Editorial

OMS recomienda disminuir el consumo de azúcar

  • El número de personas con sobrepeso y obesidad se incrementó de manera notable en los últimos años. La situación también afecta a menores de 5 años.

Mientras se sigue advirtiendo sobre los efectos nocivos del sodio y se debaten nuevas normas para modificar la elaboración de alimentos y limitar el uso de sal, por ejemplo, en los restaurantes, se suman nuevas recomendaciones sanitarias sobre otros productos de consumo cotidiano: ahora es el turno del azúcar. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud recomienda reducir el consumo de azúcares libres a lo largo de la vida, una advertencia que tiene alcance para personas de todas las edades, incluidos los niños y niñas.

Con este llamado, el organismo internacional busca poner freno a una epidemia de obesidad de proporciones globales, debido al consumo de grasas y azúcares, y a un estilo de vida sedentario. La exhortación tiene su razón de ser: uno de cada tres adultos en todo el mundo tiene sobrepeso y la prevalencia de la obesidad se duplicó desde 1980. Además, en apenas 15 años el número de niños de menos de cinco años obesos o con sobrepeso aumentó de manera notable.

Por todo esto, la OMS pidió a los gobiernos que se incrementen los impuestos a las bebidas azucaradas, al menos en un 20%, como una medida para reducir el consumo de estos productos, en particular gaseosas, bebidas deportivas y jugos 100 % fruta.

Para la agencia de salud de Naciones Unidas, el nuevo impuesto redundaría en una reducción proporcional en el consumo de estos artículos, al punto de que un aumento de 20 % de los precios tendría una merma del consumo de 20 % y un incremento de 50 % reduciría el mismo a la mitad.

Una medida similar se aplica en México desde 2014, con un impuesto a las bebidas azucaradas que provocó un alza del precio de 10% y un correlato del 6 % en la disminución del consumo. En Hungría ya opera un gravamen a los productos con alto nivel de azúcar, sal o cafeína, y en Reino Unido comenzará a regir una norma de esas características en dos años.

El mismo informe presentado por la organización mundial señala que las subvenciones a frutas y verduras para reducir su precio entre 10 y 30 % sería eficaz para mejorar las costumbres alimentarias. La recomendación viene bien en el contexto local, donde el acceso a alimentos de calidad resulta complejo para los sectores más vulnerables. Analistas advierten que disminuyó el consumo de carnes y de leche fluida, y se incrementó el de harinas, un dato que da la pauta de que la calidad alimentaria, sobre todo entre los grupos de menos recursos, dista de ser la óptima.

Si bien los altos costos resultan un límite concreto para que los grupos empobrecidos accedan a un consumo saludable, los cambios de hábitos en materia de alimentación y recreación se observan en todos los sectores sociales: en tal sentido se reiteran los llamados de atención sobre las costumbres sedentarias de adultos y chicos, y el fácil acceso a comidas elaboradas -saturadas de azúcar, sodio y grasas- de escaso aporte nutricional.

Mientras tanto y como ya se dijo, la cantidad de casos de obesidad se duplicó en los últimos 35 años a escala mundial; en 2015, 42 millones de niños de menos de 5 años tenían sobrepeso o eran obesos, y la cantidad de adultos que sufren de diabetes pasó de 108 millones en 1980 a 422 millones en 2014, según un informe de OMS publicado en abril.

Para el organismo internacional, una persona debería consumir por día 25 gramos de azúcar, es decir seis cucharadas de café, mientras que sólo una lata de gaseosa representa 10 cucharadas. Apenas un dato para tener idea de la magnitud del problema.

El organismo pidió a los gobiernos que aumenten los impuestos a las bebidas azucaradas, al menos en un 20 %, como una medida para reducir su consumo.