Pensar en grande

En plena precampaña de trigo, el campo santafesino hace malabares para sobrellevar el impacto nefasto del agua. Las grandes obras de infraestructura siguen esperando para poder darle una mano a la producción.

Federico Aguer

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“Haz algo grande o vuélvete a tu casa”, suelen decir los norteamericanos. La frase -si bien algo altanera- refleja el espíritu emprendedor que hizo grande a la potencia del norte a través de la cultura del trabajo y el sueño del “self made men”, del cual el presidente Barak Obama es la representación más real de su concreción.

Tal vez los contemporáneos de este momento de la Argentina no lleguemos a dimensionar el cambio de paradigmas que estamos transitando. La gestión de Macri no será brillante en muchos aspectos, pero planteó en su plataforma volver a instalar el sentido común como gimnasia, el diálogo como herramienta, y la razonabilidad como combustible. Sin embargo, en este sentido bien vale aclarar que vetar una ley democráticamente sancionada por el Congreso implica retroceder dos escalones en el marco de la institucionalidad pregonada. Es cierto que un nuevo cepo al trabajo es un principio que no comulga con la filosofía del ingeniero, pero es la mejor idea que se le cayó a una oposición demasiado acostumbrada a gobernar.

Santa Fe supo alcanzar los títulos de los diarios del mundo cuando junto con Entre Ríos decidieron construir un túnel subfluvial que conectara ambas provincias. Una obra civil que aún hoy maravilla a quien recién la conoce o la transita a diario, y que sigue generando una renta nada despreciable.

50 años después de aquella gesta, los actores del arco público y privado debemos replantearnos la visión del país en el que vivirán nuestros hijos. Tal vez los objetivos son menos ambiciosos: reconstruir la red vial rural, definir con responsabilidad del manejo y mantenimiento de los cursos de agua, instalar de una vez por todas una nueva terminal portuaria junto con la hidrovía, e ir paso a paso hacia un nuevo entramado ferroviario que consoliden a nuestra ciudad como el “hinterland” que es.