Campamento de refugiados en el norte de Francia

Se acerca el fin de la “Jungla de Calais”

  • El gobierno quiere desmantelar el improvisado asentamiento antes de que comience el invierno, y dar otro alojamiento a quienes soliciten asilo.

Christian Bahmer

(DPA)

Vienen de muy lejos, de Eritrea o Etiopía, de Afganistán, Pakistán o Sudán: en la “Jungla de Calais” viven miles de refugiados en un campamento improvisado de tiendas de campaña y chozas. Muchos de ellos estaban en camino al Reino Unido y quedaron varados en la ciudad portuaria a orillas del Canal de la Mancha, en el norte de Francia.

Ahora, el gobierno de París, del primer ministro socialista Manuel Valls, ha anunciado que va a llevar a la práctica su decisión de desmantelar la “Jungla de Calais”. La operación comenzará este lunes y durará aproximadamente una semana. Un proyecto gigantesco que podría desatar una ola de indignación en el propio país y en los vecinos europeos.

—¿Por qué justamente ahora se va a poner fin al campamento?

—Hay varios motivos. El gobierno quiere intervenir antes de que comience el invierno para evitar un desastre humanitario en el campamento saturado de gente. La idea es repartir a los refugiados en centros de acogida en todo el país que ofrezcan mejores condiciones de vida. El gobierno promete que quien presente una solicitud de asilo recibirá un alojamiento digno. Quien no tenga derecho a asilo será expulsado.

—¿Qué papel desempeña la crisis de refugiados en Francia?

—Francia está mucho menos afectada por la crisis de refugiados que un país como Alemania. El año pasado, Francia registró poco más de 80.000 solicitudes de asilo, frente a poco menos de 477.000 en Alemania, casi seis veces más.

—¿Cómo percibe la población de Calais la crisis de refugiados?

—Los comerciantes se quejan de una caída de las ventas y los camioneros temen el bloqueo de carreteras por parte de migrantes. Todos los días se movilizan cientos de policías para controlar la situación. A lo largo del puerto de ferries y de las vías ferroviarias que conducen al Reino Unido se han levantado vallas de varios kilómetros de extensión. Otro problema es la criminalidad. La semana pasada, se informó que la intérprete de un equipo de televisión había sido violada en las cercanías del campamento.

—¿También juega un papel la política nacional francesa?

—Cuando faltan seis meses para las elecciones presidenciales en Francia, el caso Calais es desde luego un tema que tiene repercusiones políticas. El presidente François Hollande, que podría presentarse a la reelección, ha advertido que no se debe capitalizar políticamente el drama de los refugiados en Calais. Y varios políticos conservadores ya habían advertido sobre las consecuencias de que se creen muchos “mini-Calais” en toda Francia. El ex presidente Nicolas Sarkozy, líder del partido conservador Los Republicanos, ya ha protagonizado un acto político en la ciudad portuaria. Y el partido ultraderechista Frente Nacional está aprovechando cada oportunidad, también la situación en Calais desde luego, para lanzar sus críticas globales a la política migratoria del gobierno socialista. Sarkozy conoce bien la situación en Calais.

—¿Por qué?

—En 2002, cuando era ministro de Interior, Sarkozy mandó cerrar el campamento de la Cruz Roja de Sangatte, cerca de Calais. El campamento tenía capacidad para 200 personas, pero en algunas ocasiones llegó a albergar a ocho veces más migrantes. En la costa se fueron instalando cada vez más albergues improvisados en edificios abandonados o al aire libre.

—Entonces, ¿el problema de Calais no es nuevo?

—Ya desde hace varios años, en Calais se congregan migrantes que pretenden cruzar ilegalmente al Reino Unido, al otro lado del Canal de la Mancha. La distancia entre Calais y la ciudad portuaria británica de Dover es de sólo unos 40 kilómetros. El punto más estrecho del canal se encuentra a sólo unos pocos kilómetros de Calais. Como consecuencia de la crisis internacional de refugiados, la situación en Calais llegó a ser cada vez más explosiva. Desde principios de 2015 fue surgiendo en un terreno baldío un campamento de tiendas de campaña, chozas y actualmente también contenedores convertidos en viviendas, financiados por el Estado francés, en donde pueden alojarse unas 1.500 personas.

—¿Cuántas personas viven en el campamento?

—Aunque las autoridades desalojaron en marzo una parte, aún viven allí unas 6.500 personas. Esta cifra se menciona en un reciente fallo del Tribunal Administrativo de la ciudad de Lille, que en principio dio luz verde al desalojo. Sin embargo, organizaciones humanitarias cifraron hace un par de meses el número de migrantes en más de 10.000.

—¿Cuál es la situación de niños no acompañados y jóvenes?

—En el campamento viven unos 1.300 refugiados menores de edad no acompañados por adultos. Al parecer, unos 500 de ellos tienen familiares en el Reino Unido. El gobierno francés insiste en que Londres asuma su responsabilidad acogiendo a esos migrantes menores de edad y jóvenes.

—¿Cómo está organizada la protección de la frontera entre Francia y el Reino Unido?

—De hecho, la frontera británica está siendo vigilada en el norte de Francia. En Calais, los policías impiden todos los días que haya migrantes que se suban a camiones que se dirigen al Reino Unido. En virtud de un acuerdo suscrito en 2003 por los gobiernos de París y Londres en el balneario de Le Tourquet, los pasaportes ya son controlados por funcionarios británicos en el puerto de Calais. Quien no pueda entrar en el Reino Unido tiene que quedarse en Francia. A la inversa, funcionarios franceses ejercen controles en territorio británico para determinar si los viajeros tienen permiso para entrar en el espacio Schengen. El acuerdo de Le Tourquet es objeto de muchas críticas en Francia.

—¿Reino Unido está construyendo un muro?

—A lo largo de la vía de acceso al puerto de Calais se está construyendo un muro con una extensión proyectada de un kilómetro. El gobierno británico asume los costes de construcción, estimados en unos 2,4 millones de euros (2,6 millones de dólares).

 

El dato

Disturbios

En el campamento de refugiados de Calais, en el norte de Francia, se produjeron disturbios durante la noche del sábado en medio de las tensiones por el desmantelamiento del lugar, previsto para este lunes. Un grupo de personas lanzó piedras a la policía, que respondió con gas lacrimógeno, informó la emisora BFMTV.