SALE A LA VENTA

Última chance para el Ingenio Arno

La planta azucarera ocampense va a remate otra vez. Tras el fracaso del llamado a licitación anterior, la sindicatura dispuso un nuevo llamado. La nave insignia de la producción cañera vive un tiempo límite.

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Luego de la frustrada licitación anterior, el síndico Ghiano dispuso un nuevo llamado para el 26 de octubre próximo, en el Juzgado de Distrito 17 de Villa Ocampo. Foto: Gustavo Capeletti

 

Gustavo Capeletti / Horacio Macuglia

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El pasado 24 de agosto todas las alarmas sonaron al unísono en Villa Ocampo. La oferta para comprar el Ingenio Arno, la única presentada tras el correspondiente llamado a licitación, fue por la magra suma de $ 4.120.000, cuando en realidad la expectativa de la Sindicatura ejercida por el contador Jorge Ghiano era de diez veces ese monto.

El mal trago de ese día se sumó a la angustia vivida en diciembre de 2015 cuando un intento de subasta pública terminó sin postores. Y despertó los peores presagios para la planta ocampense, la punta de lanza de la producción azucarera del norte provincial.

El valor irrisorio ofrecido no desanimó del todo a la que continuó con su esfuerzo por mantener la venta de la unidad productiva, a pesar de la ausencia de resultados positivos.

En atención a ello, luego de la frustrada licitación anterior, el síndico Ghiano dispuso un nuevo llamado para la venta del Ingenio Arno, que se llevará a cabo en el Juzgado de Distrito 17 de Villa Ocampo el 26 de octubre próximo. El tiempo para comprar los pliegos es hasta el 21 de octubre y para presentar las propuestas hasta el día 25 de octubre del corriente año.

Allí están centradas todas las esperanzas de los actores de la cadena de valor del azúcar, que sin dudar coinciden en señalar que es ésta la última oportunidad para salvar el ingenio y la cuenca cañera del norte provincial.

Esos mismos trabajadores, jornaleros, industriales, productores y funcionarios se preguntan en el mismo tono si habrá esta vez una propuesta seria y razonable para la compra, o si habrá que resignarse a que la industria madre de Villa Ocampo, la nave insignia de la explotación cañera en la provincia de Santa Fe, desaparezca.

Situación compleja

Fuentes del gobierno local alegaron, con razón, no contar con los recursos para afrontar una eventual compra, en tanto desde el gobierno provincial indicaron la imposibilidad de destinar recursos para la adquisición de la planta, pero hicieron saber su compromiso de futura colaboración con los adquirentes en la puesta en funcionamiento de la industria, y en créditos accesibles para la siembra de caña.

La situación que se presenta es en extremo compleja. Los productores dicen que el gobierno envía créditos para la siembra de caña pero que en general no los toman porque “no sabemos si existirá industria donde entregar la producción”, más allá de las condiciones propias del otorgamiento de los créditos.

Por su parte los posibles empresarios adquirentes de la industria aluden que si compran el ingenio “hoy no hay caña para abastecerlo”, y no saben si los productores van a sembrar. “Y aún si sembraran, pasarán al menos dos años para poder realizar una zafra decorosa con el costo que ello conlleva”, aseguran, al tiempo que se muestran reticentes a creer que gobierno provincial haga llegar su colaboración para la puesta en funcionamiento.

Los obreros, por su parte, se encuentran presos de sus carencias y necesidades. Se debaten entre que se venda el ingenio a cualquier precio con el anhelo de mantener una fuente laboral, que los incorpore, pero sin certezas, o que se venda en el precio que vale, que permita el cobro de sus acreencias, sin saber la suerte de la fuente laboral. Todos especulan, todos esperan, todos se preocupan y el tiempo se agota.

Panorama

Así están las cosas en el norte, mientras tanto el gobierno provincial no ha logrado tentar el interés de empresarios serios con ánimo, recursos y capacidad para llevar adelante la industria azucarera. Y, en ese marco, la industria va camino a venderse, sin ninguna certidumbre de continuidad industrial. El ingenio podría desaparecer desguazado en las manos de algún especulador acaudalado sin aspiraciones de industrial. O, agotadas todas las instancias, desarmado por la misma Justicia para pagar a los acreedores. Entre ellos y principalmente, los obreros.

Nadie lo quiere decir en voz alta. Pero todos lo piensan. Los costos sociales de la desaparición de la mayor industria captadora de mano de obra de la región podrían ser altísimos. En el horizonte asoman los reclamos, las ollas populares, y los cortes de ruta; todos incendios que serán apagados con nuevos subsidios y fondos que, como históricamente sucedió, irán a caer en saco roto.

En contraste con las desérticas ofertas para comprar el ingenio, el precio del azúcar, las diversificaciones que se pueden dar a partir del cultivo y su industrialización, una destilería pronta a funcionar, la apertura de la economía, y los posibles nuevos mercados, trazan un panorama alentador. Es hora de dejar de lado las medias tintas y las especulaciones, e invertir seriamente en el norte provincial. O de lo contrario, el certificado de defunción que desde hace años se blande amenazador sobre el Ingenio Arno entrará en vigencia.

Allí están centradas todas las esperanzas de los actores de la cadena de valor del azúcar, que sin dudas coinciden en señalar que es ésta la última oportunidad para salvar el ingenio y la cuenca cañera del norte provincial.