las cunetas y se inundan las casas y las calles; los cables de luz cortados y colgando se ven por todas partes; la falta de un dispensario para los enfermos es otro problema; el basurero realiza su recorrido cuando quiere; y la carencia de agua potable en las viviendas hacen que Loyola Norte sea un lugar inhabitable. Nieves es vecina del sector oeste del barrio, el más postergado.

Fin de Crónicas de Barrio

  • En noviembre de 2012 El Litoral puso en marcha Crónicas de Barrio. La idea fue mostrar la ciudad en el marco de un trabajo multimedia —que uniera los tres soportes: diario, televisión e Internet— con el objetivo de darle voz a quienes viven en la capital provincial.

A casi tres años de la primera salida, que fue Alto Verde, Crónicas de Barrio llega a su fin porque se terminaron de recorrer las más de cien jurisdicciones que hoy tiene la ciudad —entre barrios tradicionales y nuevos que surgieron con la inauguración de planes habitacionales.

El Litoral agradece a toda la gente que aportó su granito de arena en cada entrevista con la única finalidad de hacer una mejor ciudad para todos. Quedó claro que la seguridad es la mayor cuenta pendiente en los barrios de la ciudad.