al margen de la crónica

Muerte digna

En el día de ayer, dos importantes hechos ocurrieron en favor del derecho de las personas a tener una muerte digna y asistida.

En primer lugar, los médicos que atienden a Andrea, una niña española aquejada de una grave enfermedad degenerativa e incurable, aceptaron retirar la alimentación artificial que la mantiene con vida, tal y como pedían sus padres.

El abogado de la familia aseguró que Andrea tendrá “una muerte digna”, aunque se desconoce cuando se producirá el desenlace. “Lo que sí que está claro es que va a tener un final dulce, un poco más fácil que la vida que ha tenido hasta ahora”, dijo.

Los progenitores de la menor argumentaban que su estado de salud se había deteriorado hasta extremos muy dolorosos y que le causaba un “grave sufrimiento”.

“Yo lo que quiero es que mi hija cierre los ojos y poder despedirnos de ella. Queremos una muerte digna para nuestra hija”, dijo la madre ante periodistas.

En 2011, el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011) dio los primeros pasos para impulsar en España la llamada Ley de Muerte Digna, pero ésta nunca llegó a aprobarse.

El segundo caso: en el estado norteamericano de California se aprobó el suicidio asistido para pacientes terminales después de que el gobernador Jerry Brown firmara la ley con la que entra en vigor.

Según dicha norma, el suicidio asistido consiste en que el paciente puede obtener, por expreso pedido, una medicación por parte del médico que lo ayude a morir. Este tipo de eutanasia ya es legal en estados norteamericanos como Oregon, Washington, Montana y Vermont.

“No sé qué haría si me estuviera muriendo con dolores permanentes y tortuosos”, escribió Brown, que también podría haber frenado la ley aprobada por el Senado californiano, en un comunicado tras su firma. “Pero estoy seguro de que me aliviaría tener la posibilidad de analizar las opciones que brinda esta ley. Y no me gustaría quitarle ese derecho a otros”, concluyó.