PRESENTAN LIBRO

“El tiempo no para”: sobre los cambios en la homosexualidad

El 3 de mayo, en la Feria del Libro de Buenos Aires, se presentará el trabajo del Dr. Ernesto Meccia, coedición de Ediciones UNL y Eudeba. El sociólogo aborda las transformaciones de la homosexualidad desde el regreso de la democracia.

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Ernesto Meccia es docente en la UBA y en la Universidad Nacional del Litoral. Foto: Gentileza Sebastián Freire

 

De la Redacción de El Litoral /Prensa UNL

cultura@ellitoral

En el marco de la 42ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, la Editorial Universitaria de Buenos Aires (Eudeba) y Ediciones Universidad Nacional del Litoral presentan “El tiempo no para”, de Ernesto Meccia.

La presentación tendrá lugar el próximo 3 de mayo, a las 18.30, en la sala Domingo Faustino Sarmiento del Pabellón Blanco. Participarán del panel, junto al autor: Mario Pecheny, Diana Maffia, Claudio Lizárraga, Irene Vasilachis de Gialdino y Gonzalo Alvarez.

En “El tiempo no para”, Meccia realiza un análisis socionarrativo de testimonios relativos a las transformaciones de la homosexualidad brindados por varones homosexuales adultos y adultos mayores que viven en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores desde, por lo menos, 1983. Ellos provienen de un mundo de humillaciones que hablaba en nombre de ellos; fue ahí dentro donde ‘aprendieron' a ser homosexuales. Pero ese mundo ha dejado de existir tras un denso proceso de cambio que desreguló el uso del lenguaje referido a la homosexualidad. Y por ello, actualmente, es interesante preguntarse: ¿de qué modos los mismos protagonistas de la historia cuentan, hoy, esa historia? ¿Con qué recursos narrativos, en qué formatos, con qué cláusulas? Y además: ¿de qué modos ellos mismos —como personas- se narran insertos en la corriente general de la transformación? En suma: ¿de qué formas cuentan que el tiempo no para?

El autor —expresa Irene Vasilachis de Gialdino en el prólogo- busca “verdades narrativas”, no “verdades históricas”, debido a que los textos narrativos sirven como evidencia del significado personal, no de la ocurrencia factual de los hechos relatados en las historias. De esta forma, los textos narrativos son analizados en relación con los significados que ellos expresan. (...) Dan evidencia acerca del mundo de la experiencia humana y es esa experiencia la que el autor intenta recoger”.

Sensible a la pregunta de Bertolt Brecht “¿Quién construyó Tebas, la de las siete Puertas? En los libros aparecen los nombres de los reyes”, Meccia construye un libro de sociología de la homosexualidad no por intermedio de discursos “expertos”, sino a través o, mejor, “gracias”, a las voces de quienes la vivenciaron en carne propia en los peores y mejores momentos.

Sobrevivientes

—¿Cuáles son las características salientes de los modos en los que los mismos protagonistas de la historia cuentan, hoy, esa historia?

—Por un lado hay “narrativas de redención”. Los testimoniantes cuentan el tránsito de la homosexualidad a la post-homosexualidad de una forma en la que ésta es bastante incomparable con aquella y se convierte en una oportunidad para compensar el sufrimiento. Pero quienes podrían compensar, en realidad, no serían ellos sino los gays del porvenir. Fue dramático advertir que consideran a las suyas vidas más perdidas que recuperables. En los relatos colocan a los de su generación en un lugar heroico de hacedores de un mundo (la sociedad post-homosexual) que dejan como legado. Pero en simultáneo aparecen “narrativas de contaminación” y “narrativas anti-utópicas”, que son el contrario de las de redención. Los homosexuales mayores señalan las mejoras pero al mismo tiempo no se cansan de advertir que existen fuerzas que podrían desvirtuar esos logros. Entre esas fuerzas, se destacan la “comercial” que asocian con la expresión “friendly”, tan de moda. La lógica “friendly” es tachada de hipócrita y de crear desigualdades hacia adentro del mundo gay, algo que no existía señalan- en el mundo homosexual.

—¿Con qué recursos narrativos, con qué cláusulas?

—Los recursos narrativos utilizados están marcados por la cultura de los Derechos Humanos y por la legitimidad de las distintas formas de individuación contemporáneas. Pude distinguir tres cláusulas narrativas. La cláusula “deceptiva” es un molde narrativo restrictivo que incita a ver las cosas en su medida real, medida que es menos gloriosa de lo que las apariencias demuestran (recién lo dijimos: las mejoras están, pero...). La cláusula “parasitaria”, muy interesante. Los testimonios arman una escena en la que “fuerzas virtuosas” buscan y luchan denodadamente por el cambio social y, en forma contrastante, “fuerzas parasitarias” o “vampíricas” se aprovechan sin escrúpulos y para beneficio propio de la situación generada. Típicamente he escuchado: los militantes homosexuales de los 80 dieron la vida por la causa y hoy se aprovechan los empresarios, como Pancho por su casa. La cláusula “global-local”: es un molde narrativo que hace inteligibles las transformaciones particulares a través de las transformaciones generales. Es decir que, como estamos en el contexto de la globalización, todo se volverá global, hasta la homosexualidad. Si es global la economía, tarde o temprano se comerá a la homosexualidad; si es global la liberalización de los estilos de vida, entonces adquirirá estatus positivo la vida gay.

—¿De qué modos ellos mismos se narran insertos en la corriente general de la transformación?

—Creí que sería prioritaria la figura de la “víctima”. Me equivoqué. Ellos se ven como “sobrevivientes”. La diferencia es grande: la víctima es la figura narrativa de alguien que poco o nada puede hacer ante un entorno hostil. El “sobreviviente” es una figura muy distinta: la de alguien que ante el mismo entorno pudo desarrollar inteligencia y habilidad para escabullirse de él y seguir con la frente alta. Hay una frase de Nietzsche que los representa bien: “aquello que no te mata, te fortalece.”

—En esta historia, ¿falta mucho por narrar aún?

—Para Paul Ricoeur el sufrimiento pide narración. Pero la narración es un punto de llegada. Tienen que existir condiciones políticas que alienten la memoria. Tengamos en cuenta el poco tiempo que hablamos a fondo sobre estos temas. Por otra parte: ¿qué nos asegura que el lenguaje que ahora usan exprese “bien” el sufrimiento que padecieron en su juventud? Sin duda: queda mucho por contar.

El autor

Ernesto Meccia nació en General Las Heras, Buenos Aires, en 1968. Es licenciado en Sociología, magíster en Investigación en Ciencias Sociales y doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Se desempeña como profesor ordinario de grado y posgrado de Metodología de la Investigación en la UBA y en la Universidad Nacional del Litoral. Fue secretario académico de la carrera de Sociología de la UBA y en la actualidad es miembro titular del Departamento de Sociología de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL.

Desde hace 20 años estudia la homosexualidad masculina desde un enfoque sociológico buscando sinergias con otras disciplinas, especialmente con los estudios del discurso y la etnografía de la comunicación. Publicó “La cuestión gay. Un enfoque sociológico” (2006) y “Los últimos homosexuales. Sociología de la homosexualidad y la gaycidad” (2011). También numerosos capítulos de libros y artículos en revistas científicas y en el Suplemento SOY del diario Página 12.