Para niños y no tan niños

Dos novelas en un mismo libro de Ana María Molina

Por Alicia Barberis

Perdidos en Santa Fe son dos novelas para niños y no tan niños, en un mismo libro. Suceden en escenarios reconocibles y cercanos: la laguna Setúbal, Alto Verde, la Costanera, barrio Candioti, Colastiné, los riachos...

En la primera, que da título al volumen, Ana María Molina nos abre una puerta que al principio parece llevarnos a los recuerdos de su propia infancia, habitada por un caserón antiguo, un patio de tierra con naranjos y limoneros, y una calle empedrada de un barrio demasiado tranquilo, como dice su autora, para contarnos cómo Imanol y Delfina van transitando sus miedos y hacen nuevos amigos. Pero cuando Imanol descubre la Setúbal con sus aguas repletas de Optimist, empezamos a navegar en otras aguas, más movedizas e inquietas, y la novela se transforma en una aventura de ritmo marcado. A partir de esta inflexión, el relato nos mantiene en vilo a través de las peripecias de sus personajes que, rebelándose al estilo Tom Sawyer, escapan de su casa para iniciar su propio viaje a través de las islas y riachos, buscando el Paraná.

Perdidos en Santa Fe es un relato de iniciación, que refleja los sentimientos y emociones infantiles, sus temores y deseos, y la necesidad de demostrar y demostrarse que la sobrevivencia se conquista en esa etapa de la vida.

La segunda historia, ganar o perder, nos muestra otro escenario de Santa Fe, un reconocido club de tenis, en el que Ignacio Medina, el protagonista, hijo de la señora que atiende la limpieza de los vestuarios, acaba de perder un partido contra su eterno adversario. La novela, como la vida, va tejiendo tramas en las que emergen sentimientos contradictorios, dolores, alegrías, amores, encuentros y desencuentros.

Para hablar de su autora elegí algunos fragmentos, de la presentación que hizo el ilustrador de estas luminosas historias, como él mismo las califica.

Ana María Molina, alguien que se define como jubilada, me dice que tiene unos cuentos ambientados en Santa Fe para ilustrar. Los cuentos me gustaron muchísimo y me puse a trabajar. Entonces me pregunté ¿jubilada de qué es Ana para escribir tan bien? Ya con el libro en las manos, descubro en la información de solapa que además de haber sido maestra, Ana había sido becada para estudiar inglés en los Estados Unidos, que es licenciada en Ciencias de la Información, y traductora de Inglés.

Me cae bien la gente que se reinventa. Que a cualquier edad decide hacer algo que nunca hizo y mostrarlo al mundo. Intuyo que Ana ha vivido desafíos mayores, pero es admirable que a los 67 años alguien escriba un hermoso libro por primera vez.

Perdidos en Santa Fe. Ana María Molina, con ilustraciones de Carlos Pinto. Ediciones de autor, La Plata, 2015, 120 páginas.