Un lugar para aprender, contener y acompañar

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Agustina Eguiluz y Luciana Invernizzi, dos de las profesionales que integran el equipo interdisciplinario de la institución.

En el corazón de barrio Sargento Cabral funciona, desde hace cinco años, Piedra Libre, un espacio destinado a la detección temprana y el abordaje de problemas del desarrollo, donde el eje está puesto en el trabajo interdisciplinario de doce profesionales, y el vínculo con la familia es fundamental.

 

TEXTO. REVISTA NOSOTROS. FOTO. MAURICIO GARÍN.

Un espacio terapéutico interdisciplinario destinado a niños, niñas y adolescentes que son tratados de manera integral y con el acompañamiento familiar como pilar: ésa es la definición más simple de Piedra Libre, la institución ubicada en barrio Sargento Cabral donde el nombre, el entorno y el mismo edificio invitan a abordar problemáticas complejas desde una perspectiva amplia e integradora.

Luciana Invernizzi, terapista ocupacional, y Agustina Eguiluz, psicomotricista, son dos de las profesionales que coinciden en ese espacio desde distintas disciplinas: Terapia Ocupacional, Psicología, Psicomotricidad, Psicopedagogía, Kinesiología, Fonoaudiología, Pediatría y Educación Especial. “Nuestra particularidad es el trabajo interdisciplinario porque el niño es uno solo, no una suma de partes. Entonces, es fundamental su abordaje completo. Tenemos reuniones, ateneos y debatimos los casos desde ese enfoque. El otro pilar es el acompañamiento familiar porque sin ese apoyo no se puede avanzar. La idea es formar un equipo entre los profesionales, el niño y su familia para plantear los objetivos y ver los logros que se van alcanzando en todo el proceso”, explicaron.

DESDE EL PRIMER MOMENTO

Como se dijo, “el objetivo es brindar abordajes integrales a los niños y adolescentes, y a sus familias”, explica Invernizzi, en diálogo con Nosotros. “Trabajamos desde el punto de vista sistémico con las familias de los niños que presentan diferentes dificultades: desde problemas de desarrollo o de aprendizaje hasta retrasos mentales leves o motrices. También abordamos el tema del TGD (trastornos generalizados del desarrollo) y autismo”.

“Las dos somos estimuladoras tempranas -apunta Eguiluz- y comenzamos a hacer un trabajo en las neonatologías presentando un proyecto sobre la importancia de esta práctica, sobre todo en situaciones de niños que nacen prematuros, con bajo peso y en riesgo. Por eso es importante trabajar en la prevención. Nuestro proyecto estuvo situado en la neo, donde el personal de salud puede notar si hay niños que van a tener una necesidad de tratamiento específico. Desde ahí hacemos la intervención y la contención del grupo familiar porque se trata de madres que pasan mucho tiempo en el hospital; a veces son meses en los que están alejadas de sus otros niños”.

Ambas coinciden en que desde hace un año tienen mucha demanda en temas de estimulación y consultas de desarrollo: “Cada tanto, los padres vienen a preguntar cómo pueden ayudar, de qué manera intervenir. “Es un seguimiento que creció mucho en el último tiempo y que es necesario, porque a veces ellos desconocen en qué pueden acompañar el desarrollo de sus hijos”.

- ¿Los padres se comprometen en este acompañamiento?

- Tenemos casos en los que sí lo hacen; padres muy comprometidos y otros a los que les cuesta más. Dentro del consultorio, la pauta es que en el trabajo terapéutico se debe comprometer al padre y a la madre: su participación es fundamental y de ella depende el 50%, a veces más, de los resultados que se van a obtener en el tratamiento del niño. Primero, se muestra la importancia de ese acompañamiento que se termina de ver en el proceso que hacen los propios chicos.

- ¿Cómo llegan los niños y adolescentes a la institución?

- En algunos casos, por derivación médica. Nos ha ocurrido que nos llaman los papás porque se enteran de la existencia de este lugar o lo encuentran en Facebook, y nos piden una evaluación para su hijo, o porque quieren evacuar alguna duda. También llegan a través de las escuelas, derivados desde el gabinete psicopedagógico. Tenemos un radio de escuelas muy importantes en la zona y ya nos conocen. Además, como modalidad del consultorio, en estos años de trabajo siempre hacemos un curso destinado a la comunidad, a los profesionales y a los docentes con problemáticas que sabemos que son de su interés. En ocasiones nos ocurre que llama un padre porque observa algún comportamiento en su hijo que le genera una duda, a pesar de que el médico le dice que está todo bien. Eso es muy importante.

ESTÍMULOS

- En los últimos años se alude con insistencia a casos de niños con trastorno de atención, ¿consideran que hay un sobrediagnóstico, que a un niño inquieto se lo cataloga inmediatamente como tal?

- En realidad hay una demanda excesiva por déficit de atención y de hiperactividad, en niños que ya están diagnosticados así aunque no necesariamente tengan esas patologías. Tiene que ver con el ritmo de vida actual, los cursos numerosos y los maestros que se sienten sin las herramientas específicas. Hay una demanda muy grande que no siempre es recepcionada para tratamiento. A veces es un tema de recursos pedagógicos en las escuela. Acá se trabaja desde la orientación y con sugerencias a las escuelas. A veces se pueden aplicar estrategias mínimas para resolver el problema. Hubo un caso de un niño de jardín, de 4 años, cuya madre se mostraba desbordada por el tema de la atención, y cuando entramos al aula encontramos que estaba llena de estímulos excesivos. En ese contexto, pedirle al niño que se quede quieto era imposible. Es importante contar con recursos que se amolden a los chicos de ahora, que no pueden estar sentados todo el tiempo. Y quizás en una actividad en movimiento prestan más atención que en otra que requiere estar sentados.

- También hay una relación distinta de los niños con la tecnología.

- Ahora se habla de atenciones diversificadas; no tanto de falta de atención sino de la atención a todo, a muchos estímulos. Por ejemplo, suena el timbre mientras estamos trabajando y el niño enseguida pregunta “Quién es”, no porque esté desatento sino porque atiende al estímulo que acaba de suceder. Y eso tiene que ver con una buena atención, y es distinto del niño que sigue, como si nada, resolviendo un problema.

TALLERES

Una de las ideas centrales del espacio, presente desde el momento de su proyección, fue hacer talleres artísticos con objetivos terapéuticos, pero que puedan desarrollarse en grupo. Así es como funciona un taller de deambuladores, otro de habilidades sociales -para los pacientes más grandes, donde se trabaja el manejo del dinero, salidas al barrio y la interacción con otras personas- y uno más de grafoplástica.

Los tres tienen objetivos desde lo recreativo, pero están sostenidos por objetivos terapéuticos específicos e individuales.