SILAS BASSA

La música en escena

El pianista santafesino radicado en Francia presentará su último trabajo, “Oscilations” en el Teatro Municipal. “Es un disco que digita muchos universos”, adelantó el artista.

La música en escena

A sus 35 años, Silas posee ya una vasta trayectoria, una formación multidisciplinar y trabaja en un nuevo proyecto que verá la luz el año próximo en Francia.

Foto: Gentileza producción

 

Juan Ignacio Novak

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Mañana a las 21, en el Teatro Municipal, el pianista santafesino Silas Bassa, quien reside en París desde 2002, presentará el disco “Oscillations”. Allí propone un repertorio moderno y personal, integrado por música minimalista, tango y composiciones propias. Antes de su presentación, el artista dialogó con El Litoral.

—¿Cómo imaginas este reencuentro con el público local?

—La expectativa que tengo tiene que ver mucho con el lugar donde voy a tocar. El Municipal fue mi primer escenario, cuando tenía 14 ó 15 años. Es un espacio que ya de por sí me trae muchos recuerdos, me emociona y me motiva mucho para presentar este recital, que se acompaña con una puesta en escena. Entonces voy a tener la oportunidad de mostrar esta versión de “Oscillations”, que voy a tocar en continuidad, sin cortes, acompañado y sostenido por un trabajo de luces y una proyección que trabajé en Francia con Alexandre Camerlo y Nita Klein.

—Realizaste muchos trabajos en los que la música interactúa con otras disciplinas. ¿Hay alguna de ellas sobre las que te interesaría indagar en algún momento?

—Hay una disciplina muy importante para mí: el encuentro con la danza. Que empecé a trabajar yo mismo hace diez años, cuando comencé a tomar clases de danza contemporánea. Eso me llevó después a animarme a imaginar un espectáculo, un concierto en el que pudiese también mostrar parte de lo aprendido en esa disciplina. Lo hice en París: presenté un espectáculo llamado “Reminiscentia”, donde hice una puesta en escena con una coreógrafa y un videasta. Hicimos dos o tres filmes cortos con un bailarín que también se incorporaba al espectáculo. De alguna manera, para mí fue el punto más importante en esto de trabajar con otras disciplinas.

—Tu trabajo no tiene tanto que ver con la visión tradicional de un pianista clásico.

—En París, le comenté a un crítico que estoy preparando un próximo disco para 2017, con otro programa, otra puesta en escena, con composiciones propias. Y el escribió algo así como: “Nos está preparando su próximo teatro musical”. Utilizó la palabra teatro. Me interesa esa idea de poner en escena la música, la música que interpreto o compongo, imaginarla en una puesta en escena. Es algo que tuve presente, desde los primeros conciertos. Siempre consideré que subir a escena tenía que ser un momento mágico y distinto. Nunca me bastó el hecho solo de sentarme en un piano y tocar, cosa que puedo hacer. Siempre me motivó buscar otras maneras de presentar el concierto que como lo hacemos tradicionalmente. Romper los códigos de lo que es un concierto, con toda la ceremonia, desde la vestimenta hasta el hecho mismo de los aplausos, esto de tocar y parar, que te aplaudan, volver a tocar, parar y que te aplaudan.

—¿Y el público está preparado fuera de Europa para este tipo de propuestas?

—El desafío con este disco es que no se puede catalogar. Es inclasificable. Es un disco que digita muchos universos, desde el tango hasta música contemporánea y composiciones mías. En toda esa mezcla, de alguna manera la coherencia tiene que ver con mi sensibilidad, que buscó esas músicas y quiso ponerlas juntas en una puesta que se llama “Oscilations”. Y creo que el hecho de hacer algo que no se puede clasificar, podía tener dos caminos. Uno, quedar en la marginalidad o la incomprensión. Otro, que es el que sentí, es que al público el hecho de que yo lo haya concebido así le facilitó entrar en la propuesta. Se da cuenta pronto de que hay una idea, un trabajo detrás. Yo lo sostengo al público con la manera en que voy llevando el concierto. Lo que hasta ahora pasó es que el público se entregó completamente.

—Es un gran esfuerzo para el artista.

—Tengo que estar ciento por ciento, del principio al fin. No hay momentos de descanso, de pausa. Salvo cuando estoy en el silencio, que es una manera de respirar un poco lo que ha sucedido hasta ese momento. Lo que me gusta de “Oscilations” es justamente esa concentración que tengo que sostener. Me hizo descubrir cosas que yo no conocía de mí mismo. Hay algo que sucede con este recital que me trasciende y transporta.

—¿Vas a seguir radicado en Europa? ¿Cuáles son tus proyectos?

—El próximo disco lo estoy trabajando en París. Estoy casi terminándolo en cuanto a la construcción del programa. Luego voy a trabajar una nueva puesta en escena, una nueva imagen, un título y un concepto. La idea es lanzar el año que viene ese nuevo proyecto que sucederá a “Oscilations”, que fue como abrir una puerta.

Referentes

Los estudios de piano de Silas Bassa comenzaron cuando tenía cinco años. Luego ingresó al Liceo Municipal Antonio Fuentes del Arco, bajo la dirección de la maestra Marta Part Ebrecht.

Más tarde se trasladó a Buenos Aires e ingresó en el Conservatorio Nacional, con dirección de Aldo Antognazzi, donde finalizó sus estudios superiores.

En 2000 participó de las masterclass dictadas por Bruno Gelber, quien lo seleccionó para su perfeccionamiento en Europa y Argentina, impulsándolo a una nueva etapa que lo llevó a Francia. Allí se produjo el encuentro con la pedagoga y pianista Monique Deschaussees.

Entradas

Están a la venta en la boletería de San Martín 2020, a un valor de 130 pesos las generales y 100 pesos para jubilados y estudiantes.