Entrevista

Oliver Stone: “EEUU no es un país libre”

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Oliver Stone está considerado una de las voces más críticas de su país. Ganador de tres Oscar, en las pasadas primarias mostró su simpatía por el demócrata Bernie Sanders, en contra de Clinton y Trump. Foto: DPA

 

Britta Schultejans - DPA

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Tras éxitos de marcado carácter político como “Nixon”, “JFK” o “Platoon”, el cineasta estadounidense Olvier Stone vuelve a abordar otro capítulo clave en la historia reciente de su país: el escándalo de espionaje masivo revelado por el ex agente secreto Edward Snowden.

En “Snowden”, que este viernes llega a los cines españoles tras su paso por Toronto y San Sebastián, Stone muestra el lado humano del responsable de la mayor filtración en la historia de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense.

-¿Fue muy complicado rodar una película sobre alguien a quien el Gobierno estadounidense considera un traidor?

-No fue fácil. Pero creo que la historia debería explicarse por sí misma. Los motivos de Snowden quedan claros en la película. Mostramos lo que hizo para la Agencia de Seguridad Nacional y cómo le marcó. Mostramos las posiciones que tuvo a lo largo de nueve años y por qué cambió. Él sentía que debía servir a la Constitución de los Estados Unidos y que ésta está por encima del juramento que prestó ante la NSA. En su opinión, la NSA ha violado la ley. Todo esto es un gran problema para los filtradores que se enfrentan a su propio país. Les resulta muy difícil sostener sus tesis y por eso se han creado leyes para protegerlos. Pero como en este caso la Agencia Nacional ha taumbado esas leyes, (Snowden) no puede defenderse, no puede presentar pruebas. La Agencia Nacional de Seguridad dicta cuál es la seguridad nacional en Estados Unidos.

-Por tanto, a su juicio Snowden es un héroe.

-Esa es una etiqueta fácil. Cada cual debería ver la película y decidir.

-¿Por qué, tras el documental ganador de un Oscar de Laura Poitras, quiso contar esta historia ya conocida como un largometraje de ficción?

-”Citizenfour” fue una película destacada, pero se limitaba a cinco o seis días en Hong Kong. No narra el trasfondo ni lo que él hizo en el pasado. En nuestro caso el marco temporal son nueve años y no se trata de un documental, sino de un drama. Combinamos distintos personajes y años para trazar la imagen completa de la persona y ver quién era. En el documental tampoco aparece su relación con Lindsay Mills. Pero para nosotros, su personaje es clave en la historia. Mantiene con ella una relación sincera y, en cierto modo, le conecta con su propia alma. Que en esos nueve años en los que trabajó para la NSA no se convirtiera en un robot desalmado, como tantos de sus colegas, se lo debe a Lindsay.

-¿Qué aconsejaría a Snowden, que sigue exiliado en Moscú?

-No está exiliado en Moscú porque así lo quiera, sino porque el Departamento de Estado le ha retirado el pasaporte, de modo que no puede volar a Sudamérica y pedir asilo allí. Ahora está ahí, se las arregla con la situación que tiene y trabaja duro en mecanismos de cifrado y una reforma de Internet. Lo que está haciendo allí es una labor muy importante. Le encantaría ser indultado y poder volver a casa, y seguramente se sometería a un juicio, a un juicio justo. Pero la Ley de Espionaje estadounidense lo impide. El presidente Obama y muchos altos cargos afirman que es bueno hablar del tema y ha habido algunas reformas menores, pero sin grandes cambios. Lo que ha cambiado es que los encriptados son cada vez más populares y todas las grandes compañías los usan.

-¿Considera que su país es un Estado libre y democrático?

¿Cómo puede ser libre si se espía a todos sus ciudadanos? ¿Cómo puede ser libre si uno se siente como si viviera en el “1984” de George Orwell?

-Qué preferiría, ¿rodar una película sobre Hillary Clinton o sobre Donald Trump?

-Es una pregunta banal, aunque hasta ahora ninguno de los dos ha abordado la tiranía del Estado de espionaje. Y a ninguno de los dos le interesa cambiarlo.