Los bajitos y los superhéroes

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Asumir la responsabilidad de constatar qué ven nuestros hijos a través de la pantalla, es considerar que la inocencia que a veces manifiestan algunos personajes no siempre trae aparejada un divertimento más y puede ser un pernicioso estímulo para emularlos.

 

Textos. graciela manattini.

Es posible que papá o mamá en algún momento se transformen en quienes quieren parecerse. Pero lejos está de comparar la mimetización que producen en los niños el querer igualarse a los eclécticos superhéroes que van desde alados personajes, justicieros amantes de casos perdidos o titanes de la bondad algunos y proféticos malditos que nos hacen recordar a unos cuantos personeros de malas acciones de la vida real.

REALIDAD Y FICCIÓN

Hace unos meses un mítico dibujito cumplió setenta y seis años de persecuciones inacabadas que colmaron otras infancias de inocentes historias. Tom y Jerry, de ellos se trata, han abonado por décadas la pantalla de la televisión sin que, salvo unos pocos, le atribuyeran violencia de “género animal” a la constante carrera por cazar y no ser cazado de estos dos casi octogenarios personajes.

Pero el tema se torna menos inocente si se alude a los llamados superhéroes que han poblado la imaginación de muchos niños y que empeñosos no se rinden frente a sus históricos contrincantes ni al paso del tiempo. Súperman, Capitán América, Hulk son apenas unos pocos de los tantos que se asoman por la ventana de la televisión y responden subrepticiamente a interrogantes que los niños no deben conocer sino a través de los adultos. ¿Cómo puede volar? ¿Yo, puedo hacerlo? ¿Por qué tienen ese color azulado? ¿Por qué usan esas máscaras? Aquí es entonces cuando sobrevienen los pro y los contra de estos súper-poderosos que conviven con nuestros niños a través de la imaginación que, precisamente, no siempre puede desdoblar lo que es real de lo que no lo es.

LA RESPONSABILIDAD DE LOS MAYORES

Los niños pueden apre-hender a través de las acciones de estos personajes el valor que tienen los que muchos de ellos atienden: personas indefensas, en peligro, imposibilitadas o injustamente desposeídas por algún motivo. Es decir, se puede conocer qué implica la justicia, la ayuda humanitaria, la defensa del que menos tiene. La negatividad pasaría por la ostensible supremacía de alcanzar lo que se “logra” a través de la fuerza bruta, las peleas sin fin, los golpes, la incentivación perniciosa de las acciones violentas para alcanzar los fines que se proponen.

A ésto, sumarle determinadas acciones físicas como volar, desplazarse mediante elementos extemporáneos, la utilización de armas sofisticadas, la levitación, rayos de usos excéntricos y la ponderación a todo un contexto donde prevalece la violencia, no hace más que acentuar una inadecuada situación que enardece los sentidos en los niños que como esponjas, absorben estas acciones en muchos casos como ejemplos a seguir.

Tal es ha sido el caso reciente de un niño que según la crónica periodística, quiso obtener el color azulado de uno de los héroes de su predilección, anudándose un cordón en su cuello. El desenlace fue el más triste y el más impensado.

Asumir la responsabilidad de constatar qué ven nuestros hijos a través de la pantalla, es considerar que la inocencia que a veces manifiestan estos personajes no siempre trae aparejada un divertimento más y sí, puede ser pernicioso estímulo para emularlos.

La imaginación es el espacio necesario para fomentar en los niños el juego utópico de acciones épicas, acrecienta la curiosidad, crea niños soñadores. La desmesura de ciertos dibujos animados por superpoderosos personajes desvirtúa el poder de la ensoñación y sustenta conductas hiperkinéticas. Niños superpoderosos... sólo para jugar, divertirse y ser felices.

Las imágenes “perfectas”

Los famosos tienen la posibilidad de mostrarse en televisión como si fuesen perfectos. Y no sólo los famosos lo hacen. Las personas “normales” que se ven en la tele también cuentan con un sinfín de recursos que hacen que se vean maravillosas. ¿Cómo reciben los niños esa realidad?

Los menores no siempre pueden reconocer el andamiaje que lleva detrás una imagen y eso, lamentablemente, puede generarles mucha presión y malestar con cómo se ven a sí mismos.

Es importante que los padres hablen con ellos sobre estas cosas y les hagan ver que muchísimas imágenes están retocadas o que la tele les enseña momentos muy determinados y no cualquier hora del día de una celebridad.

También es importante que los padres les enseñen a sus hijos que no deben intentar mostrarse de esa forma en Internet. Una posibilidad es comentarles que si las fotos que se publican son demasiado artificiales otros podrían no tomarlos en serio o incluso utilizar las fotos con fines perjudiciales.