El desafío de la inflación

Tres por dos en las góndolas

  • Las ofertas de las empresas son un síntoma de consumidores agobiados. Economía ratifica expectativas, pero aún debe despejar cómo bajará el déficit fiscal mientras logra mover la economía.
Tres por dos en las góndolas

“Somos conscientes de dos restricciones: la social, con 30% de la población debajo de la línea de la pobreza; y la política, ya que no tenemos mayoría en ninguna de las dos cámaras”, dijo esta semana Prat Gay. Foto: DyN

 

De la redacción de El Litoral

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¿Descuentos en las ventas on line? ¿Tres cervezas al precio de dos en las góndolas? Las proveedoras de grandes cadenas comerciales son las que impulsan las ofertas. Aunque las grandes cadenas de abastecimiento no informan los precios al consumidor, ofrecen descuentos significativos si venden más volúmenes.

El síntoma es claro: si es cierto que no hay despidos significativos en el empleo formal, también es cierto que hay una caída en el consumo. El dato nuevo es que con estos artificios de marketing, hay baja de precios que por ahora es momentánea pero también sintomática. Las grandes empresas fueron apuntadas por el macrismo por haber hecho sus colchones más allá de toda proporcionalidad lógica con la devaluación, que por sí sola ya era suficiente para afectar los bolsillos de la gente. Es una deuda de eficacia de la gestión.

“Estamos en el medio del río”, disparó en las últimas horas Martín Redrado. Cuando le pidieron un diagnóstico, definió que ya había demasiados en la Argentina, y que debíamos esperar porque ya partimos de la orilla de un modelo de consumo sin inversión, y que ahora debemos ver si las inversiones finalmente llegan. Fue cauto el economista, hoy alineado con el Frente Renovador.

Esta semana el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, reconoció una inflación para abril del 6,5% en Capital Federal. Pero explicó que un 4 % fue por la suba de tarifas y que por tanto la inflación que queda es del 2,5 %. De hecho apuntó que los alimentos subieron apenas 2 %. Claro que se encarecieron antes, pero ahora enfrentan la implacable lógica de que los consumidores no comprarán si no tienen con qué.

“En el tercer trimestre, el aumento de precios estará debajo del 2%, y en el cuarto será de entre 1 y 1,5%”, vaticinó el ministro. Es la apuesta fuerte del gobierno; si baja efectivamente la inflación en el segundo semestre (“drásticamente”, se aventuró Federico Pinedo) habrá ganado una batalla simbólica. Aún cuando los consumidores llegarán “a la otra orilla” con menos capacidad de compra, se despejaría la perspectiva. Y la economía, saben los administradores del poder, depende mucho de las expectativas.

¿Una amenaza?

“Si el empresariado local no empieza a tomar riesgo va a ser el empresariado extranjero el que tome la delantera”, advirtió Prat-Gay. Al ministro le llegan pedidos para cerrar importaciones; muchos empresarios locales no acompañaron al gobierno. Incluso fueron menos benévolos que los sindicalistas que, aún sin despojarse de su piel de escorpión, evitaron pinchazos que paralicen a la Casa Rosada.

De cualquier manera a Economía le quedará -si logra sus objetivos inmediatos- atacar las causas de la inflación. El déficit fiscal está en el origen de todos los males; al ajuste hay que hacerlo “con la gente adentro”, reconoció alguna vez Máximo Kirchner. Fue un reconocimiento de lo que había que hacer, y que no lo harían ellos.

El déficit fiscal fue del 0,8 % en el primer trimestre según Prat Gay. “Estamos bajando dos décimas por trimestre, que es lo que prometimos”, ensayó. Pero el gradualismo hace mantener las altas tasas que sostiene Federico Sturzenegger desde el BCRA. Tasas que enfrían y afectan las inversiones que el propio gobierno procura.

Lo que ahora espera la Casa Rosada es el paliativo de las paritarias y que los empresarios, por imperio de las evidencias, se bajen del colchón y traigan -los que tienen- la plata argentina que está fuera del sistema.


Blanqueo

“Necesitamos recaudar más y mover la actividad”, dijo el ministro Prat Gay esta semana. El orden de los factores es revelador, porque en realidad no se puede recaudar más si la actividad se achica. Ahí es donde jugaría su papel -además del financiamiento- el blanqueo: la apelación para los que tienen algo fuera del sistema, lo traigan.

¿Por qué lo harían después de los fracasos de dos medidas similares durante el gobierno de Cristina Fernández? Porque ahora la Afip argentina estará integrada en una red internacional de colaboración de datos fiscales.

Economía prevé recaudar de 4 a 5 mil millones entre este año y el próximo. Pondrá un costo fiscal a un blanqueo que -especula- sea de unos 50 mil millones de dólares.

El 1º de enero de 2017 se pone en marcha el acuerdo de intercambio de información fiscal entre 55 países (serán 100 en 2018) por lo que habrá una base de datos internacional contra evasores. “No habrá lugar dónde esconder la plata. Antes de enero del año que viene si uno no está al día con Afip tendrá problemas”, explicó Prat Gay.

El dato

Poco claros

  • El sistema de consulta on line de precios ofrece pocas certezas y escasas referencias a supermercados locales. Pero sirve para ver la enorme distancia de precios que hay entre una góndola y otra, o incluso las grandes diferencias de ofertas y precios “regulares” dentro de un mismo comercio. La herramienta sería de gran ayuda si funcionara bien. Serviría para “empoderar” a los consumidores. Pero para eso hace falta que funcione bien.