Descubriendo “La Catedral”

Descubriendo “La Catedral”
 

La visita al templo máximo del tenis mundial, bien puede considerarse ineludible para quien recorra a la capital británica y se precie de disfrutar de este o del deporte en general.

Textos. César Miño ([email protected]), enviado especial a Londres. Fotos. Santa fe producciones.

Lo primero que puede ser de utilidad para quien desee visitar uno de los sitios emblemáticos del deporte mundial, es saber que el acceso al suburbio de Wimbledon, enclavado en el sudoeste de Londres, es muy sencillo.

Lo más directo (y económico) es hacerlo a través del tren o el célebre Underground (subte); por ejemplo, a partir de un centro neurálgico de la capital británica como Paddington Station, desde donde se pueden elegir prácticamente todos los destinos que se deseen en la ciudad (e inclusive, las combinaciones para trasladarse -por ejemplo- a Gales o Escocia, por UK Trains; o a los más diversos sitios del continente, por Eurostar).

Vale aclarar que también se puede recurrir a cualquier combinación desde otra estación, hasta finalmente utilizar algunas de las líneas que tienen como destino a esa zona residencial ubicada a unos pocos kilómetros del corazón londinense.

Está claro que cualquier referencia que se intente sobre el sector del distrito del Municipio de Merton, cuyo origen data a 1838 (justamente cuando se construyó la primera estación de tren), queda eclipsada por el célebre All England Lawn Tennis & Croquet Club, escenario del British Open, referencia máxima por tradición- del tenis universal.

Cuentan las reseñas históricas que Wimbledon significa “cerro Wynnman”, que en el mapa de 1786 figuraba como “Wimbleton”, sitio que habría sido habitado a partir de la construcción del fuerte en Wimbledon Common -como no podía ser de otra manera- , en la cima de una colina cercana al poblado.

El cambio de carácter de Wimbledon fue reconocido en 1894 cuando, bajo la ley de gobierno local de ese año, se formó el distrito urbano de Wimbledon, con un consejo electo.

En el medio, hay innumerables situaciones ocasionadas por diferentes circunstancias históricas, que comienzan en el Siglo XVI y se extienden hasta el XIX, cuando la zona cobra características similares a las más conocidas.

Ahora, allí...

Luego de este escueto repaso histórico, vale detenerse en la actualidad, a partir del arribo a un barrio residencial, que desde las estaciones de tren o subte permite un rápido acceso a Church Road, la calle de referencia para acceder al mítico club británico.

Mientras se disfruta de una caminata signada por veredas impecables, árboles pintorescos y jardines prolijamente mantenidos, sobre la margen izquierda se encuentra un enorme Golf Municipal, que siempre tiene adeptos disfrutando de otro de los deportes típicamente británicos (como la gran mayoría, en realidad).

La llegada a “La Catedral” conmueve: imaginamos que tanto como a nosotros, a cualquier persona que disfrute del tenis o del deporte (en general, sin elegir un nombre en especial). Es como ingresar a la historia misma de una de las disciplinas más difundidas del mundo.

Vale entonces aludir que el primero de los torneos se disputó en 1877, a través de singles masculinos protagonizados por una ronda inicial de 22 jugadores, cifra que fue creciendo rápidamente con el paso de las ediciones.

En 1884 se incorporaron los singles femeninos y dobles masculinos; en 1913 irrumpieron los dobles mixtos; mientras que en 1922 el certamen se trasladó al sector donde actualmente está emplazado el imponente complejo.

Si de fechas se trata, es oportuno puntualizar que en 1940, en plena Segunda Guerra Mundial, Wimbledon fue bombardeado por la aviación alemana, ocasionando daños severos al court central y a una sala de equipamientos.

Justamente, hablando del Centre Court, recibió en 2009 el primer techo corredizo, algo sumamente útil para la imprevisibilidad del clima británico.

En cuanto a la cancha 1 fue remodelada en 1971, pasando a ser un excelente estadio, emplazado muy cerca del court central, aunque sin su magnificencia, pero de características muy similares.

En medio del verde oscuro y el púrpura que lo distinguen, Wimbledon mantiene la tradición del color blanco impoluto en la vestimenta de los jugadores.

Como no podía ser de otra manera, su fecha de inicio en cada año es tradición pura: seis semanas antes del primer lunes de agosto. Por ende, la versión 2016 que se avecina, se cumplirá entre el 27 de junio y el 10 de julio. Y como siempre, el Middle Sunday, es decir, el domingo del medio, no posee actividad alguna.

Otra de las características unívocas, es que no tiene en cuenta el Ranking ATP a la hora de armar el draw principal. En cambio, se utilizan los puntos obtenidos por los tenistas la semana precedente al inicio y los puntos obtenidos por cada jugador en los certámenes de césped en los últimos 12 meses.

DESDE ADENTRO...

Volvamos a la emocionante visita. A la hora de elegir la recorrida por el interior, es recomendable adquirir el ticket pass que incluye la visita al Wimbledon Museum y a las instalaciones del complejo, ya que posee un precio más conveniente que si se opta por una u otra posibilidad.

Al ingresar al museo, la utilización de auriculares multi idiomáticos permite meterse en el tiempo, con rigurosidad y prolijidad británica en 9 idiomas.

En una serie de estaciones, se pueden repasar los orígenes del tenis y la irrupción del deporte fuera de los palacios reales.

En cada estación, es posible observar desde documentación histórica, los trofeos instituídos y la singularidad de la notable evolución de la indumentaria de quienes practican este deporte, originalmente vestidos como para concurrir a un salón de palacio.

Se trata de un extenso recorrido multidimensional, en el que afloran desde las tradiciones, hasta los resultados, protagonistas y todo aquello que se puedan imaginar en torno al certamen más tradicional del mundo.

La tecnología ayuda en demasía, ya que a través de pantallas táctiles y audioguías en nueve idiomas, se puede aprender historia, desde la historia misma.

Más allá que resulta difícil expresar cuál es el momento más emocionante, bien podría elegirse la bienvenida que el mismísimo John Patrick McEnroe le brinda al visitante desde el interior de una réplica exacta de los vestuarios, a través de un holograma.

O el ingreso a un microcine, que en pantalla tridimensional permite vivenciar las finales desde un palco privilegiado del Centre Court, en un recorrido de 360 grados que además de imágenes magníficas, reproduce los sonidos típicos del escenario principal, en un combo de sensaciones realmente extraordinarias.

POR LAS CANCHAS...

Con la emoción a flor de piel, llega el momento de recorrer las instalaciones, a partir de un Meeting Point ubicado en un lugar neurálgico del complejo, frente al cual se encuentra la gigantografía de los últimos campeones, uno de los sitios predilectos, si en materia de fotografías se trata, que utilizan los visitantes.

En octubre pasado, en ocasión de nuestra visita, lucían orgullosos Novak Djokovic y Serena Williams, ganadores de los singles masculino y femenino, de la versión 2015, respectivamente.

Inmediatamente, la guía comienza a describir los orígenes del complejo, aferrándose a datos históricos puntuales, como los descriptos en el inicio de esta nota.

Luego, pacientemente, conduce a los visitantes a una recorrida que incluirá vistas panorámicas de las canchas; ingresos a lugares donde solo pueden hacerlo los socios del All England, privilegiados en estar face to face con los jugadores; o disfrutar de un té o alguna comida en un terraza panorámica que prácticamente permite observar la mayoría de las canchas.

El recorrido también permite descubrir los selectísimos palcos de prensa televisiva; la sala general de prensa y la célebre sala de conferencias, donde solo se sientan los campeones, para responder preguntas luego de la obtención del título más preciado.

El punto culminante son los ingresos a la cancha número 1, en primer término; para finalmente acceder al Centre Court, privilegio que permite observar el marcador de la última final: triunfo de “Nole” Djokovic sobre el suizo Roger Federer, por 7-6, 6-7, 6-4 y 6-3.

Como un mensaje magnánimo de la naturaleza, en la mitad de la recorrida comenzó a lloviznar sobre “La Catedral”, enriqueciendo un paisaje británico que más allá de la descripción que se intente, dejará una huella indeleble entre la colección de momentos estelares que el deporte me permitió disfrutar en mis sesenta años de vida.

Centre Court. La imponente imagen del escenario principal del complejo, en cuyo fondo -por tradición- figura el tablero con el resultado de la última final. En este caso la victoria del serbio Novak Djokovic ante el suizo Roger Federer.

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pórtico de uno de los accesos al complejo deportivo británico.

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Wimbledon Museum. Tres registros valiosísimos: el trofeo y los datos del campeón de la primera edición del torneo; junto a vestimentas femeninas y masculinas utilizadas en diferentes épocas.

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DE SHOPPING

Como no podía ser de otra manera, muy cerca del ingreso al complejo está la tienda, que cómo muy bien nos dijo uno de los empleados: “tiene de todo y para todos...”; además de no saber (o no querer) precisar cuál producto era el más vendido.

Lógicamente, quien visite “La Catedral”, querrá llevarse un souvenir; o bien comprar un regalo que para alguien relacionado al tenis, posee un valor incalculable.

Remeras, shorts y polleras, toallas grandes y pequeñas, kids de pelotas, muñequeras, llaveros, vasos y tazas, paraguas y corbatas, figuran entre las posibilidades más características. Los precios arrancan en 5 libras y tras recorrer innumerables combinaciones en estos rubros, llegan a las 100 (las mejores corbatas, por ejemplo).

Todos y cada uno de ellos tienen el inconfundible logo de Wimbledon o bien los colores púrpura y verde, combinados, inexorablemente, de manera impecable.

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El Court N°1, casi un émulo del Centre Court en dimensiones acotadas.

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Croquet. Obviamente, no podía estar ausente la referencia al otro deporte que conforma el nombre completo de la afamada institución británica.

La ciudad de las Catedrales

Sabido es que la capital británica tiene el privilegio de poseer otras catedrales de enorme celebridad, partiendo de la que al denominarse no necesita llevar comillas: Saint Paul’s Cathedral.

Se trata de la catedral anglicana londinense, la sede de la diócesis y del obispo de Londres, perteneciente a la Iglesia de Inglaterra y ubicada en Ludgate Hill, el punto más alto de la ciudad.

Luego están las deportivas, que fueron motivo de notas especiales de El Litoral, en ocasión de la Rugby World Cup 2015, desarrollada en Inglaterra y Gales.

La “Catedral del Fútbol” mundial: Wembley Stadium, el imponente estadio (92.000 espectadores de capacidad) donde jugaran Los Pumas con los All Blacks, un partido inolvidable.

La “Catedral del Rugby” mundial: Twickenham Stadium, donde se desarrollaron los partidos inaugural y final, además de varios más, inmersos en el inolvidable certamen ecuménico.

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Orígenes del tenis. Algunas de las raquetas exhibidas datan del Royal Tennis o Jeu de Paume; es decir a los pasos iniciales de este deporte.