PROYECTARÁN “LOS 400 GOLPES”

Y los sueños, cine son

La película de François Truffaut cerrará el ciclo de proyecciones que se realiza en el Foro Cultural Universitario, organizado por el Taller de Cine de la UNL. Una oportunidad para rever una de las películas más trascendentes de la historia, pieza clave de la Nouvelle Vague.

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Un adolescente rebelde que desea escapar de los corsés que le impone la sociedad protagoniza la película que, en el ocaso de los ‘50, impulsó no sólo la carrera de un cineasta, sino un movimiento de renovación en el cine europeo.

Foto: Les Films du Carrosse

 

Juan Ignacio Novak

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El Taller de Cine de la UNL realiza desde abril el Ciclo de Proyecciones “La mejor película es...”, en el Foro Cultural Universitario (9 de Julio 2150). Desde su inicio, a través de esta iniciativa, se pudieron ver filmes de figuras trascendentes de la cinematografía mundial como John Huston, Alain Resnais, Abbas Kiarostami, George Cukor, Richard Fleischer e Ingmar Bergman entre otros. El ciclo llegará a su fin el miércoles, cuando tras una presentación de Marilyn Contardi, se exhibirá “Los 400 golpes” de François Truffaut. Oportunidad para rever una obra maestra. Y debatir.

Truffaut, el más implacable de los críticos de Cahiers du Cinemá, la revista donde se originó la Nouvelle Vague, tradujo su visión del cine —que ya había deslizado en el cortometraje “Los mocosos” (Les mistons, 1957)- en la historia de un adolescente rebelde y desencantado que asiste a la degradación moral de su entorno y debe soportar las exigencias de una sociedad represiva. Sueña con conocer el mar y finalmente lo consigue, pero, como afirma Luis Eduardo Aute en su canción “Cine, cine”, parecía “más un paredón”, una especie de freno frente a sus ansias de rebelión. Pocas veces el cine mostró con tanta precisión y sinceridad las complejidades de la adolescencia.

Pero más allá de que capta cierto germen de angustia y rebeldía juveniles que luego serían una de las características de los años ‘60, la relevancia histórica de “Los 400 golpes” tiene que ver con motivos extra fílmicos: su estreno, éxito y triunfo en el Festival de Cannes, donde Truffaut alzó el premio al mejor director un año después de que le prohibiesen el ingreso como periodista por sus críticas, representaron el empuje que necesitaban otros cineastas franceses (Eric Rohmer, Jean Luc Godard, Jacques Rivette) para abrirse paso en la escena internacional y terminar de cimentar las bases de ese movimiento renovador del cine que se conoce como Nouvelle Vague. También, de un modo similar a “Roma, ciudad abierta” (“Roma, città aperta”, 1945) quince años antes, modificó las formas de rodaje y sacó, en cierto modo, la cámara a las calles de París.

Creador y criatura

Antoine Doinel, el personaje, es el alter ego de François Truffaut, el director. Sus biografías están tan ligadas entre sí que mientras más se profundiza en la vida del segundo, más se entiende que haya caracterizado al primero del modo en que lo hizo. Lo dice el escritor Manuel Hidalgo: “El Antoine que se cuela en el cine y que roba un cartel de ‘Un verano con Mónica', de Ingmar Bergman, no está lejos del François que a los quince años ya fundó un cine-club y que, apenas algún año después, ya escribía críticas de cine gracias al apoyo de André Bazin”.

Era de esperar que al creador le costase separarse de su criatura, así que lo hizo retornar en cuatro películas más que narran diferentes circunstancias vitales, desde el apasionado amor juvenil hasta la vida conyugal. Sin embargo, “aunque estas secuelas tienen su encanto, ‘Los 400 golpes' no ha sido superada como destilación de los instintos más exuberantes y creativos de la Nouvelle Vague”, asegura el crítico y docente David Sterrit.

Como remarca el propio Godard: “Con ‘Los 400 golpes' Truffaut entra en el cine moderno”, y a la vez permite una renovación del cine europeo cuyos embates tendrían eco también en otras latitudes. Desde entonces, el concepto de “autor” se instaló para siempre. Sobre todo, porque Truffaut, como dice Diana Paladino, “fue ante todo un cinéfilo, un chico grande que encontró en la pantalla su vocación, su religión y su destino”.

 

Premios

El filme obtuvo una nominación al Oscar a la categoría Mejor Guión Original; en el Festival de Cannes se llevó el galardón al Mejor Director; en el New York Film Festival fue premiado como Mejor Film extranjero y en la misma categoría lo honraron en el Círculo de Críticos de Nueva York.