La documentalista del fracaso de la utopía soviética

Svetlana Alexiévich gana el Nobel de Literatura

La bielorrusa Svetlana Alexiévich obtuvo el codiciado premio en su edición 2015, informó hoy la Academia Sueca, que explicó que el galardón se le otorga por su obra polifónica que le hace un monumento al sufrimiento y al coraje en nuestro tiempo.

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Premiada. La flamante ganadora del Nóbel de Literatura 2015, Svetlana Alexievich en el antiguo ayuntamiento de Leipzig, Alemania. Foto: Agencia EFE

 

Redacción El Litoral

Agencias EFE/DPA

La escritora bielorrusa Svetlana Alexiévich, galardonada hoy con el Premio Nobel de Literatura 2015, es una maestra del reportaje literario, género con el que relata con toda su crudeza el fracaso de la utopía soviética.

“El hombre soviético no ha desaparecido. Es una mezcla de cárcel y guardería. No toma decisiones y simplemente está a la espera del reparto. Para esa clase de hombre la libertad es tener veinte clases de embutido para elegir”, dijo al recibir el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes (2013).

De padre bielorruso y madre ucraniana, Alexiévich nació el 31 de mayo de 1948 en el oeste de Ucrania, aunque posteriormente su familia emigró a la vecina Bielorrusia. Trabajó como profesora de historia y de lengua alemana, aunque pronto optó por dedicarse a su verdadera pasión, el reportaje, y, de hecho, en 1972 se licenció en la Facultad de Periodismo de Minsk y ejerció como redactora en varios diarios de su país. Su primer libro, “La guerra no tiene rostro de mujer” (1983), le costó un varapalo de las autoridades soviéticas, que le acusaron de naturalismo y pacifismo, críticas que impidieron su publicación.

Aunque ingresó en 1984 en la Unión de Escritores de la Unión Soviética, no pudo publicar hasta la llegada de la Perestroika en 1985 el primer libro de su ciclo “El hombre rojo. La voz de la utopía”. Traducida a más de veinte idiomas, el libro narra el inconmensurable coste de la victoria sobre la Alemania nazi en la Gran Guerra Patria, como se conoce en esa zona del mundo, la Segunda Guerra Mundial.

Aunque la mayoría de los soldados soviéticos fueron hombres, las mujeres sufrieron tanto en el frente de batalla como en la retaguardia como madres, hijas y hermanas.

Ese mismo año se publicó también “Últimos testigos”, relatos que fueron muy alabados por la crítica como precursores de la “nueva prosa bélica” y que recoge las voces de aquellos que vivieron de niños (6-12 años) la contienda.

La Guerra de Afganistán, acontecimiento que precipitó la desintegración soviética, es el protagonista de “Los chicos del zinc” (1989), pero desde el punto de vista de los veteranos y de las madres de los caídas en el país centroasiático.

Para escribir esa obra, Alexiévich dedicó cuatro años a viajar por la Unión Soviética e incluso visitó Afganistán, pero su publicación estuvo rodeada por la controversia, ya que la escritora fue acusada de profanar la memoria de los héroes de la guerra.

Una vez consumada la caída de la URSS, Alexiévich dio una nueva vuelta de tuerca en su investigación sobre el fracaso de la utopía comunista con “Hechizados por la muerte”, un reportaje literario sobre el suicidio de aquellos que no soportaron el fracaso del mito socialista (1994).

“Voces de Chernóbil” (1997) documenta las vivencias orales sobre el trauma que supuso la mayor catástrofe nuclear de la historia de la humanidad (1986) y que puso de manifiesto la amenaza que el fallido proyecto soviético representaba para el resto del mundo.

pero fue recién con “Tiempo de segunda mano”, publicada en 2013, que comenzó a sonar como una de las favoritas al Nobel.

Candidatos

  • Varios activistas rusos, el papa Francisco, el médico congoleño Denis Mukwege y el sacerdote católico Abba Mussie Zerai son algunos de los principales aspirantes al Nobel de la Paz de este año, que se anunciará mañana en Oslo.