A cinco años de la tragedia de Fukushima

Japón mantiene su política sobre la energía nuclear

Agencia DPA

Hace cinco años, Japón podría haber cambiado al mundo. La triple catástrofe de terremoto, tsunami y la consiguiente destrucción de la planta nuclear de Fukushima del 11 de marzo de 2011 devastó gran parte de la zona costera del noreste de Japón.

Unas 18.500 personas murieron a causa del tsunami, que destruyó ciudades y pueblos a lo largo de una franja costera de 500 kilómetros.

La tragedia del 11 de marzo quedó en la memoria de todo el mundo por el accidente nuclear de Fukushima, pese a que la peor catástrofe nuclear desde Chernobyl no causó directamente ninguna víctima.

Muchos esperaban que Japón, tal como hicieron otros países, que utilizaron el ejemplo de Fukushima para modificar sus políticas sobre energía nuclear, viviera un amplio cambio social y político.

Y no sólo en lo referido a lo energético. La gran destrucción también ofrecía la oportunidad de aprender de errores del pasado y en el marco de la reconstrucción resolver problemas estructurales demográficos, sociales, ecológicos y económicos que existían mucho antes del 11/3.

Hoy en día, cinco años después, el balance es decepcionante. Aún hay decenas de miles de personas viviendo en alojamientos de emergencia. A pesar de que el Estado puso amplios medios a disposición y muchos voluntarios y expertos de todo el país trabajaron incansablemente en el lugar, la reconstrucción es mucho más lenta de lo que se esperaba. Ya casi no quedan rastros del entusiasmo inicial.

Muchos ciudadanos del noreste sienten que fueron olvidados por el resto del país. El consumo energético entre tanto volvió a los niveles de antes, aunque la mayoría de la población está en contra de volver a usar los reactores nucleares que fueron apagados, según las encuestas.

De todos modos, el Gobierno conservador de derecha del primer ministro Shinzo Abe volvió a encender los primeros reactores. Para el ex jefe de Gobierno Naoto Kan, un fuerte crítico de la energía nuclear, esto hace que la catástrofe de Fukushima perdure.

Unos 8.000 trabajadores siguen luchando diariamente con enormes problemas en la zona de la planta nuclear, sobre todo por la gran cantidad de agua radiactiva. La situación en el lugar, según el operador Tepco, se “estabilizó”.

Panorama desalentador

Los expertos también aseguran que los alimentos de Fukushima que son comercializados son totalmente seguros. La intención es lograr que los agricultores de la zona, que supo ser el granero del país, pierdan el estigma sobre la radiactividad de sus productos.

Abe también se esfuerza en ofrecer una imagen de normalidad al mundo. Las autoridades instan a los pobladores de la zona a que regresen, en el marco de los esfuerzos de descontaminación.

Pero sólo unos pocos volvieron. No sólo por el temor a la radiactividad, que se vuelve a diseminar por montañas y bosques a través de las lluvias. A cinco años del accidente, en muchas zonas se siguen apilando montañas de sacos negros con toneladas de escombros radiactivos.

Muchos, especialmente los más jóvenes, no creen que puedan tener mucho futuro en la región ante la falta de empleo y por eso comenzaron una nueva vida en Tokio y otras grandes ciudades. Las que vuelven son las personas mayores. No sólo en Fukushima, sino en otras zonas que resultaron destruidas por el tsunami.

Las regiones agrícolas japonesas luchaban desde mucho tiempo antes de la triple catástrofe con el cambio demográfico, ocasionado por la menor cantidad de nacimientos, la emigración y el envejecimiento de la población.

El noreste de Japón, destruido por el tsunami, es también un microcosmos de los problemas que afronta todo el país. Por eso, los expertos creen que se desaprovechó la oportunidad que se generó con la reconstrucción.

“Las visiones integradoras que abogaban por ciudades nuevas, mejores, más sustentables, que debían romper con los errores de planificación del pasado, se diluyeron rápidamente entre una serie de medidas descoordinadas y la simple reconstrucción de lugares destruidos como puertos, calles, vías de tren o diques”, constató Christian Dimmer, profesor asistente de planificación urbana en la Universidad de Tokio.

El experto alemán intenta desde hace años coordinar iniciativas individuales para la reconstrucción. Cinco años después del tsunami se desconoce si se mantendrá la tendencia a la emigración o si será posible revertirla en algún momento.