La iteración del hacer y deshacer: retratos de la vida doméstica

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El arte de una santafesina que crece e innova en Europa. Pinturas y dibujos de María Constanza Villarreal Doldán.

 

TEXTO. GRACIELA DANERI.

Para ella el tiempo nunca transcurrió en balde, pues después de haber comenzado a formarse en Arquitectura en la UNL, sus inclinaciones la fueron conduciendo hacia derroteros artísticos propiamente dichos, aunque aquella disciplina le imprimiera un sólido punto de partida. Así inició su camino la santafesina María Constanza Villarreal Doldán, hoy desarrollando su vocación en Europa, teniendo como epicentro Roma, la Ciudad Eterna, como eterno es el arte.

En diversos países del Viejo Continente ha participado con sus pinturas y dibujos -en los que trabaja con diversas técnicas- en muestras individuales y colectivas, tal como lo hizo mientras habitó en esta, su ciudad natal, como en Buenos Aires, hasta que en su vida hizo irrupción el amor que la condujo a Italia y que fructificó en dos hijas (Aurora y Olivia) y que hoy está a la espera de su tercer vástago, María Sabina.

No obstante las obligaciones familiares que debe afrontar, ella sabe conciliar la vida hogareña con su pasión artística.

UN ENTORNO ESPECIAL Y VANGUARDISTA

Últimamente, esta talentosa plástica santafesina ha estado trabajando como artista en residencia en la Galería-Estudio Abierto Proyecto Esthia Arte Contemporáneo, que se halla en el Trastevere y que fuera creado por la alemana Cristina Hegel hace más de diez años. Esthia ocupa el edificio de un ex monasterio lo que le da un encanto especial-, y que posteriormente se transformara en la Casa Internacional de la Mujer, aunque esta galería-estudio es independiente de ella. Nos relata María Constanza que comenzó como carpintería y ha mantenido ese carácter de laboratorio-estudio, donde se muestran obras de artistas casi todas internacionales y principalmente mujeres.

“A mí particularmente me gusta el formato de estudio que, lleno de herramientas y materiales diversos, se transforma en una galería por la noche y donde el proceso es parte de la muestra tanto como el trabajo terminado. Aquí también se editan libros de arte”, nos dice. En este especial y vanguardista entorno desarrolla esta santafesina su propio proyecto de dibujos.

ASUMIRSE COMO LO QUE SE ES

Sin ningún inconveniente M.C. recuerda que una galerista argentina le dijo una vez que “yo era muy buena como artista, pero pintaba como mujer, lo cual me resultó molesto. Pero después de un tiempo lo incorporé como una crítica positiva y decidí tomar los elementos de mi realidad cotidiana de mujer para mis dibujos, que en ese momento era construir una casa con chicos pequeños en un país diferente al mío”.

En esta serie “trato de sacar fuera las escenas en que las telas han tomado parte y, si bien las telas me pertenecen (son mis propias sábanas, almohadas, manteles) y las imágenes me pertenecen (mis hijos, mi casa), simbólicamente también pertenecen a todos. Todos los que han sido cuidados y todos los que han cuidado a otros, y entre rutinas y rituales han construido el hogar”.

LA INCURSIÓN EN TEMAS Y MATERIALES DIVERSOS

Para nuestra entrevistada las residencias artísticas son una ocasión maravillosa para experimentar e incursionar con temas y materiales diversos, aprovechando el nuevo entorno. Y continúa explayándose al respecto: “Aquí he explorado el paisaje hogareño e interior, tomando como punto de partida telas domésticas. He tratado piezas textiles viejas, usadas, heredadas o encontradas, con una mezcla blanca”, explicando que esta mezcla borra algunas de las manchas y signos del tiempo y del uso “como una iteración más de la secuencia del hacer y deshacer, ensuciar, lavar, típicas de la vida doméstica”.

Es que María Constanza, blanqueando estas telas, ahora convertidas en superficies de trabajo, nos explica que intenta “revertir el proceso, borrar y marcar, dejando que los retratos de la vida cotidiana de la casa en los que esas telas han tomado parte, resurjan”.

Prosiguiendo con el porqué de su elección, enfatiza que “he elegido el entorno doméstico por la capacidad poética de sus imágenes, y la tinta y la punta de plata como técnicas por la sutileza y la posibilidad de envejecer con la oxidación, cambiando a nuevos tintes”.

LA FILOSOFÍA EN EL ARTE Y EN LA VIDA

La idea de la tela viva que puede cambiar en el tiempo “me recuerda al cambio permanente, a la brevedad y a la importancia de aprovechar cada momento”, reflexiona, haciendo evidente así el fuerte contenido de la filosofía que imprime a su arte y a su propia vida.

Dejando vagar la mirada por sus nuevas obras es imposible no distinguir cuánto de ella, de sus vivencias, de sus alegrías y vicisitudes cotidianas están rotundamente manifestadas en todas y cada una de sus creaciones.

En su lúcida comprensión, María Constanza Villarreal Doldán expone claramente aquello que alguien con mucha sabiduría supo afirmar: “El arte es un proceso de conversión, una máquina que puede transformar hasta los desechos en algo limpio y brillante”.