Fernando Paillet: fotografía y región

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Pyme de antaño. La planta de hojalatería de Santiago Huber, en 1922.

Foto: Del libro de referencia.

 

Por Luis Priamo

El sello Ediciones de la Antorcha, con el apoyo de la Asociación Amigos del Museo de la Colonización de Esperanza, acaba de publicar el libro “Fernando Paillet. Fotografías de Esperanza y la pampa gringa. 1894-1940”, reedición ampliada del volumen dedicado al maestro esperancino por la Fundación Antorchas hace casi treinta años.

El volumen tiene un ensayo sobre la vida y la obra de Paillet profusamente ilustrado, setenta fotos a página entera de vistas y costumbres que constituyen el cuerpo central del libro, y un apéndice documental y fotográfico que abunda en la producción documental y en el trabajo retratístico de estudio. El texto y la curación fotográfica pertenecen al autor de esta nota.

Paillet nació en Esperanza en 1880. Por parte de su madre, Clotilde Insinger, era descendiente de fundadores de la primera colonia agrícola del país, una relación de intimidad con el pasado legendario de su ciudad que gravitó hondamente en su proyecto fotográfico y artístico.

Se inició en la fotografía a los catorce años como aprendiz de Felipe Polzinetti, en su ciudad natal, y desarrolló el oficio trabajando para diversos fotógrafos en Rosario, La Plata, Mar del Plata y Santa Fe. Para 1899 ya era un operador fotográfico completo. Retornó a Esperanza, abrió su comercio fotográfico y en pocos años se convirtió en el profesional más importante de la ciudad, donde trabajó sin interrupciones hasta 1940.

Al igual que todos los fotógrafos de su tiempo Paillet fue, principalmente, un retratista de estudio, actividad que sostenía económicamente a los profesionales de la época. En esa especialidad fue un maestro destacado y reconocido, no sólo en Esperanza, sino también en las colonias circundantes, de donde provenían muchos de sus clientes.

A diferencia de la mayoría de sus colegas, Paillet se interesó por profundizar sus conocimientos teóricos en el arte fotográfico. La biblioteca que dejó a sus herederos revela el estudio temprano de una bibliografía de vanguardia para la época, principalmente francesa o traducida a esa lengua, dedicada al movimiento pictorialista, emblema de la fotografía artística a fines del siglo XIX y principios del XX. Otros libros están dedicados a las técnicas de iluminación y pose, tanto en estudio como en ambiente; técnicas que Paillet manejó con exquisita habilidad, según lo muestran sus fotos, aún las más convencionales.

Como otros muchos esperancinos de la época estudió música, y ejecutaba violín y piano. Editó cuatro composiciones, dejó inéditas dos más, y participó activamente en el movimiento musical de su ciudad, hasta que una sordera progresiva lo alejó de esa práctica artística.

Hacia 1920 abrió en las salas de su estudio fotográfico un salón de exposiciones de artes plásticas, donde expuso obras propias y ajenas hasta 1928. Sus pinturas se basaban principalmente en retratos fotográficos, los llamados foto-óleos, foto-carbonillas, foto-acuarelas o foto-pasteles. También hizo algunos paisajes y una composición al óleo con tema típico de la región, llamada “La trilla”, con la cual participó en el 5º Salón Municipal de Otoño de 1922 en Rosario. Se conocen obras suyas realizadas años después de cerrar su estudio.

Durante toda su carrera profesional Paillet hizo vistas fotográficas de su ciudad, en algunos casos por encargo y en otros por el puro interés de documentar lugares y edificios importantes, oficiales o privados. Al paso que reunía un archivo gráfico de la ciudad con sus propias fotografías, rescató antiguas imágenes de fotógrafos anteriores con espíritu de historiador y coleccionista.

En el mes de febrero de 1922 Paillet inició una serie fotográfica sobre interiores de negocios, panaderías, talleres, carpinterías, herrerías, bares, peluquerías de Esperanza, con un propósito documental de aplicación incierta, aunque de ejecución magistral respecto de la composición plástica, el manejo de la luz ambiente y la pose de las personas. Es una serie admirable y única en la historia de la fotografía argentina, tanto por su tema como por su calidad, y ha cimentado buena parte del prestigio que hoy tiene el esperancino entre los historiadores y críticos de la fotografía y el arte de nuestro país.

Hacia 1948 Paillet recibió el encargo de la autoridad municipal para organizar un museo histórico y artístico local. Avanzado el trabajo, nuevas autoridades anularon el proyecto al año siguiente, provocando en el artista un estado de depresión que amargó sus últimos años. Falleció muy pobre en 1967.

La obra de Paillet, conocida en Buenos Aires a través de una exposición organizada en 1980 por el Consejo Argentino de Fotografía, sorprendió por su calidad y sofisticación, quizá porque venía del interior profundo del país y mostró, de un modo inesperado, que la gran fotografía antigua argentina no debía buscarse solamente en Buenos Aires u otras grandes capitales.

El libro Fernando Paillet fue presentado por los Amigos del Museo de la Colonización en Esperanza a mediados de diciembre, en simultáneo con la apertura de una exposición de setenta obras del autor titulada “Retratarás tu aldea”.

Esta muestra se exhibe ahora en el Museo Rosa Galisteo de Rodríguez desde el miércoles 23 próximo pasado, y permanecerá abierta hasta el 12 de mayo. El sábado 2 de abril, durante la noche de los museos, en la misma sala de arte será presentado el libro al que hago referencia en estas líneas.

 

La serie iniciada en 1922 con foco en la vida cotidiana de Esperanza es admirable y única en la historia de la fotografía argentina, tanto por su tema como por su calidad