Apremios ilegales en Navidad

Un joven santotomesino denunció torturas en una comisaría de Formosa

Tiene 27 años y es albañil de profesión. Fue hasta la provincia norteña para trabajar en la obra de un gasoducto que construye el gobierno nacional. “Me salvé de que me maten”, aseguró esta mañana.

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Ricardo sufrió fractura de tabique y pérdida de piezas dentales, entre otras lesiones.

Fotos: El Litoral

 

Joaquín Fidalgo

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Ricardo Daniel Torres tiene 27 años y nació en la ciudad de Santo Tomé. Allí aprendió el oficio de albañil y con él comenzó a ganarse la vida. Por trabajo, tiempo atrás se mudó a Córdoba y a mediados de este mes se trasladó a Formosa, más precisamente a la población de Palo Santo, donde una obra del gobierno nacional (gasoducto) demandaba personal. Allí, en horas de la madrugada de Navidad comenzó a vivir una verdadera pesadilla que todavía no termina.

“Eran aproximadamente las 6.30 del 25 de diciembre. Yo fui a bailar a un boliche de esa localidad que se llama El Gaucho. A la salida, yo caminaba de vuelta a casa cuando me interceptó un patrullero. Ésa es una comunidad chica y calculo que los policías me detuvieron porque no conocieron mi cara. Yo pedí explicaciones y sólo me golpearon. Entonces, me llevaron hasta un hospital público, donde el médico constató que no tenía ninguna lesión. Luego, me llevaron arrestado a la comisaría. Apenas entré a la seccional comenzaron a torturarme”, recordó esta mañana el joven.

“Inmediatamente -agregó- me ataron con sogas a una columna de un techo, junto a unos tanques de agua, con las dos manos para atrás. Me pegaron por todos lados. Todavía tengo las marcas en las muñecas por lo fuerte que me amarraron. Cuando me desmayaba por el dolor me tiraban baldes de agua. Se burlaban constantemente y no me dieron nada para comer o tomar. Se reían. Me decían que grite, porque total nadie me iba a escuchar. Perdí la noción del tiempo. En algún momento, me tiraron inconsciente dentro de una celda. Finalmente, me liberaron cerca de las 19”.

Torres radicó la denuncia en la Justicia formoseña y denunció el episodio ante organismos de Derechos Humanos. “Fue una gran injusticia lo que me pasó. No se puede hacerle eso a ninguna persona. Todavía tengo marcas por todo el cuerpo, una costilla fracturada, el tabique quebrado y perdí piezas dentales. A un diente lo tengo colgando y no me lo puedo sacar, porque quedó prendido del nervio”, manifestó.

“Esos policías están acostumbrados a maltratar a la gente del lugar, que es muy humilde y no se sabe defender. Al final, sólo me dijeron que me detuvieron por una ‘contravención’, sin mayores explicaciones. Afortunadamente, una diputada me vio cuando salí de la comisaría y la tengo de testigo. Hoy ratifiqué la denuncia en la Fiscalía 6ª de la capital formoseña. Sigo con dolores por todos lados y casi no puedo comer. Espero que se haga justicia. Sé que no es la primera vez que pasa algo así en esa seccional. Inclusive, tiempo atrás mataron a golpes a una persona allí. O sea que me salvé de terminar muerto”, concluyó Torres.