En el Club del Orden

Padel celebró sus 80 años

La entidad tiene como eje la enfermedad de lepra. Si bien Argentina alcanzó la meta de la OMS de eliminación de esta patología, durante el acto se advirtió sobre la necesidad de “no bajar los brazos”, ya que el país se encuentra en una zona endémica.

14_A_IMG_8022.jpgLos disertantes y los asistentes, en un momento del encuentro evocador. Foto: Manuel Fabatía

 

De la Redacción de El Litoral

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En el Club del Orden, el sitio donde se formalizó la creación de Padel y se constituyó su primera comisión directiva, presidida por Emma Ureta Videla de Guastavino, se celebraron ayer los 80 años de vida de la benemérita institución nacida el 17 de octubre de 1936.

El ritual evocador fue iniciado por su actual presidenta, Dora Saettone de Reynoso Aldao, quien luego de breves palabras alusivas a la fecha presentó a los integrantes del panel invitado para hablar de la historia de la entidad y de la enfermedad que motivó su creación.

En primer lugar se dirigió a la nutrida concurrencia -integrada por varias generaciones de protagonistas del quehacer de Padel, así como de hijos, nietos, parientes y amigos de quienes fundaron la entidad, la sostuvieron en el tiempo y la hicieron crecer en espacios y prestaciones-, la médica dermatóloga Silvia Paredes, directora del Programa Provincial contra la Lepra.

La especialista trazó un panorama general de la enfermedad, explicó el gran cambio terapéutico operado en los 80 del pasado siglo con la aplicación de un efectivo tratamiento multimedicamentoso y señaló que la Argentina alcanzó la meta de eliminación de la lepra establecida por la Organización Mundial de la Salud, pero dijo que hay que mantenerse alertas y no bajar los brazos. ¿Las razones? Que nuestro país se encuentra en una zona endémica -sobre todo el norte-; que todos los años se producen nuevos casos, incluida Santa Fe; y que se estima una tasa oculta de pacientes cercana al 30 por ciento.

Prosiguió la charla el Dr. Gustavo Vittori, quien recordó que nuestra provincia fue una de las primeras en asumir de manera moderna el problema que la lepra representaba para los enfermos y para la sociedad en la que estaban insertos. Mencionó en tal sentido al protomédico español Manuel Rodríguez Sarmiento, quien llegó a Santa Fe a comienzos del siglo XIX, y mediante la aplicación de remedios elaborados con criterios científicos fue un factor de alivio para los enfermos de nuestra zona.

No obstante, faltaba mucho para que se encontrara una solución consistente. Tanto, que poco antes de que su cumpliera un siglo de su muerte, inspirada en la entidad matriz de Buenos Aires nacía Padel en Santa Fe, como respuesta de la sociedad a un flagelo que no cedía. Al poco tiempo empiezan los tratamientos con dapsona, un antibiótico que ofrecía resultados positivos y alumbraba esperanzas. En 1945, bajo la presidencia de Esmeralda Rodríguez Galisteo de Pujato, se empiezan a construir los primeros modestos pabellones del Hospital “Protomédico Manuel Rodríguez”. En los 60 se amplían las instalaciones, y se asegura el acceso a través de un pavimento de media trocha ejecutado durante el gobierno de Aldo Tessio. Pero el clima de incertidumbre y temor respecto de la enfermedad se mantiene porque la Mycobacterium leprae da señales de resistencia a la dapsona, hasta que en los 80 la aplicación multimedicamentosa asegura por fin el control y curación de la enfermedad.

Un gran desafío

En ese largo camino, dijo Vittori, Padel jugó una extraordinario papel, porque su trabajo con los enfermos no se circunscribió al padecimiento físico. Las dirigentes de la institución también crearon programas de laborterapia, que eran a la vez emprendimientos productivos: cría de conejos, gallinas y cerdos; producción de frutas y hortalizas, elaboración de tejidos en el sector femenino; de trapos de piso y escobas, en el masculino, con retribución monetaria en todos los casos. De modo que el hospital agregó al tratamiento y control de la enfermedad, la atención de aspectos laborales, afectivos y emocionales que hacen a la integralidad del ser humano.

Concluyó el disertante: “Merecen ser felicitadas porque tomaron el desafío e hicieron el trabajo, una tarea modélica que debería ser tenida en cuenta por el Estado a la hora de elaborar políticas públicas”.

La reunión se extendió con un momento de camaradería en el que, entre brindis, se multiplicaron las conversaciones.