Dilma, camino a su destitución

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Dilma Rousseff participó en un acto celebrado en un pequeño teatro de Brasilia al que acudieron cientos de personas, ante las que volvió a proclamar su inocencia e insistió en presentarse como víctima de un "golpe de Estado". foto:EFE

 

Por Susana Elena Dalle Mura

“En mi camino tenía una piedra”. Carlos Drummond de Andrade

La presidente Dilma Rousseff en vez de una piedra tenía un impeachment. En una sesión que se prolongó por veinte horas, el Senado de Brasil analizó la apertura del proceso para la destitución definitiva de la primera presidente mujer del Brasil, suspendida durante su segundo y último mandato. En el inicio de la histórica sesión, los senadores del oficialismo y la oposición confrontaron en un debate. Los petistas y los dilmistas, según sus adversarios, se acusan de no estar preocupados por la urgencia de destituir definitivamente a la presidente. Para sus partidarios es el intento de expulsar del poder a una presidente honesta y electa por 54 millones de votos. Los analistas consideran que Dilma sufrirá una segura derrota y no podrá impedir su destitución definitiva. La posibilidad de continuar su mandato es casi inexistente. Ella tiene pocos aliados entre los 81 miembros del Senado y también es escaso su peso en la Comisión Especial de Impeachment.

La Comisión Especial de Impeachment, de 21 miembros, aprobó el informe final que respaldaba la destitución presidencial, por haber violado las leyes de Responsabilidad Fiscal y de Presupuesto, al “maquillar” los gastos para disimular el déficit fiscal. Esas maniobras contables ocurrieron en 2014, año en que fue reelecta para un segundo mandato, que concluye el 31 de diciembre de 2018.

La posición que respalda la condena y destitución definitiva obtuvo el respaldo de 14 senadores, mientras sólo cinco legisladores “dilmistas” la rechazaron. El proceso de destitución se inició el 12 de mayo, cuando fue suspendida provisoriamente del cargo. Ese día asumió el gobierno Michel Temer, del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), hasta entonces vicepresidente de la República. El PMDB tiene la mayor bancada en la Cámara de Senadores.

Para dar el aval al inicio del proceso se requiere mayoría simple, esto es el voto de 41 congresistas. A partir de ese hecho se iniciará el impeachment propiamente dicho con la evaluación de las denuncias y la defensa de la mandataria, a cargo del abogado José Eduardo Cardozo (fue durante cinco años el ministro de Justicia de la presidente suspendida y ahora juzgada para su destitución definitiva). El Senado se convertirá en Tribunal compuesto por 81 integrantes y presidido por el titular del Supremo Tribunal Federal. Las sesiones se prolongarán hasta fines del mes de agosto cuando se votará por su inocencia o su culpabilidad. En esa votación la acusación necesitará de una mayoría especial de dos tercios del cuerpo, 54 congresistas.

Dilma se autoproclamó “la Cenicienta” de los Juegos Olímpicos por haber sido invitada a la apertura y no poder presidir la ceremonia. “Imagina que vas a dar una fiesta, trabajas durante varios años para la fiesta, montas las condiciones, colocas la iluminación, llamas a la prensa... Y el día de la fiesta alguien llega, toma tu lugar y se apropia de la fiesta”. Los Juegos Olímpicos terminaron pero la tragedia de Dilma continúa hacia su desenlace final. Ella desearía ser restituida en su cargo y convocar a un plebiscito con el fin de adelantar las elecciones presidenciales programadas para el 2018.

La izquierda se movilizó después de la votación en la Cámara, hubo marchas en 26 ciudades del país. Los ciudadanos empiezan a sentir que fueron engañados porque muchos ministros acusados de corrupción asumieron cargos en el gobierno transitorio de Temer. El gobierno provisorio se comprometió a no bloquear la marcha del Lava Jato, y Lula planifica resistir en las calles para volver cuanto antes al poder. Mientras tanto, Dilma se refugió en un pequeño departamento en Porto Alegre. El senador Romero Jucá, del partido de centro-derecha PMDB que conduce Michel Temer, aseguró que la presidenta perderá su cargo entre el 28 y el 29 de agosto. Sus críticos la acusan de ser culpable por acción u omisión. Por su parte, Dilma denuncia ser víctima de un “golpe parlamentario”. De ahora en más sólo dispone de una oportunidad, la fase final del juicio, para evitar su caída definitiva y la del Partido de los Trabajadores (fundado por Luiz Inácio Lula da Silva en plena dictadura hace más de treinta años).

La instancia definitiva para ella empezó después de la ceremonia de clausura de los Juegos y se extenderá por cinco días. En caso de ser sentenciada, Dilma quedará inhabilitada para ejercer cargos públicos por ocho años. Sus abogados analizan recurrir ante la Corte Suprema y los legisladores del PT hicieron una presentación ante la OEA denunciando la situación. En breve, se convertirá en el segundo jefe de Estado de ese país en pasar por un impeachment en 24 años. El anterior fue el ex presidente y hoy senador, Fernando Collor de Mello, quien renunció anticipadamente a la presidencia (1992). Por eso Dilma, según Drummond de Andrade, tenía una piedra en su camino. Tenía una piedra llamada impeachment...

Dilma se autoproclamó “la Cenicienta” de los Juegos Olímpicos por haber sido invitada a la apertura y no poder presidir la ceremonia.

 

Sus críticos la acusan de ser culpable por acción u omisión; por su parte, Dilma denuncia ser víctima de un “golpe parlamentario”. De ahora en más sólo dispone de una oportunidad, la fase final del juicio, para evitar su caída definitiva.