editorial

Reino Desunido

  • La caída relativa de los salarios y el miedo a la mano de obra extranjera, más la propaganda, a veces ideológica, otras oportunista de diversos actores políticos, explican en parte esta determinación.

Multitudes salieron a las calles de las principales ciudades de Inglaterra para festejar el triunfo de quienes optaron por el retiro de Gran Bretaña de la Unión Europea (UE). El futuro inmediato dirá si esas multitudes podrán mantener su euforia o, por el contrario, habrán de lamentar una decisión cuyas consecuencias pueden ser imprevisibles no sólo para el orden económico y político europeo y mundial, sino también para el propio Reino Unido (UK).

A la hora de elaborar las primeras conclusiones que expliquen este resultado, hay que tener presente que votó por el leave (la salida) un alto porcentaje de obreros industriales, tradicionales votos del Partido Laborista, que siempre levantó la bandera de la UE. Es que la caída relativa de los salarios y el miedo a la mano de obra extranjera, más la propaganda en algunos casos ideológica y en otros casos oportunista de diversos políticos, explican en parte este resultado. La primera consecuencia es el anuncio de la renuncia del primer ministro David Cameron -que se consumará en octubre próximo- y el anuncio de dirigentes de Escocia y Gales de convocar a nuevos referendos para decidir su permanencia ya no en la UE sino en el Reino Unido. Esa es la primera consecuencia directa y verificable. El reino quedó socialmente partido y políticamernte desunido. Y si bien el primer efecto golpea a todos los mercados, a la larga el mundo podrá vivir sin Inglaterra, pero a Inglaterra se le hará muy difícil vivir fuera de la trama europea.

Según los expertos, existirían posibilidades legales para que el Parlamento revise esta decisión popular, pero atendiendo a las declaraciones de Cameron y a la propia movilización callejera, esta variante quedaría definitivamente descartada, por lo que es muy probable que para octubre se convoque a nuevas elecciones mientras avanzan los pasos institucionales para cumplir con el mandato popular expresado en esta reciente consulta.

Lo ocurrido en este país afecta al complicado equilibrio político europeo y, por supuesto, al orden financiero internacional, habida cuenta de que la plaza de Londres es, luego de Wall Street, la más importante del mundo. Por su parte, el impacto de lo sucedido alienta a las corrientes nacionalistas y populistas de izquierda y derecha en Europa, partidarias desde hace un tiempo del abandono de la UE.

En principio, habrá que ver cómo afecta lo sucedido en las cercanas elecciones españolas. En el mismo orden, queda abierto un gran interrogante respecto de la situación política de Francia, donde Marine le Pen se presenta como la dirigente antisistema por excelencia. En un plano más amplio, será necesario auscultar el impacto de lo ocurrido en la campaña electoral norteamericana, donde el candidato antisistema Donald Trump -que se alegró de la decisión de los ingleses- mantiene sus posibilidades de sentarse en el salón oval de la Casa Blanca.

Por último, hay que señalar que estos resultados no afectan la relación del Reino Unido con la Argentina, que exhibe un bajo nivel de intercambio institucional y comercial, habida cuenta de que la tendencia económica apunta cada vez con más fuerza hacia las economías del Asia-Pacífico. En el mismo orden de cosas, tampoco se observan indicios de que haya cambios respecto de nuestra reivindicación de las Islas Malvinas.

Observadores internacionales sugieren que lo sucedido marca el inicio de un nuevo ciclo con sus cuotas de riesgo e incertidumbre. Desde los tiempos del acuerdo de Churchill con Roosevelt, pasando por las relaciones estratégicas entre Ronald Reagan y Margaret Thatcher, el Reino Unido sostuvo siempre una sólida alianza con los EE.UU. ¿Estas elecciones representan un reacomodamiento con cierta sintonía respecto del surgimiento de Trump? No hay todavía elementos suficientes para responder a este interrogante.