Una periodista santafesina integra el equipo

Cómo se hizo la investigación

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“Todavía falta mucho por rastrear, por contar”.

Foto: Archivo El Litoral

 

Sol Lauría

Especial para El Litoral

Panamá es un país chico con gente encantadora, playas para el infarto y algunas firmas de abogados amarradas al negocio de un sistema societario y financiero que asegura a los dueños de la plata pasar desapercibidos. Como Mossack Fonseca, que ni siquiera es la más grande pero es la que ahora está en los medios del mundo por la filtración de unos 11,5 millones de documentos internos: mails, actas, faxes, entre más de 500 empleados y colaboradores en más de 40 oficinas despedigadas por lugares como Bahamas, Islas Vírgenes Británicas, Nevada, Luxemburgo, China, UK o cualquiera de los destinos laxos en regulación y que permiten mover fortunas para despistar controles. Y entre ésos y los intermediarios: abogados y financistas que en cada país se dedican justamente a eso: ser nexo para armar estructuras financieras.

Hace un año, 370 periodistas de 70 países nos zambullimos en esa marea, al principio indescifrable. La filtración le llegó a dos periodistas del diario alemán Süddeutsche Zeitung. Al minuto supieron que era algo grande, era evidente, pero ¿cómo ordenar todo eso? Ahí contactaron al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (Icij), un equipo de genios en el procesamiento de big-data y, lo dice el nombre, el periodismo de investigación. Cuando digo genios no es por modismo cuasi adolescente, son genios: escanean, procesan, ordenan, arman plataformas para búsqueda. Hacen que esa masa inmensa e indescrifrable se vuelva entendible para nosotros.

Icij activó la red. Yo entré como parte del equipo de Connectas, que comanda el colombiano Carlos Huertas, para Panamá y Colombia. A cada uno nos dieron un usuario y contraseña para empezar a rastrear en una plataforma on-line. No había “listas” por países, no hay, cada uno tenía que descrifrar las pistas que ayudasen a dar con la data que le interesaba.

Lo primero, claro, era buscar nombres: presidente, ministros, jueces. De ahí saltaban más pistas: se repetían intermediarios, por ejemplo.

Icij organizó hangouts para ayudarnos. Son genios, ya lo dije. Estaban ahí también respondiendo mails y dudas. Al final, había que publicar. La fecha acordada para salir todos juntos fue el domingo 3 de abril. Cada uno con lo que tenía. Fue la bomba, ya saben.

Algunos avisaron que la Justicia inició procesos para investigar a x político o tal empresario. Acá, en Panamá, Ramón Fonseca dijo lo de siempre: él sólo abre empresas y no tiene nada que ver con lo que hacen los dueños con esas empresas. Como en un equipo unido cuando el árbitro echa a un jugador, los abogados panas denuncian una campaña orquestada desde Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico para perjudicar a Panamá y favorecer otros centros financieros como los que hay en EE.UU. Hay 100 paraísos fiscales en el mundo, Estados Unidos está en el puesto tres y Panamá en el 12, ¿por qué se la agarran con Panamá? Hablan de “bullying de las naciones grandes y poderosas”.

Las teorías conspirativas suelen ser el recurso del señalado. En Argentina, algunos salieron a decir que ¡qué raro!, justo ahora que lo de Jaime le achacan a Macri que tiene una empresa en Panamá y no sé qué. La evidencia de 370 periodistas trabajando un año no puede con esa tendencia tan nuestra de pensar que el mundo se mueve por nosotros. Pero bueno.

Todavía falta mucho por rastrear. Por contar. Más horas frente a la computadora embocando cifras y nombres en tablas de Excel. Ya veremos con qué más nos encontramos, si surgen más nombres de famosos, políticos, millonarios que hayan venido a este país chico pero gigante en conexiones.