¿Qué son y para qué sirven?

Las ondas gravitacionales ayudarán a escuchar los secretos del universo

  • Por primera vez, un grupo de investigadores detectó las vibraciones en el espacio-tiempo del universo que predijo Albert Einstein hace 100 años en su famosa Teoría de la Relatividad.

  • Será una valiosa herramienta para conocer más características y objetos del universo. La explicación de un licenciado en Física que reside en Santa Fe ayuda a dimensionar su importancia.

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LIGO. El instrumento de medición consta de dos detectores láser con forma de L. Cada brazo de esa L tiene 4 kilómetros de extensión. En el vértice, hay un láser que emite un haz de luz y un objeto que lo bifurca para que circule por los dos tramos. En el extremo final, hay espejos que devuelven ese haz. Si no hay interferencias, llegan los dos al mismo tiempo al detector. En cambio, si detectan ondas, llegan desfasadas.

Foto: Captura de Internet

 

Lía Masjoan

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Twitter: @lmasjoan

Al igual que el resto de los seres humanos que habitan el planeta Tierra, los santafesinos se sorprendieron esta semana con la noticia de un descubrimiento que, de una vez por todas -y 100 años después de la formulación de la Teoría General de la Relatividad-, le da la razón al físico alemán Albert Einstein: las ondas gravitacionales existen.

Dicho así, resulta difícil dimensionar si tiene alguna importancia para el común de los mortales o si tendrá alguna utilidad.

Jorge Luis Navarro Sánchez es Licenciado en Física y trabaja en el Instituto de Física del Litoral (UNL - Conicet) de esta ciudad. Consultado por El Litoral, colaboró en encontrar respuestas a las principales dudas que generó el hallazgo ¿Qué son las ondas gravitacionales? ¿Cómo se detectaron? y, fundamentalmente, ¿Para qué sirven?

“Es un antes y un después en la exploración del espacio, tenemos una herramienta más para poder explorarlo, vamos a poder ver qué nos dice, qué más nos esconde porque no conocemos mucho de lo que hay ahí, aproximarnos a los tiempos del Big Bang y a una teoría de cómo se creó el universo”, definió. Estas palabras y un solo dato más alcanzan para vislumbrar la grandeza de este hito físico: hasta ahora sólo conocemos el 5 % del universo.

¿Y por qué se podrá conocer más? Las ondas gravitacionales son vibraciones en el espacio-tiempo del universo, el lugar en el que se distribuyen las estrellas, planetas y galaxias, entre otros objetos.

De Einstein a hoy

Hace 100 años, Einstein impactó con los postulados matemáticos de la Teoría General de la Relatividad, donde dejó de considerar el espacio y el tiempo como dos cosas separadas sino como un todo. El ejemplo típico es pensar en una tela elástica que se tensa de cada uno de sus extremos, ese sería el espacio-tiempo ¿Qué pasa con la gravedad allí? “La Teoría de Relatividad dice que el espacio-tiempo se curva cuando hay algún objeto dentro. Todo objeto que tenga masa, curva el espacio-tiempo”, explicó Navarro. Entonces si ponemos una pelota sobre la tela, se curva. “La relatividad relaciona la curvatura del espacio con la gravedad y la energía que contiene cada objeto”.

Einstein también predijo que todos los objetos que se mueven en el espacio van a perturbarlo y hacer que se mueva. Así se producen las ondas gravitacionales, que también se transmiten a la velocidad de la luz. Un ejemplo para graficar esta situación es ver lo que sucede si arrojamos una piedra en la laguna Setúbal.

Como se generan a millones de años luz de la tierra, son muy difíciles de detectar. De hecho, el ser humano tardó 100 años desde que el físico alemán las teorizó hasta que logró captarlas experimentalmente.

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Agujeros negros. Las ondas que produce en el espacio el encuentro de dos agujeros negros son similares a las que hace una piedra cuando se arroja a un espejo de agua.

Foto: Captura de Internet

¿Cómo se logró?

Aquí hay que introducir otro concepto: los agujeros negros, clave en este hallazgo. ¿Qué son? Navarro lo explica así: “Son objetos supremamente masivos (con mucha masa) que se producen a través de estrellas que ya han agotado su combustible, es decir, todo el helio y el hidrógeno que queman para producir la luz que nos llega. Cuando eso se agota, se apagan y ya no podemos verlas. Sólo podemos saber de su existencia porque la luz es afectada y se curva por efectos gravitacionales (otro postulado de Einstein). Entonces, si un haz de luz pasa cerca de un agujero negro, la gravedad que produce este agujero negro hace que la luz flecte”.

Para lograr medir estas ondas gravitacionales, los investigadores observaron las ondas producidas por dos agujeros negros -uno, 35 veces mayor que la masa del sol y otro, 30 veces más grande- que se enlazaron y empezaron a orbitar entre sí hasta que se fusionaron. “Ese proceso de fusión, en el que están como bailando uno alrededor del otro, es lo que perturbó el espacio-tiempo y, a medida que se iban acercando, liberaron una energía equivalente a tres veces la masa del sol. Es mucha energía”, calificó el licenciado.

Si bien es una energía muy grande, aquí se detectaron pequeñas perturbaciones, muy tenues. Es que ocurrieron a 1.300 millones de años luz. “Eso es lejísimos de nosotros”. Y claro: si un año luz es la distancia que recorre un haz de luz durante un año, 1.300 millones de años luz es una distancia enorme. Y allí sucedió la fusión de estos agujeros negros que el 14 de diciembre del año pasado permitieron detectar las famosas ondas que auguró Einstein.

¿Y ahora?

El cosmos se abre ante la humanidad, como una caja de Pandora. No sólo se podrá ver con telescopios qué hay en el universo, sino que se podrá escuchar qué sucedió a distancias mucho más alejadas de la tierra.

“Hasta ahora, con la astronomía nos basábamos en la visión, con los telescopios veíamos objetos como el Sol que es la estrella más cercana, hasta otras galaxias que están muy lejos pero podíamos verlas. Con las ondas gravitacionales se dice que lo que también vamos a poder hacer es escuchar el universo porque se asemejan a las ondas sonoras. Al sentido de la vista, le vamos a sumar el de la audición para explorar el universo y vamos a llegar mucho más lejos”. Mientras que con la astronomía se puede llegar a una distancia de observación de 300 mil años luz en la edad del universo, con las ondas gravitacionales se puede analizar un evento que sucedió hace 1.300 millones de años luz.

“Ahí radica la gran fortaleza de este descubrimiento, se abre un nuevo panorama de exploración y somos afortunados de poder vivir un evento así, es una gran motivación para la comunidad científica”, finalizó Jorge Navarro, una gran ayuda para poder entender la verdadera importancia del trabajo de cientos de investigadores alrededor del mundo.

El cosmos se abre ante la humanidad, como una caja de Pandora. No sólo se podrá ver con telescopios qué hay en el universo, sino que se podrá escuchar qué sucedió a distancias mucho más alejadas de la Tierra.

El dato

Perfil

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Foto: Mauricio Garín

  • Jorge Luis Navarro Sánchez es licenciado en Física, tiene una maestría en Ingeniería Biomédica y cursa el doctorado en Física en la Universidad de Rosario. Trabaja en el Instituto de Física del Litoral (UNL - Conicet) de esta ciudad, donde tiene una beca. Tiene 31 años y es colombiano. Reside en Santa Fe desde 2010.

Ligo, Virgo y Lisa

El Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (Ligo, en EE.UU.), captó las ondas producidas por la fusión de dos agujeros negros. Lo hizo a través de un gran instrumento óptico de precisión desarrollado por los institutos de California y Massachusetts (Ver foto). Participaron más de 1.000 científicos de 15 países, incluido Argentina.

Ligo es el pionero pero hay otros equipos que investigan este fenómeno. En Italia, están desarrollando Virgo, un detector europeo que espera captar señales idénticas a Ligo. Pero además, la Agencia Espacial Europea desarrolla Lisa con el objetivo de lanzar al espacio un detector de ondas gravitacionales en el año 2030.

"Es un antes y un después en la exploración del espacio, vamos a poder aproximarnos a los tiempos del Big Bang y a una teoría de cómo se creó el universo”.

Jorge Navarro

Lic. en Física.