Fijaron el valor de la recompensa

Un millón de pesos para quienes brinden datos por el crimen de Esteban Toffolini

  • El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos resolvió fijar una recompensa de 1.000.000 de pesos para aquellas personas que “aporten datos útiles, relevantes y decisivos” que permitan dilucidar el crimen de Esteban Toffolini, ocurrido en abril de 2014.
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Calle Espora al 4200, a poco del ataque que le costara la vida a Esteban.

Foto: Archivo El Litoral.

 

De la Redacción de El Litoral

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A dos años y medio de su asesinato, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la provincia fijó una recompensa de un millón de pesos a repartir entre aquellas personas que brinden datos precisos que permitan resolver el crimen que le costara la vida a Esteban Toffolini cuando se dirigía al festejo del cumpleaños de su padre.

De acuerdo con la resolución ministerial “la identidad de quienes brinden esa información será mantenida en secreto antes, durante y después de terminada la investigación y/o el proceso judicial” y que será abonada luego de ser meritados los datos aportados por representantes del Ministerio Público y de la Dirección Provincial del Programa de Acompañamiento y Protección de Víctimas y Testigos.

Su muerte

Esteban tenía 29 años, era alto y corpulento. Repartía su vida entre el deporte, el trabajo y el estudio. Ese martes 29 de abril de 2014, cumplió con su trabajo a la mañana en la Secretaría de Extensión Universitaria y por la tarde asistió al Instituto Superior Nº 12, donde cursaba la carrera de Archivística.

Cerca de las 22, salió del establecimiento, se calzó la mochila al revés (hacia el frente) y abordó su moto. Estaba apurado porque su padre cumplía 63 y estaba esperándolo en su departamento de barrio Las Flores II, junto al resto de la familia (su madre y sus dos hermanos).

En su recorrido, Esteban tomó una decisión que sería fatal para él. Seguramente para acortar camino, tomó por calle Espora, sin saber que una banda de delincuentes estaba agazapada esperando una presa.

Al llegar a la cuadra del 4200, los ladrones le salieron al cruce y le apuntaron con un arma de fuego. Aparentemente, el joven no se detuvo y trató de eludir a los atacantes, pero entonces se escucharon dos “cañonazos” y el motociclista cayó al suelo. Los ladrones tomaron la moto y desaparecieron, para siempre. Esteban se levantó, caminó unos pasos y cayó sin vida.

Le dispararon con una pistola de uso militar, calibre 11.25. Uno de los pesados proyectiles impactó en su brazo izquierdo, cuando probablemente trató de cubrirse en una reacción instintiva. El otro atravesó sus carpetas de estudio, se clavó en su pecho y le destrozó la arteria aorta.