SEÑAL DE AJUSTE

“Los 100”, más dark de lo que parece

“Los 100”, más dark  de lo que parece

Según los fanáticos, que ya crearon un culto, el picnic de boys scouts del principio fue añadiendo nuevas dimensiones hasta convertirse en la mejor serie de ciencia ficción de la actualidad. Foto: Gentileza Warner Bros

 

Roberto Maurer

En tiempos de la guerra fría, a la ficción le resultaba cómodo imaginar un holocausto nuclear y las consecuencias pos apocalípticas. Hoy, tal vez por la aparición de carniceros como Trump y Putin, felizmente para los guionistas la probabilidad vuelve a resultar verosímil. El tema es visitado nuevamente en “Los 100” (miércoles a las 23), que Warner acaba de estrenar: la hecatombe atómica se produjo hace 97 años, la Tierra no es un lugar adecuado para vivir y solamente se salvaron quienes se encontraban a bordo de doce estaciones espaciales con las cuales armaron una chatarra donde conviven y que bautizaron El Arca.

La situación político social en esa pequeña sociedad a la deriva es peculiar. Los menores de 18 son condenados por delitos menores como gastar oxígeno en una escapada al espacio, en tanto los adultos son castigados con la pena capital, como la madre que tuvo dos hijos superando el límite permitido. La precariedad impone leyes inflexibles que también alimentan arbitrariedades y ambiciones de poder. Y se conserva en secreto que El Arca tiene los días contados si no se desprende de él una buena parte de su pasajeros, y ni así.

LA HEROÍNA

La protagonista es la rubia, valerosa y correcta Clarke, de 17 años, con formación científica, apegada al orden y la verdad, cuyo padre fue ejecutado por querer revelar democráticamente la difícil situación de la nave. Se encuentra prisionera y junto con sus jóvenes compañeros de cautiverio son notificados que serán devueltos a la Tierra, a la cual se considera todavía inhabitable por las radiaciones.

“Si las posibilidades de supervivencia fueran mejores habríamos enviado a otros, pero a ustedes vuestros crímenes los hicieron prescindibles”, son advertidos. La consigna consiste en llegar a Monte Weather, un refugio militar confidencial donde los 100 enviados encontrararán alimentos para sobrevivir.

Una vez en la Tierra, cuando abren la puerta los viajeros a la fuerza descubren el bosque, el sol y la luna, la lluvia y otras maravillas que desconocían. Por un desperfecto técnico, se cortan las comunicaciones con la nave nodriza y solamente conservan pulseras que transmiten sus signos vitales a El Arca, donde todavía pueden controlar el estado de los 100.

En el grupo de guapos y guapas desterrados surgen atracciones, chicos malos y también comienzan a manifestarse divisiones, ya que arrastran los pecados y rencillas de sus progenitores. Un sector rebelde liderado por el nihilinista Bellamy propone desprenderse de las pulseras, con el argumento de que están siendo utilizados como cobayos, o lo que sería liberarse definitivamente de los adultos que gobiernan el El Arca. En términos de psicología de bolsillo, son adolescentes que quieren crecer y despredenderse de los padres. Al fin, son inocentes: no son ellos los que hicieron percha al planeta.

Se destaca Octavia, un pimpollo que quiere fiesta.

—Aquí no hay leyes, podemos hacer lo que nos dé la gana-, grita como si hubiera aterrizado en la Argentina. Se quita la ropa y se tira a un arroyo donde una bestia acuática desconocida casi la devora: con un hermoso ciervo desfigurado, es una de las primeras señales de que se encontrarán con un mundo inesperado.

Mientras, en El Arca pasa de todo: hay un atentado contra el líder, un golpe de Estado y casi ejecutan a la mamá de Clarke, en tanto los 100 comienzan a vivir experiencias enigmáticas en la inexplorada región del Monte Weather, al cual aún no han accedido en el capítulo inicial.

¿UNA OBRA MAESTRA DE LA CIENCIA FICCIÓN?

La primera impresión induce a relacionar a “Los 100” con una tira para adolescentes de Cris Morena o un reality de sobrevivencia para teenagers con pinceladas de “El Señor de las moscas”, “Lost” y “Los juegos del hambre”. Sin embargo, en Estados Unidos ya comenzó la tercera temporada y quienes perseveraron aseguran que luego de los primeros capítulos, la serie va superando tópicos y estereotipos para avanzar sin sentimentalismo en zonas morales complejas. Comenzó a discutirse el feminismo de esta ficción, y un aspecto bisexual de Clarke provocó revuelo. Clarke se convertirá en líder y se reflexionará sobre el poder, surgirán misterios y terrícolas belicosos, y hasta se planteará la posibilidad de identificar a quién disparó el primer misil que provocó el apocalipsis atómico originario. Según los fanáticos, que ya crearon un culto, el picnic de boys scouts del principio fue añadiendo nuevas dimensiones hasta convertirse en la mejor serie de ciencia ficción de la actualidad.