Emergencia hídrica

Modelos para el pronóstico de las crecidas del río Salado

  • El Gobierno de la Provincia de Santa Fe los utiliza desde 2006. Estas herramientas fueron desarrolladas por investigadores de la FICH.
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Vista de la creciente del río Salado el pasado 12 de abril sobre la ruta provincial Nº 6, cerca de Esperanza.

Foto: Mauricio Garín

 

Prensa UNL

Si hay algo que aflora en situaciones de emergencia hídrica, como la que actualmente atraviesa la región Litoral como consecuencia del fenómeno El Niño, es el nivel de preparación que posee la sociedad para afrontarla. Los sistemas de alerta hidrológica son herramientas fundamentales para la toma de decisiones en estas situaciones, ya que permiten disponer, con cierta anticipación, de información sobre la evolución de las crecidas de los ríos.

Al respecto, Jorge Collins y Gustavo Ferreira, docentes e investigadores de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), y Raúl Pedraza, decano de dicha unidad académica, destacaron que el Gobierno de la Provincia de Santa Fe opera modelos matemáticos para el pronóstico de las crecidas del río Salado, desarrollados por la Facultad y transferidos a la Provincia en el marco de un convenio de asistencia técnica.

“Después de la inundación de 2003, el gobierno provincial tomó la decisión de implementar sistemas de alerta hidrológica en la cuenca inferior del río Salado y en las cuencas de los arroyos Saladillo y Ludueña, en la zona sur de la provincia. Hasta ese momento, el sistema de monitoreo del río Salado era mínimo, debido entre otras causas a la reducción en la década de 1990 de la cantidad de estaciones hidrométricas instaladas por el Instituto Nacional del Agua en dicho río”, comentó Collins.

En el año 2006 se firmó un convenio entre el Gobierno de la Provincia de Santa Fe y la UNL, en cuyo marco la FICH implementó y calibró modelos matemáticos para el pronóstico de crecidas del río Salado en la Ruta Provincial Nº 70. “Esta sección del río se encuentra ubicada aguas arriba de la ciudad de Santa Fe, próxima a la localidad de Recreo, de manera que un pronóstico de niveles de agua o de caudales en esta zona con una cierta anticipación permite tomar las medidas correspondientes en caso de crecidas”, señaló Pedraza.

Desde entonces, estos modelos están operativos y comenzaron a utilizarse con buenos resultados. “Constituyen un componente del sistema de alerta, junto a la red telemétrica de la cuenca inferior del río Salado, que el gobierno provincial opera desde hace 10 años y para cuyo funcionamiento se contó también con el asesoramiento de la FICH. Los modelos desarrollados por la Facultad han sido de mucha utilidad y han permitido obtener pronósticos satisfactorios” en los últimos años, subrayó Ferreira, quien también se desempeña como director general de Servicios Técnicos Específicos del Ministerio de Infraestructura y Transporte de la Provincia de Santa Fe.

Los modelos

Los modelos son de estructura simple, de tipo estadístico de regresión múltiple y permiten pronosticar en tiempo real alturas hidrométricas y caudales del río Salado en la Ruta Provincial Nº 70, con un aviso previo de uno a cuatro días. Utilizan como datos de entrada las alturas o caudales en estaciones hidrométricas ubicadas aguas arriba y aguas abajo de la Ruta Provincial Nº 70, correspondientes al tiempo actual y anteriores.

“Se desarrollaron dos grupos de modelos. Uno para crecidas generadas por aportes de afluentes y locales al sur de la Ruta Provincial Nº 2 (San Justo). Para estas crecidas se ajustaron modelos con plazos de pronóstico de uno a tres días. El otro grupo es para crecidas generalizadas, originadas por superposición de caudales significativos del sistema Arroyo Golondrinas/río Calchaquí más caudales generados por los afluentes y cuencas locales. Para estas crecidas se ajustaron modelos con plazos de pronóstico de uno a cuatro días”, explicó Collins.

Al respecto, Pedraza añadió: “las crecidas generalizadas usualmente generan las situaciones más críticas en cuanto a caudales máximos a la salida de la cuenca, como ocurrió en las crecidas de 1914, 1973, 1977, 1998 y 2003”.

Los investigadores de la FICH coinciden en que, pese a su buen funcionamiento, los modelos de este tipo, basados en registros históricos, requieren una actualización permanente.