Isabel Marant: “lo natural también puede ser elegante”

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Isabel Marant.

Hizo de su marca un estilo de vida que aboga por el menos es más pero en clave chic y cool. Ella es su propia musa, alguien que siempre sonríe, reniega del maquillaje y la tintura en el pelo. Viste a la “mujer no-perfecta”, a la que tiene actitud y es absolutamente canchera. Conocela aquí.

Textos. Georgina Lacube.

A fuerza de prendas hechas y pensadas para el día a día creó el estilo effortless chic, es decir, una estética elegante pero depurada, relajada y sin esfuerzo que nació a mediados de los noventa a contrapelo de los looks híper sexies, excesivos y agresivos que proponía Tom Ford por aquel entonces. El mérito le corresponde a Isabel Marant, la diseñadora francesa de 49 años que a la fecha mantiene vigente su impronta casual, despojada y realista que expandió a mecas fashion como Nueva York, Madrid, Londres, Hong Kong, Dubai, Tokio, entre otros.

Estudió diseño en una de las escuelas parisinas más exclusivas y prestigiosas: el Studio Berçot. Arrancó haciendo joyería artesanal influenciada por sus viajes de mochilera por Asia y África, y con las ganancias que obtuvo se puso a diseñar una línea de suéteres y prendas tejidas para su primera etiqueta: Twen, la misma que en 1994 rebautizó como Isabel Marant. Súper establecida y con marca propia no duda en abrir su estudio del Passage Saint-Sébastien en el parisino barrio de Le Marais. Allí empieza a idear su primer desfile, que se presenta en la primavera-verano de 1995. Enseguida su nombre empieza a circular en los medios especializados en moda, donde se alababa su prêt-à-porter real y ponible, alejado de las estridencias de las pasarelas. Además de su talento, otra “llave” vital de su carrera fue su madre, una modelo alemana devenida en, nada más y nada menos, que la directora de la agencia Elite.

COMODIDAD, BUEN GUSTO Y VERSATILIDAD

Los éxitos no tardaron en llegar. En pocos años pasó de ser una diseñadora parisina de culto a una gran marca internacional. Para 1998 ya estaba vendiendo sus creaciones en Japón, y en 1999 diversifica su marca sumando Etoile, una línea concebida para ser más accesible y casual que su firma insignia. Luego le sigue la apertura de su segunda tienda en París, el lanzamiento de una colección para chicos, crea una colección con Anthropologie (cadena de tiendas de ropa de mujer, decoración y chucherías que triunfa desde los 90 en Estados Unidos), y hasta gana el juicio que tenía con la firma Naf Naf por copiar un vestido de la colección de otoño-invierno 2006 de su autoría.

Además, en el año 2010 inaugura su primera tienda de Nueva York, concretamente en el SoHo, Kate Moss protagoniza la campaña de su firma, y desembarca con nuevo store en Madrid.

Sin que se lo imaginara, rápidamente se convirtió en la favorita de editoras de moda, blogueras, it girls, modelos y celebrities como Kate Bosworth, Sienna Miller, Dakota Fanning y Diane Krueger, pero también de muchas mujeres anónimas que visten habitualmente sus diseños, una oda a la comodidad, el buen gusto y la versatilidad. “El común de los mortales no tenemos fiestas y alfombras rojas habitualmente, lo que tenemos es que ir a trabajar, llevar a nuestros hijos al colegio, hacer las compras en el súper e ir a mil lugares sin un chófer que nos lleve a donde necesitemos. Para estos momentos enfoco mis diseños, que siguen la lección que me dio uno de mis profesores de la facultad: ‘No hagas prendas que vos no usarías’”, justificó en una entrevista.

Y mal no hizo en seguir su instinto. Sus pantalones chupines por encima del tobillo con detalles tribales, los abrigos de estilo masculino, las camisas con aire western, las prendas tejidas voluminosas, sus sandalias de tachas (¡un must!), las botas y stilettos de taco bajo para componer looks con un plus de rock and roll hoy no sólo hacen furor en el street style, sino que también han sido copiados hasta el hartazgo por las firmas low cost. Lo mismo ocurrió con sus famosas zapatillas Willow (las que tienen taco escondido), que fueron toda una revolución y ahora todas las marcas tienen su versión, incluidas Zara, Topshop, Bershka u otras menos conocidas. Una idea que reflotó de su niñez, donde se agregaba una especie de plataforma de corcho dentro de sus zapatillas para no ser la más petisa de sus amigas.

SENCILLEZ Y ACTITUD

Por todo esto, en el 2013 la firma sueca H&M la convence para crear una colección de otoño-invierno en conjunto. “Me siento halagada por esta colaboración. H&M trabaja con los mejores diseñadores, esta invitación es un verdadero honor. Mi objetivo es crear ropa auténtica que la mujer quiera ponerse en su vida diaria con esa pizca de descuido que considero tan parisino: vestir con elegancia pero sin esmerarse demasiado y seguir luciendo sexy. La colección refleja esta sencillez y actitud. Todo se puede combinar según el instinto individual: mi propuesta de moda se basa en la personalidad”, aseguró en su momento Isabel Marant.

Por supuesto, también fue tentada por varias súper-marcas para que tome las riendas de sus departamentos creativos. Pero su postura es inamovible. “Amo colaborar pero no trabajar en relación de dependencia para otras casas. Ya lo han intentado varias veces, pero digo que no. La última que me propusieron fue Kenzo, pero lo rechacé. No tengo tiempo y no creo que sea buena directora artística. Me identifico perfectamente con mi marca, pero no sé si podría hacerlo con las demás”, declaró a El País.

Pero no todo es color de rosa para esta amante de lo natural. El año pasado, fue el centro de una tormenta en Twitter bajo el hashtag #MiBlusadeTlahui, el cual señalaba el gran parecido de algunas de sus creaciones con aquellos de diseñadores indígenas mexicanos de Tlauhuitolpec, en Oaxaca, México, quienes han confeccionado sus blusas originales cosidas y bordadas a mano por más de 600 años al estilo de los indios del pueblo Mixes, y cuya manufactura y venta es un factor económico y cultural importante. A la fecha la justicia no se expidió sobre el tema.

HOMENAJE A PARÍS

Mientras tanto, continúa mostrando lo suyo en la Semana de la Moda de París. Tal es el caso de su otoño-invierno 2016/17, una apuesta arriesgada para un homenaje a París, a la juventud, a la fiesta y al guardarropas de los años ochenta. Así, el cuero negro o rojo marida muy bien con suéteres de hombreras puntiagudas, muy Marant, y el estampado de cebra o leopardo sobresalen junto a una sobredosis de accesorios: cintos, botitas cortas con tachas y medias de cristal. Sin olvidar la melena voluptuosa, claro. También apostó a los chalecos, los maxitejidos y los pantalones de rombos o Príncipe de Gales en tres colores que marcan la pauta cromática: rojo, azul y blanco.

“Cuando me preguntan la diferencia entre las chicas francesas y las americanas, lo principal es que las francesas dedican mucho tiempo a parecer que no están prestando demasiada atención a su estilo, cuando en realidad están haciendo exactamente eso. Es una cuestión de actitud. Siempre hay que sorprender: cuando esperan que uses tacos, usa chatitas. Si esperan planos, lleva plataformas”, resumió en declaraciones a Glamour USA. Determinada.

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Invierno ‘17 by Isabel Marant.

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Equipo de Isabel Marant para H&M.

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Marant Invierno ‘17.

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Sienna Miller by Isabel Marant.

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La bloggera Chiara Feragni con zapas Isabel Marant.