La firma que producía quesos cerró hace un mes

Los trabajadores despedidos de la única fábrica de Eustolia luchan por su reapertura

El Litoral recorrió la planta donde 16 trabajadores que producían quesos fueron despedidos un mes atrás. Ahora buscan activarla a través de una cooperativa. Eustolia es una localidad del departamento Castellanos.

Los trabajadores despedidos de la única fábrica de Eustolia luchan por su reapertura

Héctor Cornalis, Gustavo Novara y Roberto Andini son tres de los 16 ex empleados de Lugui SRL. En momentos en que El Litoral los visitaba, estaban limpiando el lugar, porque creen en una pronta reapertura. Foto: El Litoral

 

Mónica Ritacca / José Zenclussen

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“Quedarte sin laburo es duro. Por la cabeza se te cruzan miles de cosas. En mi caso, un sueño familiar de acá a tres años: los 15 de mi hija. Cuando recibí el telegrama de despido una de las cosas que pensé fue cómo iba a decírselo a ella. Es que con un padre desempleado no hay fiesta de 15, ni viaje a Disney... Nada”.

Gustavo Novara (36) es uno de los 16 ex empleados de la empresa Lugui SRL que cerró sus puertas el pasado 29 de febrero en la zona rural de la localidad de Eustolia, en el departamento Castellanos. La empresa, con casa central en Mar del Plata, producía quesos de diferentes variedades y cesó sus actividades como consecuencia de graves problemas económicos -a esa fecha enfrentaba un pasivo de 10 millones de pesos-. El fallecimiento de su dueño en 2013, Ángel Garbarino, también incidió, ya que la firma quedó en manos de sus hijos y éstos, según los ex empleados, no supieron conducirla.

Un 29 inolvidable

Los 16 trabajadores de Lugui SRL recibieron el telegrama de despido el 29 de febrero, una fecha especial porque existe sólo en los años bisiestos. Pero la noticia no cayó como un balde de agua fría. Todos intuían que el cierre de la única fábrica de Eustolia sería inminente a corto o largo plazo. Es que la planta, que llegó a producir 60 mil litros/día en sus mejores tiempos, bajó la producción a 12 mil litros/día en 2015 y el pago de los sueldos mensuales comenzó a retrasarse.

“Yo lo veía venir al cierre. Ese 29 fue muy duro. Mi señora, gracias a Dios, es maestra y con eso más a menos vivimos. Pero hay compañeros que se quedaron sin nada. Completamente en la calle”, contó Gustavo Novara en la visita que El Litoral realizó a la fábrica.

Sus dos hijos, la mayor de 12 y el más chico de 4, son junto con su esposa los motores de su vida. Las razones de la sonrisa que, pese a estar sin trabajo, tiene. Trabajaba en Lugui desde el año 2000, siendo uno de los primeros empleados, ya que la fábrica abrió sus puertas el 1º de diciembre de 1999. “Yo tenía 20 años cuando empecé a trabajar. En aquel momento, laburábamos de lunes a lunes, porque a la empresa debía irle bien y el dueño nos pidió ese sacrificio. Mi primer franco fue el 1º de Mayo y el segundo el Día del Trabajador Lácteo, que es el 10 de septiembre”, agregó.

Con una antigüedad de 16 años, Novara se remonta al pasado y recuerda el 2001. Confiesa haber creído que si la fábrica no cerró por aquellos años, difícilmente cesara sus actividades alguna vez. Pero, reconoce hoy, “estaba equivocado”. “Cuando murió don Ángel, el fundador de Lugui SRL, empezaron los problemas económicos. La producción bajó de 60 mil litros/día a 12 mil litros/día, por ejemplo. Antes, Garbarino le vendía nuestros quesos a grandes cadenas de supermercados, entre ellas Disco, y todo eso se cortó. Suponemos que los hijos no supieron cómo negociar”.

Roberto Andini (33), otro de los ex empleados, también recuerda el último 29 de febrero como una fecha “muy dura”. Su situación es particular, ya que además de trabajar en la planta es el cuidador de todo el predio y reside allí desde hace un año. “Ese día fue durísimo. Encima llovía. Recuerdo que me llamó el encargado y me comunicó que ya no tenía que ir a trabajar, porque la fábrica cerraba por falta de materia prima. Hace un año que venían mal las cosas, pero en el fondo yo tenía un poquito de esperanza. Nunca me habían despedido de un trabajo. Tengo 33 y trabajaba en Lugui desde los 23”, manifestó.

Fue su hijo de 8 años la primera persona que se le cruzó por la cabeza cuando recibió la noticia de que era un desempleado. Esa noche no la olvidará jamás, porque no pegó un ojo.

Una cooperativa, la salida

La mayoría de los ex trabajadores de Lugui son jóvenes. Todos con un gran espíritu emprendedor. Por eso, cuando comenzaron a intuir el cierre de su fuente de trabajo no dudaron en la conformación de una cooperativa para salir adelante.

“Lo de la cooperativa surgió en una reunión que hicimos los 16 antes de que nos mandaran los telegramas de despido. Era una posibilidad a evaluar que cuando el cierre fue un hecho cobró fuerza. Empezamos a golpear puertas y dimos con legisladores que se preocuparon por nosotros, como el diputado Omar Martínez (FPCyS), y con las autoridades de las cuatro localidades a las que pertenecemos los empleados despedidos”, contó Gustavo Novara.

Entre las gestiones que hicieron, dieron con una cooperativa de María Juana que estaba buscando a quién entregarle su leche y trabajar en conjunto. “El jefe comunal de Estación Clucellas fue quien nos derivó a hablar con la gente de la cooperativa 9 de Octubre, de María Juana. Así fue la conexión. Lo que se acordó fue la entrega de 15 mil litros de leche / día a cambio del 80 % de la producción. Es decir que nosotros nos quedamos con el 20 %”, informó.

Como la empresa Lugui quedó adeudando sueldos al momento de su cierre y no pagó indemnización, las máquinas de la fábrica serán de la cooperativa. O sea que sólo deberán pagar el alquiler del edificio.

De los 16 trabajadores, solamente 12 formarán parte de la cooperativa que aún no tiene un nombre definido, pero podría llamarse 22 de Marzo por la fecha en que se reunieron con autoridades para empezar a conversar sobre el tema. Los 4 ex empleados restantes consiguieron empleo en otros lugares.

“Sabemos que no va a ser fácil. Pero las ganas de salir adelante está en todos. Ojalá en poco tiempo podamos estar cortando la cinta de inauguración y que esto salga adelante. Quedar sin trabajo es tremendo, pero nuestras familias son el principal impulso para salir a flote”, finalizó Gustavo Novara. Y adelantó que la reapertura de la fábrica de quesos podría ser el 11 de abril próximo.

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El caso Naranpol

  • Naranpol, una de las marcas que identifica a Santa Fe, también es una fábrica que fue recuperada por sus trabajadores en el año 2012, cuando se armó una cooperativa. La firma llegó a emplear a 500 personas y fue la tercera planta del sector a nivel nacional. Cuando falleció su titular y la empresa quedó a cargo de sus hijos, se produjo la debacle.

Antes de convertirse en una fábrica recuperada, hubo más de 40 audiencias de conciliación, numerosas medidas de fuerza, reducciones salariales, rebaja de los sueldos a sólo un tercio, caída del Convenio Colectivo de Trabajo, un año sin haberes, ocupación de la planta y años de luchas en la fábrica, en la calle, en las oficinas del Ministerio de Trabajo y en la Justicia.

La cooperativa está compuesta por más de 90 asociados y brinda más de 150 puestos de trabajo.

Cabe recordar que el gobierno provincial otorgó a Naranpol, en 2013, un aporte no reintegrable de 300 mil pesos, destinado a la compra de insumos para la puesta en funcionamiento de su planta industrial. Además, en diciembre de 2012 se promulgó la Ley Nº 13.317 de expropiación de los bienes muebles e inmuebles, propiedad de Productora Alimentaria SA, titular de Naranpol, para que fueran adjudicados en uso temporal y a título oneroso a la Cooperativa de Trabajo Naranpol Limitada.

En la caso de la fábrica de Eustolia, Gustavo Novara dijo que aún no recibieron ningún subsidio económico, porque la cooperativa todavía no tiene un nombre legal.

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Esta es la sala de elaboración de la ex Lugui SRL. Allí se producía todo tipo de quesos, menos cheddar y roquefort. Foto: El Litoral

Daniel Giordano, presidente comunal

“Duele verla cerrada”

M.R./J.Z.

Daniel Giordano es el presidente comunal de Eustolia, una colonia agrícolo-ganadera de apenas 150 personas, ubicada a 121 kilómetros de la capital provincial. En la sede comunal, la primera construcción que hay pasando un cartel de bienvenida esperaba a El Litoral para conversar sobre el cierre de la fábrica, entre otros temas.

“Pasar por la fábrica y verla cerrada, duele. Funcionaba desde el 1º de diciembre de 1999, y siempre muy bien. Pero el fallecimiento del dueño, Ángel Garbarino, fue un antes y un después. Los hijos no supieron administrarla y eso llevó a su cierre”, contó.

Lugui SRL era la única fábrica de la localidad. El pueblo basa su economía en la agricultura (principalmente soja) y en la producción láctea (con tambos que producen unos 7 mil litros). “La fábrica andaba bien. Le vendían a los Disco de varias provincias. En sus buenas épocas trabajaban 60 mil litros/día pero después cayó a 12 mil. Lo que más me preocupa son las familias que se quedaron sin trabajo”, dijo.

Giordano tiene 48 años y recuerda cuando Ángel Garbarino juntaba leche de los tambos de la colonia para hacer realidad su sueño: la fábrica de quesos. Hoy la situación es otra. La fábrica cerró y eso genera angustia en todos los pobladores, inevitablemente. “Hasta que no vuelva a producir quesos, no vamos a quedarnos tranquilos”, confesó.

análisis

Una crisis que no perdona a nadie

  • La crítica situación por la que atraviesa la lechería argentina parece no encontrar un piso. Por el contrario, mes a mes la falta de rentabilidad deja a más productores lácteos en el camino. El vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Jorge Chemes, alertó que -si la crisis que atraviesa la lechería no se soluciona a corto plazo- “en el transcurso de este año, van a desaparecer entre dos mil y tres mil productores”.

Las Pymes lácteas no son la excepción. A lo largo del último año, la sobreoferta de productos y la baja de precios constante mantiene complicado el panorama económico de las empresas. El negocio exportador se deterioró significativamente por la combinación de muy bajos precios de exportación y altos costos de producción interna, asociados a la política del anterior gobierno de contener el tipo de cambio nominal (cepo cambiario) en un contexto de alta inflación. Sumado en otros momentos a la imposibilidad que tenían algunas empresas de exportar, ante la falta de autorización gubernamental.

En la principal zona de producción lechera del país -Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe- existen unos 350 establecimientos industriales, donde las 15 empresas más importantes concentran no mucho más del 65% de la producción.

En el mercado interno, la situación seguirá siendo difícil, hasta tanto no se recupere el equilibrio entre oferta y demanda. Y en este sentido, será fundamental una mayor exportación de productos, que sumado a los recientes anuncios llevados a cabo por el ministro de Agroindustria (reducción del IVA), puedan en parte mejorar la complicada situación de la cadena.

Otro de los puntos que el Estado deberá corregir en los próximos meses para encaminar a la cadena láctea, es la abismal brecha que existe entre el valor de origen (precio pagado al productor) y la góndola (precio que paga el consumidor). Allí la provincia de Santa Fe ya marcó la diferencia.

El ministro de la Producción de Santa Fe, Luis Contigiani, señaló, a mediados de marzo, que la brecha entre el precio de la leche de origen y el final es del 500 %. “El problema radica en la cartelización del sector comercial y hay que reducir la brecha entre el precio de origen y el final, que es del 500%”.

Por su parte de la fábrica a los supermercados, la diferencia sigue siendo más que importante. Un estudio del portal Valor Soja reveló que el precio en góndola de los quesos blandos es hasta 175% superior al de salida de fábrica. “En el mercado local la brecha de precios entre los valores de salida de fábrica y los precios minoristas sigue siendo enorme, debido a la elevada concentración supermercadista presente en los principales centros urbanos del país”.

En los últimos tres años, cerraron las firmas Kaiku, en San Martín de las Escobas -en Santa Fe-; Argenlac, en Junín; Porte Molitor, en Navarro; Lahore, de Marcos Paz; y Cheese Way, en Bolívar -en la provincia de Buenos Aires-. Master Cheese, de Marcos Paz, y Amanecer, de Mar del Plata, se transformaron en cooperativas de trabajo. A partir del 11 de abril se sumaría al listado de las fábricas recuperadas la ex firma Lugui, ahora Cooperativa 22 de Marzo, que buscará desde Eustolia recuperar el terreno perdido. Pero como advierten sus empleados, los primeros meses serán muy duros.

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Daniel Giordano es presidente comunal de Eustolia desde octubre del año pasado, cuando falleció Jorge Ruffino. Foto: El Litoral