Entrevista a Rubén Chababo

“Hay memorias que son incómodas”

Docente en Letras, ex director del Museo de la Memoria de Rosario y coordinador de Derechos Humanos de esa ciudad, disertó en Santa Fe invitado por el Centro de Estudios Municipales. Antes, dialogó con El Litoral y ofreció algunas respuestas que, a su vez, abren nuevos interrogantes y debates.

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Una interpelación. “A la memoria y a tantos otros conceptos, como los derechos humanos, debemos interrogarlos y ponerlos a la luz del presente para ver si siguen diciendo lo mismo que cuando fueron enunciados”.

Foto: Guillermo Di Salvatore

 

Nancy Balza

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La memoria como una pregunta crucial y fundamental, como una práctica inquietante, como un acto generoso que permite tener empatía con las experiencias ajenas. De ésa y de muchas maneras definió y describió Rubén Chababo el tema sobre el que vino a exponer días atrás a Santa Fe: “¿Para qué la memoria? Pasado reciente, presente y derechos humanos”, donde compartió panel con la Dra. en Historia Vera Carnovale y la ex vicegobernadora Griselda Tessio, como moderadora.

La memoria remite al pasado y a la forma de reconstruirlo. En ese punto, el docente expone que “cuando uno se interroga por el pasado tiene que ir con todas las preguntas, confirmar que la memoria se caracteriza por ser selectiva: no recordamos todo, elegimos qué recordar y elegimos qué dejar afuera porque hay recuerdos que son incómodos, que nos interpelan más fuertemente”.

Chababo no está solo en la exposición de sus ideas: lo acompañan los libros, teorías y frases de Todorov, Sartre, Hannah Arendt y Goethe, y hasta la voz de un amigo, sobreviviente de Auschwitz, para confirmar que “la indiferencia le puede pasar a aquellos que han padecido la indiferencia de los otros”. También suma su propia historia familiar y su pertenencia a “una comunidad que ha tenido el mandato ético de la memoria desde mucho antes del Holocausto”. Y no esquiva el psicoanálisis para ilustrar cómo de buenos y correctos nos ubicamos en la historia hasta que nos animamos a indagar un poco más.

—¿Para qué la memoria?

—No siempre las comunidades humanas se han preguntado en torno a la memoria. Ésta viene tallando fuertemente en las sociedades contemporáneas a partir de ese quiebre que se da en 1945 con la evidencia del nazismo en los estrados judiciales y la promesa del nunca más. No es que antes no existiera la memoria, pero sí comenzó a tener un carácter obsesivo y de reiteración, y un lugar importante en los enunciados políticos a partir de aquellos años. Eso se fue consolidando con una serie de discursos centrados en una frase que es la más fuerte y reiterada y, al mismo tiempo, más débil en cuanto a su eficacia y que asegura que los pueblos que olvidan su pasado están condenados a repetirlo. Sin embargo, la evidencia, tristemente, ha demostrado que comunidades que se consideran memoriosas pueden volver a cometer aquello que se juraron no repetir, incluso haciendo sufrir a otras lo que ellas mismas padecieron.

Por otra parte, hay un acuerdo común en ciertos temas: conceptos como la memoria y los derechos humanos son parte del repertorio de una consagración laica, de todos los gobernantes del mundo. Pero deberíamos reflexionar que sobre la base de esos conceptos se han impulsado los peores proyectos a nivel global. Cito a Todorov cuando dice que tenemos que ser cautelosos con las ideas del bien porque éstas han servido para justificar lo más horroroso. La invasión a Irak, la destrucción de Afganistán, la destrucción sistemática de Siria se hicieron por esa idea del bien.

UN TERRITORIO DE GRISES

Chababo vuelve a Todorov y a su diferenciación entre dos tipos de memoria: una literal y otra ejemplar. “La literal se caracteriza por una repetición de conceptos, es una memoria ceremonial, ritualizada. La ejemplar en cambio implica un trabajo, volver al pasado para formularle preguntas a riesgo de que las respuestas que encontremos no sean aquellas que queremos encontrar. Sería muy parecido al trabajo que hacemos en psicoanálisis: siempre queremos vernos en el pasado ocupando el mejor de los lugares, el lugar de los justos, de los buenos, de los que hicieron lo correcto. Y en realidad, cuando ponemos en marcha los mecanismos de la memoria ejemplar podemos llegar a descubrir que las respuestas no son necesariamente ésas. Ahí, dice Todorov, hay posibilidad de encontrar enseñanzas”.

—¿Estamos preparados para ejercitar una memoria ejemplar?

—Creo que todas las comunidades están preparadas pero se necesita de ciertos dispositivos y de atrevernos a formular las preguntas de la manera más descarnada, y en consecuencia, estar dispuestos a escuchar las respuestas. Porque muchas veces creemos que tenemos un juicio crítico y no es así. No alcanza con repudiar Malvinas, sino que deberíamos preguntarnos cuál fue nuestra contribución activa o pasiva para que la guerra haya sido posible. Nos consuela pensar en la figura atroz de Galtieri y sus generales, pero tendemos a olvidar o poner en un segundo lugar la adhesión pública que los argentinos le dimos al 2 de abril.

—En este contexto, parece más cómodo indagar en el pasado remoto, porque si lo hacemos sobre el pasado reciente tendríamos que cuestionarnos a nosotros mismos.

—Siempre es interesante ir más atrás en el pasado; cuando tenemos distancia podemos mirar las cosas en perspectiva. Pero podemos volver al ayer para preguntarnos cómo la violencia atravesó nuclearmente nuestra sociedad y otras sociedades del mundo. Europa tiene un legado brutal y criminal no menor a América Latina; sin embargo, se ve como el lugar preferido para la civilización, y en realidad lo que demuestra la historia es que fue el lugar propicio para el crimen. Cuando uno emprende el trabajo de la memoria, entra en un territorio de muchísima complejidad. Y debe entender que el pasado no soporta explicaciones maniqueas sino que es un territorio caracterizado por una gama impresionante de grises. Reconocer esto no implica relativizar los hechos ni las responsabilidades de los protagonistas.

EDUCACIÓN Y MODELOS CUESTIONADOS

—¿Desde la enseñanza de la historia se promueve esta memoria ejemplar y crítica?

—Creo que ha habido intentos muy interesantes, no puedo decir que en el sistema educativo sea hoy igual al que se constituyó a lo largo del siglo XX con estructuras muy esquemáticas, donde la figura de los próceres eran incuestionables. Pero sobre ciertos aspectos y zonas que nos afectan en clave presente es algo que todavía no está activado plenamente. En determinadas coyunturas políticas hay preguntas que se habilitan y otras que no. No es casual que en estos breves meses que nos separan del 10 de diciembre hayan surgido tantas preguntas: sobre algunas uno puede preocuparse porque parecería que no se ha entendido nada y otras que estuvieron dormidas o silenciadas porque, formuladas en determinado momento, ubicaban a quien las hacía en el lugar de lo políticamente incorrecto.

—¿Por ejemplo?

—El tema de la violencia política en los ‘70 o la reivindicación acrítica y en clave heroica de las agrupaciones armadas. Ni todas sus acciones ni todos sus ideales debieran ser celebrados de manera homogénea. Decir esto no habilita la justificación de ninguna acción criminal llevada adelante por parte del Estado, sino reconocer que ese tiempo histórico estuvo atravesado por lemas, por consignas, por ideas del mundo que, viendo las consecuencias de su puesta en práctica, ponen de manifiesto zonas muy oscuras y controvertidas de esos actores que en muchos casos, se hace difícil suscribir..

Textuales

* “La memoria es algo inquietante. ¿Memoria para qué? Para construir ciudadanía, para consolidar la democracia, para darle un lugar justo a los muertos de la historia, para pensarnos como especie, para saber qué es lo que hicimos y lo que olvidamos, para ser menos inocentes en cuanto a los usos que el poder, aquí y en cualquier lugar, le da a los pasados traumáticos”.

* “Cuando uno se interroga por el pasado tiene que ir con todas las preguntas, confirmar que la memoria se caracteriza por ser selectiva: no recordamos todo, elegimos qué recordar y elegimos qué dejar afuera porque hay recuerdos que son incómodos, que nos interpelan más fuertemente”.

 

Perfil

  • Rubén Alberto Chababo es Prof. en Letras por la Universidad Nacional de Rosario; creador y primer director de la Oficina de Derechos Humanos de la Municipalidad de Rosario; director, entre 2003 y 2014, del Museo de la Memoria de la ciudad de Rosario, e investigador, conferencista y docente, entre otras numerosas actividades.