editorial

En horas decisivas

  • El clima imperante mañana a la noche será determinante para el desenlace del proceso electoral, pero también para la inminente transición y el posterior nuevo período de gobierno.

El acto electoral de este domingo conlleva las habituales expectativas de toda renovación presidencial, pero una serie de datos previos le añade características especiales.

Por empezar, el hecho de que las proyecciones y encuestas señalen a un favorito, pero no garanticen su triunfo en esta primera instancia. Y de que la definición en primera vuelta o la necesidad de recurrir a un balotaje dependa de un margen de votos que, a priori, se considera que podría ser sumamente estrecho.

Esto hace suponer una larga vigilia hasta contar con una tendencia definitiva, incluyendo la eventualidad de que una diferencia demasiado escueta, en caso de que haya impugnaciones o dudas sobre el procedimiento, obligue a esperar el escrutinio definitivo para saber lo que haya ocurrido en las urnas.

Como es sabido, el escrutinio provisorio es el recuento que comienza no bien cierran los comicios, está a cargo del Ministerio del Interior y se efectúa a partir de los resultados electorales que aportan los telegramas provenientes de cada mesa de votación. En cambio, el escrutinio definitivo -que es el que tiene valor legal- es comandado por la Justicia Electoral, y se realiza con los resultados que constan en las actas de votación, contenidas en cada urna. Según se anticipó, el veredicto del escrutinio definitivo se conocerá una semana después de celebrados los comicios.

En este caso, la previsión de que el resultado se dirima por muy pocos puntos porcentuales, sumada a las acusaciones anticipadas -y más bien apresuradas- de “fraude” planificado, y la sombra del reciente escándalo de las elecciones tucumanas, obligaron a enfocar el problema de manera concienzuda.

En ese plano, deben analizarse las precauciones tomadas por la Justicia Electoral para asegurar la provisión de votos suficientes para todas las listas, y la eficaz custodia de las urnas. En lo que hace al recuento provisional, los Defensores del Pueblo de todo el país organizaron un dispositivo para estar presentes en 158 Centros de Transmisión Digitalizada del Correo Argentino de todo el país, observando el escaneo y envío del 82 por ciento de los telegramas con el recuento provisional de resultados de todo el país.

Y es que, precisamente, la correcta ejecución de estas medidas precautorias -acordadas con los partidos- es el único remedio posible para evitar irregularidades, que en las tensas horas de mañana a la noche y la madrugada del lunes puedan desembocar en un torneo de acusaciones y en un indeseable clima de incertidumbre y confrontación.

La dirigencia institucional y política parece haber tomado nota de todo eso. Y por ello, convocados por la Cámara Electoral, los jefes de campaña de los tres candidatos mejor posicionados tomaron un público compromiso de “prudencia” y acordaron que no “embarrarán la cancha” con proclamaciones anticipadas y denuncias de fraude, al menos hasta que el conteo de votos arroje una tendencia definitiva.

Naturalmente que el curso de los acontecimientos y la impronta de los distintos dirigentes políticos que componen cada uno de los espacios pueden dar por tierra con esta expresión de buena voluntad, pero a tal efecto es imperativo que funcionen adecuadamente los resguardos dispuestos. No es para menos, ya que, en buena medida, el ánimo imperante en las próximas horas se proyectará necesariamente sobre la inminente transición y será el prolegómeno del que signará el inicio del nuevo período constitucional.

La previsión de que el resultado se dirima por muy pocos puntos porcentuales, y la sombra del reciente escándalo de las elecciones tucumanas, obligaron a enfocar el problema de manera concienzuda.