En la zona aumentan los locales vacíos

Ocupas usurparon un local en la Recoleta

  • El inmueble está sobre 25 de Mayo al 3300. Pese a que tapiaron la puerta le hicieron un boquete para ingresar. “Está lleno de ratas”, se queja el vecindario.
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Kijano Bar. El nombre quedó impreso en la pared de esta vivienda en la que funcionó un local nocturno y ahora es ocupada por intrusos.

Foto: Mauricio Garín.

 

De la Redacción de El Litoral

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La zona de la Recoleta santafesina transformó su fisonomía durante el último año y tras la “mudanza” de la movida nocturna hacia las afueras del ejido urbano es menor el movimiento de gente que se observa por las calles durante la noche en algunas zonas puntuales. La esquina de 25 de Mayo y Obispo Gelabert es un caso testigo: locales vacíos, poco movimiento de gente y hasta un ex bar que funcionaba sobre la vereda oeste de 25 de Mayo al 3300 fue invadido por ocupas; pese a que le tapiaron su ingreso, le hicieron un boquete y volvieron a intrusarlo.

El local en cuestión presenta un estado de abandono. “Dicen que está en sucesión”, aseguró una vecina de la cuadra. “Nosotros vemos que cada tanto viene la policía y los saca (a los usurpadores), pero vuelven y se meten”, describió la mujer.

Al frente tiene pintado un nombre: Kijano Bar. Desde los barrotes de un ventanal que está abierto y desde donde emana un fuerte olor, se puede observar la oscuridad en su interior. Al costado, donde había un pórtico de acceso, levantaron un muro con ladrillos huecos para tapiar el ingreso. Es llamativo en el paisaje urbano observar un inmueble sin puerta.

“El olor que sale de ese inmueble es inmundo y está lleno de ratas”, continuó el relato otra vecina. Sobre esa cuadra, un poco más al sur, funciona el pelotero El Mago de Oz. Antes tenía su ingreso sobre esa cuadra de 25 de Mayo al 3300, pero por el reiterado reclamo de muchos padres de los niños que iban al pelotero a festejar los cumpleaños y eran amedrentados por los “trapitos” que se juntan al frente de esa vivienda, optaron por clausurar ese acceso y abrieron la entrada principal sobre calle San Martín.

Ahora, el muro de ladrillos que tapiaba la puerta del inmueble fue vandalizado. Le hicieron un boquete por el que desconocidos lograron acceder nuevamente al local en estado de abandono. Y los vecinos dicen que es utilizado como “aguantadero” por los “trapitos” de la zona que deambulan por la noche.

Zona roja

A pocos metros de allí, en Obispo Gelabert al 2400, el local de comidas Ohashi Saiki fue asaltado cuatro veces en menos de un mes. El último robo fue el domingo 27 de septiembre pasado, cuando manos anónimas se llevaron la caja registradora tras violentar algunas aberturas del negocio.

Los casos anteriores se dieron también los fines de semana y sus autores emplearon una metodología bastante parecida. Casi siempre irrumpen durante la madrugada, rompen o violentan la puerta de ingreso y sustraen lo que tienen a mano en contados segundos. Es que por las noches en la penumbra y ante tantos locales vacíos, la zona parece transformarse en tierra de nadie. Muchos bares cerraron sus puertas y los negocios que permanecen funcionan en horario de comercio cuando hay luz natural y movimiento de gente.