La sumatoria de puntos excede lo que el equipo mostró futbolísticamente...

Colón: perder no es grave si se advierten los porqués

Corregir a tiempo es una gran virtud, porque todos los equipos pueden tener errores. Montero y los jugadores siempre fueron conscientes de que el equipo tenía que mejorar. Potenciar lo que se tiene, es la función principal del entrenador.

Colón: perder no es grave si se advierten los porqués

Gerónimo Poblete disputa con intensidad la pelota con Hernán Barcos, el delantero de Vélez. ¿No sería mejor que juegue más adelantado, con el respaldo defensivo de Bastía y no al revés? Foto: Télam

 

Enrique Cruz (h)

Si la sumatoria de puntos no fuese tan buena, el panorama sería realmente preocupante. Pero como el equipo ha logrado más de la mitad de los puntos, mantuvo el invicto durante cinco partidos y recién perdió su primer partido y por una diferencia mínima, no es algo grave siempre y cuando se adviertan a tiempo algunas cuestiones futbolísticas que aún en los momentos de bonanza matemática (léase buenos resultados), daban claras muestras de que el equipo tenía deficiencias importantes.

Siempre se habló del orden que le había dado Montero, de la solidez defensiva, de la fortuna en algunos partidos (como los tiros en los palos por ejemplo) o las actuaciones relevantes de Broun. También hubo practicidad arriba. Y 20 minutos interesantes ante Aldosivi —desde mi óptica, lo mejor del equipo a la hora de hablar de manejar la pelota y jugar al fútbol— como lo más rescatable. Eso alcanzó para lograr una sumatoria que es interesante.

Montero decidió sacar a uno de atrás para jugar con línea de 3. Lo hizo también para que Olivera, el jugador que él trajo de Boca Unidos, tuviese su lugar en un equipo que no había recibido goles en los cuatro partidos en los cuales el ex defensor del equipo correntino no jugó. Olivera debutó y no sólo jugó bien, sino que marcó el gol del triunfo ante Defensa y Justicia. Contra Vélez, el sábado, fue el mejorcito de una defensa en la que los otros dos (Conti y Ortiz) no hicieron un buen partido porque no se los vé cómodos y adaptados. Al menos, ésa es la impresión que dejan.

Montero debió corregir a tiempo el problema que Vélez le causaba abriendo la cancha por el sector izquierdo de la defensa. En realidad, el secreto de la línea de 3 es transformarla en línea de 4 o línea de 5, ya sea metiendo un volante central como marcador o bien haciendo retroceder a los dos marcadores de punta. No lo hizo y el equipo sufrió. Iván Torres, por izquierda, no supo hacer el trabajo de Ceballos, porque no siente la marca, es un volante con mayor tendencia a atacar que a defender. Teniendo a Clemente Rodríguez y a Iberbia, Montero se inclina por la línea de tres para utilizar a Conti, Olivera y Ortiz. Se nota que quiere que los tres jueguen, pero la realidad es que el partido con Vélez marcó un toque de atención para un sistema defensivo que venía siendo sólido y ordenado, pero que no tuvo esos atributos el sábado.

Las otras cuestiones pasan por la falta de manejo de pelota en el medio, por el bajo rendimiento de Poblete y Ledesma (que son los más capaces para ello) y por la falta de sorpresa que tiene el equipo cuando ataca.

De esta manera, Colón es un equipo bastante previsible. No tiene una apertura peligrosa por los laterales y a veces, la falta de manejo de los defensores hace que no haya una debida conexión con los volantes y se exagere el pelotazo largo y a dividir.

Por esa falta de juego, por ejemplo, Colón no pudo establecer superioridad futbolística sobre un Defensa y Justicia que jugó con un jugador menos durante gran parte del encuentro.

El concepto de equipo “aguerrido” que utilizó el presidente Vignatti luego del partido en San Juan no es desacertado en absoluto. Mientras duró ese orden y pragmatismo que le dio Montero en el arranque, más otros condimentos ya señalados, se consiguieron resultados. Hay que potenciar lo que se tiene y darle al equipo un funcionamiento, una idea de juego que lo identifique.