Una editorial que crece

Rubinzal-Culzoni cerró un buen año y aguarda con expectativas el 2016

  • El titular de la empresa, Isaac Rubinzal, cerró el año con reconocimiento hacia la empresa de parte de la Mesa de Entidades Productivas de Santa Fe.
Rubinzal-Culzoni cerró un buen año y aguarda con expectativas el 2016

La Mesa de Entidades Productivas realizó un reconocimiento a Isaac Rubinzal. Foto: Gentileza Rubinzal-Culzoni

 

De la Redacción de El Litoral

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En el cierre de un año en el que la publicación del nuevo Código Civil comentado y dirigido por Ricardo Lorenzetti les permitió dar un salto importante. Isaac Rubinzal, titular de la editorial Rubinzal-Culzoni, se mostró expectante sobre el futuro de la industria editorial argentina a partir de las medidas que está tomando el gobierno en general, y en particular con la apertura para la importación que se ha implementado.

“No puedo hablar del libro en forma general. Desde nuestro sector, que es el técnico científico, diría que no habrá incidencia porque el libro importado entra solamente para el académico. El abogado en ejercicio de la profesión no lee libros importados salvo rarísismas excepciones. Lo que si creo -es una opinión personal- es que en el libro de interés general y la lectura por placer, donde el gran competidor es España, existe el sector de los llamados salderos que entran containers a precios muy bajos. Basta recorrer en Buenos Aires las librerías de calle Corrientes”, expresó.

“Creo, en lo personal, -continuó- que la importación que ahora se abre, hasta ayer tenía que ser compensada. En nuestro país dos grandes grupos editan el 15 por ciento de los títulos pero tienen el 30 por ciento de la venta de ejemplares porque venden los best sellers. Pero hay alrededor de 400 editoriales que editan regularmente. Creemos que este tipo de editoriales se van a ver afectadas. Además hay que ver qué se hará con la exportación del libro argentino que es un mercado chico, sin incidencia y nunca permite compensar el mercado interno. En un mercado que factura 600 millones de dólares al año, la exportación es de 30 millones”.

“En nuestro país, hay dos cadenas que definen el mercado del libro. Pesan mucho y en mi opinión van generando otra distorsión. Son cadenas que definen, y que están en ciudades importantes. Y en un país como el nuestro que está lleno de ciudades chicas y pequeñas poblaciones, el libro no llega donde tiene que llegar. Esto afecta primero al librero chico y define cómo le compran al editor. Nosotros creemos que la alianza debe ser entre editores independientes, o sea no pertenecientes a grupos económicos y libreros, que no sean de una cadena y que aparte den una garantía en la bibliodiversidad”, manifestó.

Rubinzal describió el equilibrio que a su entender deben tener las industrias culturales entre su carácter empresarial y la calidad de los contenidos: “El centro de la cuestión es el contenido serio. Lo mismo que un programa de televisión, no siempre el que tiene mejor rating es el de mejor contenido. El tema de fondo es la combinación de los dos aspectos: rentabilidad y calidad de contenidos. A nosotros nos ha ido medianamente bien, con una importante presencia a nivel nacional, pero preocupados siempre por ese sentido. Quizás sean procesos más largos porque no está planteado sobre el facilismo sino sobre la consistencia y la permanencia”, enfatizó Rubinzal.

—Con el tema de los contenidos le ha ido bien, a juzgar por el reconocimiento que ha tenido en la fiesta de fin de año de parte de la Mesa de Entidades Productivas de la ciudad.

—En lo nuestro no hay mucho misterio. Se estima que no hay más de 50 autores clave en el país. A mayor proporción de esos 50, mejoran los contenidos. Y lo segundo es hacer un seguimiento de los temas que la sociedad requiere. Independientemente de que hemos sacado una obra clave como el Código Civil comentado y dirigido por Ricardo Lorenzetti, donde participan más de 70 colaboradores, también estamos preocupados por temas específicos. Por ejemplo, acabamos de sacar un libro de uniones convivenciales porque en la sociedad son más las parejas que los matrimonios. No hay mucho misterio. Nosotros siempre hemos tomado el criterio del trabajo en equipo. Pero además siempre hemos tenido relaciones con los colegios de abogados, su federación, los colegios de magistrados, universidades. Este tipo de empresas se construyen con avenidas de doble mano. Ése es el camino que hemos transitado toda la vida, donde reconocimientos para un lado y para el otro reflejan un poco lo que se vive todos los días.

—Las industrias culturales en el interior del país tiene mérito doble porque este tipo de actividades funcionan bien en Buenos Aires.

—Tienen ventajas y desventajas. La desventaja es el traslado físico porque todas las semanas hay que ir. Pero tiene la ventaja de que éste es un lugar donde se trabaja con un nivel de tranquilidad espiritual que no lo tiene Buenos Aires. Allí este tipo de actividades se distorsionan y hay que compatibilizar partiendo de elementos extraños a la actividad y ciertos egos, que a la larga no tienen sentido. El tema es saber combinar las ventajas de uno y de otro lado, y poder generar el aprovechamiento de todo. Yo fui el único presidente de la Cámara Argentina del Libro del interior del país y no es ningún mérito especial. Fui el único porque las proporciones con el interior son nada. Más del 80 por ciento de la actividad está en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano.Tuve una satisfacción enorme que es que en la cena de fin de año vinieron todos los integrantes de la mesa directiva.

—¿Los enemigos del libro tradicional son tanto el e-book como la piratería?

—Hay que dividir las cosas. Una es el libro electrónico y otra el nivel de piratería. Es claro que al sol no se lo puede tapar con una mano. Creo que el editor es, en última instancia, alguien que busca contenido y el formato es el que más se adapta a cada momento a partir de la evolución tecnológica. Lo que está resultando más difícil es la protección del derecho de autor. Hay que luchar contra las distintas formas de piratería, de las que la fotocopia era una de ellas. La experiencia indica que el libro electrónico no ha tenido el desarrollo esperado. Los registros dan entre un 18 y 20 por ciento del mercado. Es muy bajo. Lo que sí juega es el poder de compra de una sociedad pero eso no está relacionado con la tecnología.