editorial

  • Desde la década de los ochenta, se vienen realizando anuncios sobre la posible concreción de una obra que una las provincias de Corrientes y Santa Fe.

Reconquista-Goya, otro puente que espera

En los últimos días, los gobernadores de Santa Fe, Miguel Lifschitz, y de Corrientes, Ricardo Colombi, firmaron un acta de compromiso para avanzar en la concreción de un puente que permita unir los conglomerados de Reconquista-Avellaneda y Goya-Lavalle.

Las buenas intenciones siempre son bienvenidas. De todos modos, los antecedentes con respecto a los anuncios realizados con relación a este puente no son los mejores. Tanto los habitantes de Reconquista (en Santa Fe) como los de Goya (en Corrientes) cuentan con una vasta experiencia de frustraciones acumuladas.

Ya a mediados de la década del 40 se hablaba sobre la posibilidad de unir ambas provincias a través de un puente. Sin embargo, eran épocas de convulsión política y de una relación tensa con Brasil. Por entonces, se temía que la construcción de una conexión vial de estas características pudiera facilitar el ingreso de los productos brasileños y también de fuerzas militares del país vecino.

La idea quedó latente. En los ochenta, pareció renacer, pero no fue posible dar pasos importantes hasta que, a fines de los 90, se inició una seguidilla de anuncios que hicieron crecer las expectativas sobre la posibilidad de que el puente fuera construido de una vez por todas.

Eran los años menemistas y si bien la convertibilidad ya daba muestras de agotamiento, gran parte del país vivía una euforia económica que se sostenía sobre el endeudamiento externo. En este contexto, los entonces gobernadores de Santa Fe, Jorge Obeid, y de Corrientes, Néstor Pedro Braillard Poccard, acordaron en 1998 el inicio de los estudios de prefactibilidad para avanzar con una obra que permitiera unir ambas provincias. En ese contexto, se planteaban varias alternativas: Reconquista-Goya, Villa Ocampo-Bella Vista o Alejandra-Esquina.

En aquel momento, se anunciaba que los proyectos serían ejecutados mediante “la participación de capitales privados de riesgo”, llamando a una licitación internacional para la concesión de obra pública. En tanto que las provincias se comprometían a buscar financiamiento para el estudio.

El tiempo pasó y el proyecto no logró avanzar. Siete años más tarde, en 2005 y, en el mejor momento económico del gobierno de Néstor Kirchner, se firmó un nuevo convenio para la construcción del puente que uniría Reconquista y Goya. De aquel acto, participaron los entonces secretarios de Obras Públicas, José López (hoy preso), y de Transporte, Ricardo Jaime (hoy preso y condenado). También estaban Jorge Obeid -en su segunda gobernación-, y Ricardo Colombi.

A mediados de 2012, en la ciudad de Avellaneda, los gobernadores de Santa Fe, Antonio Bonfatti, y de Corrientes, el eterno Ricardo Colombi, firmaron una carta dirigida a la presidente de la Nación, Cristina Fernández, pidiéndole que llame a licitación para la construcción de la interconexión vial entre Goya y Reconquista.

Tal como sucediera con el tantas veces prometido puente entre las ciudades de Santa Fe y Santo Tomé, desde el gobierno nacional jamás existió una respuesta.

Es probable que éstos sean sólo algunos de tantos eslabones en esta larga cadena de frustraciones y de promesas vacías, pero con recordar estos mojones alcanza para que esta vez y después de tantas dilaciones, tras un nuevo compromiso para la construcción del mismo puente que fuera tantas veces anunciado, la historia no vuelva a repetirse.

Será fundamental que esta vez y después de tantas dilaciones, la historia no vuelva a repetirse.