La hora de jugar

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El famoso “chip”

Enrique Cruz (h)

Es un plantel cortito el de Madelón, con una buena base de jugadores que han mostrado su potencial (la mayoría de ellos) en el torneo pasado y algunas incógnitas en función de alejamientos y producciones individuales que despiertan dudas.

El año pasado se fue Triverio y no se lo pudo reemplazar. Para este año, el que se alejó fue Leo Sánchez, puntal e indiscutido caudillo defensivo, quien no aceptó un buen ofrecimiento económico que Unión hizo a partir de sus posibilidades. Llegó Faccioli en su lugar, un jugador que tendrá que hacer méritos en primer término para ganarse la titularidad, porque arrancará Fleita y estará Sandona esperando también su oportunidad, o la alternativa de correr a Zurbriggen a ese sector.

El otro aspecto que genera incertidumbre es el ofensivo, sobre todo por lo que pasó desde la ida de Triverio. Riaño no explotó, Gamba decayó y ahora llega Julio Rodríguez, un jugador con algo de recorrido en Defensa y Justicia.

Seguramente, Madelón se habrá tranquilizado con la llegada de Rolle. Habiendo sido (Madelón) un enganche nato, no jugó con ese estilo de jugador. Sus equipos siempre se pararon con un 4-4-2, faltándole la alternativa de alguien con desequilibrio individual para romper un esquema cerrado del rival. Con Rolle, tiene variantes que modificaron su propio sistema, porque si no lo pone por los costados, el equipo podrá jugar eventualmente con un 4-3-1-2 o un 4-4-1-1.

A priori, Unión está para ser competitivo, mantener un promedio que no lo ponga en zona de riesgo y ver si el paso de los partidos permite el crecimiento del nivel futbolístico. La solidez de la zaga central y el gol en el arco de enfrente son las dos principales preguntas que hoy se plantean para recuperar el famoso “chip” del primer semestre de 2015.

Tímida confianza

Enrique Cruz (h)

El primer paso que dio la dirigencia fue mantener la base del plantel. Sólo Guanca y Llama se fueron, si tomamos como referencia el equipo que terminó jugando. Esos últimos cinco o seis partidos contrastaron con la palidez y mediocridad generalizada en la que transcurrieron los 25 ó 26 restantes. Y el final lo tuvo a Colón mirando la tabla de promedios y “relojeando” la otra, que fue la que terminó dándole el inesperado beneplácito de la clasificación para la Liguilla Pre Sudamericana, torneo para el cual estuvo “ahí” de clasificar, luego de 180 minutos en los que demostró superioridad en el juego sobre Belgrano.

Ese primer paso (renovar con algunos jugadores) fue bueno, habrá que ver si el segundo, el de la llegada de los refuerzos, también lo es. Algunos nombres asoman generando expectativas (Figueroa, Villafañe, Lagos e Iberbia) y otros son casi desconocidos (Mazurek, Palomeque, Silva).

El gran desafío del técnico es fortificar la idea futbolera y que su equipo mantenga ese buen nivel del final y no lo anterior, que incluso lo puso al filo de su alejamiento.

Engordar el promedio será clave —le sobra poco a Colón—, más que nada teniendo en cuenta que luego vendrá, desde mitad de año en adelante, una temporada con cuatro descensos. Y los clásicos, claro, que generan presiones, exigencias y alteran los estados de ánimo para bien o para mal.

La ilusión de la gente no se puede limitar a través de las palabras, sino de los hechos. El hincha quiere que el equipo pelee arriba, pero el análisis se basa en si se puede o no. Este plantel generó confianza recién en el final y sólo en ese momento cambió silbidos por aplausos. El voto de confianza está, pero es “tímido”.