llegan cartas

Extraña “pedagogía” la del presidente...

PROF. MARÍA TERESA REARTE

DNI 6.844.546

El presidente Macri, en el Monumento a la Bandera en Rosario, ha reafirmado un nuevo estilo de fiestas patrias, con espacios vallados y limitada concurrencia.

En su mensaje a los niños de todo el país, presentes, no les habló de la Patria, ni de Manuel Belgrano, que fue algo más que el creador de la Bandera Nacional, ni del patriotismo. Podría haberles hablado, por ej., de Belgrano economista y crítico de los monopolios. Pero prefirió hablarles de los ejes de su propia gestión. Y eso sí, el infaltable “¡sí, se puede!”, que hizo que los niños repitieran a coro. Extraña “pedagogía” la del presidente, que si un docente la pusiera en práctica, posiblemente le significaría un sumario administrativo y, quizás, hasta una sanción.

También lo corrigió al gobernador de la provincia, porque usó la palabra “sacrificio”, y él prefiere usar el vocablo “esfuerzo”.

Formada en la cultura del esfuerzo, pienso que la gestión del gobierno nacional entraña sacrificios para no pocos argentinos. Y que, contrariamente a lo que sostiene su aliada, la diputada Carrió, sí hay hambre en el país.

El gobierno peronista de Santa Fe supo hacer vallar la Casa de Gobierno, para que no le llegaran los reclamos de la gente. Curiosa coincidencia la de vallar espacios públicos, entre el presidente Macri y el gobernador peronista de aquella época. Cuando asumió el gobernador Hermes Binner hizo retirar las vallas que dejó instaladas el gobierno peronista. Esto marca las diferencias entre unos y otros.

Al presidente Macri le falta empatía, humanismo, lo que no se alcanza con la “Oración por la Patria” que rezó en Tucumán, que es la oración del pueblo cristiano, en el que la que suscribe, que nunca fue peronista ni kirchnerista, y nunca votó por ellos, reconoce las dificultades “heredadas” que debe afrontar el actual gobierno, pero disiente con sus decisiones. Hay que desacralizar el crecimiento económico, el desarrollo tecnológico, etc., así como también hay que desdemonizar la economía, la técnica y los mercados.

Como profesora especializada en Ética, en Teología Moral y Ética Profesional, pienso que hay que reconocerles su función de medios. De instrumentos al servicio del desarrollo integral del hombre. Y comprender que nunca puede quedar supeditada a ellos la vida misma. Pero eso no se alcanza con la “visión” economicista de la realidad, que eclipsa a la política, exhibida por el presidente. Tampoco encerrándose en espacios vallados, que excluyen al resto de la población, aunque después brinde con algún sector, como dicen que hizo en Rosario.