ARTES VISUALES

Pinturas de Marité Crespo y María Fernanda Delfor

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Marité Crespo, obra de la serie “Parte Batlló”, técnica mixta sobre tela.

Foto: Gentileza AG Arte

 

Domingo Sahda

En fecha reciente quedaron abiertas a la apreciación pública dos muestras de pinturas cuya diversidad intrínseca sólo se asienta en las dimensiones de las mismas, por cuanto responden a idénticas preceptivas. Las obras expuestas, cuyas autoras son Marité Crespo, quien denomina a la colección que firma como “Parte Batllo”, en tanto que María Fernanda Delfor titula a la colección de su autoría como “Acuarelas”, son expuestas en la planta alta de la galería AG/Arte (Bv. Gálvez 1514), Santa Fe.

Ambas autoras se vinculan tanto por el proceso creativo que se evidencia en las estructuras visuales a la vista cuanto por la intencionalidad subrepticia de las obras, de impecable ejecución, vale señalarlo. Las piezas apelan al delicado oficio, al ajustado tratamiento plástico autorreferenciado. En ambas autoras, existe el llamado “lenguaje plástico visual” sin otra referencia más que a su “praxis” autorreferenciada. De suyo se interpreta que el denominado “lenguaje” se configura como vínculo preciso entre emisor-receptor, apelando a un código de comunicación conocido e interpretado por ambos extremos de la ligazón mencionada, aunque esta situación se dé, con mayor o menor abstracción o estilística propia, sin atravesar las barreras que sólo se trasponen cuando se incursiona en la experimentación matérica, bajo la cubierta conceptual de “creación libre” que deriva, casi inevitablemente, en la presunción del sentido “ornamental” del cuadro-objeto.

La contemporaneidad en el territorio de las llamadas Artes Visuales se encuentra, evidentemente, atrapada en un callejón sin luz a la vista en tanto se suponga que las instancias constitutivas del arte de la imagen se ordenan a partir de una práctica cuya referencia significa aventurarse en la experimentación con los elementos específicos sin ir más allá.

Nos enfrentamos, pues, a trabajos de manifiesta calidad de ejecución, de limpio y transparente color y de decidido trazo o grafía, los que inevitablemente configuran la idea de lo ornamental. El arte visual no debería caer, como sucede a menudo, en un espacio de proyección e interpretación personal. “Cada quien ve lo que quiere” es aceptar al “cuadro” como espacio de proyección subjetiva de cada quien que mira. Como si fuera un espejo personal.

Crear un discurso específico y congruente no sólo implica “saber hacer”, sino tener en claro “qué decir” amalgamando acción objetiva e intención subjetiva en una sola propuesta a la vista. Lo otro es “manualidad” más o menos prolija que se autorreferencia. Digo, es un decir.

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María Fernanda Delfor, “Enzunchada” 2015, acuarela.

Foto: Gentileza AG Arte