Estancia San Cristóbal

Un gigante que merece atención

  • Surgida a finales de 1800, esta construcción resguarda todavía su estilo inglés, propio de aquella época. El recuerdo de este lugar histórico es un llamado de atención para que algún funcionario desprevenido piense en grande y considere como muy importante su conservación, ya que su estudio y/o ambiente de visita serviría para que situaciones como la historia de la Estancia San Cristóbal no sean repetidas.
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EL CASCO SEÑORIAL de más de 100 años de antigüedad, estilo Tudor, posee una superficie de 3.000 m2 distribuidos en dos plantas.

Fotos: Archivo

 

Gabriel Scudeletti

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Treinta y siete cajas de hierro partieron del puerto de Liverpool el 10 de marzo de 1874, embarcadas en el buque Gassendi. El destino era Santa Fe. Traían 180.187 libras esterlinas. Era el total de un empréstito celebrado por la firma londinense Murrieta & Compañía y el gobierno de la provincia, con el objetivo de conformar el capital inicial del Banco Provincial de Santa Fe.

El crédito se había firmado el 22 de junio de 1872 y el apoderado de la prestamista era el doctor Lucas González, quien luego también arbitraría de representante del Estado santafesino a la hora de saldar la deuda. En julio de 1881, la deuda era de 110.873 libras esterlinas y 3 chelines.

La provincia, a sugerencia de Lucas González, decidió pagar ese compromiso con tierras fiscales. Se le otorgaron, entonces, 668 leguas de territorio. Fue por medio de una ley de la propia Legislatura santafesina, sancionada el 5 de octubre de 1880.

“Los capitalistas de Londres cumplían a conciencia con su función, como que eran hombres de una Nación imperialista. La responsabilidad debemos buscarla en tierra argentina, y a ella es ajena el pueblo, gobernado por el régimen de una democracia permanentemente escamoteada”, escribió Gastón Gori en su imprescindible “La Forestal. La tragedia del quebracho colorado”, editado en 1965.

La escritura debía ser firmada por el mismísimo Juan Bautista Alberdi, que intervenía a nombre del gobierno, pero no lo pudo hacer por problemas de salud. Lo reemplazó un inglés, Federico Woodgate. Junto a Lucas González, firmaron “la entrega del Chaco santafesino en una extensión de 1.804.563 hectáreas”. El gobierno cobró 1.002.594 pesos, pero devolvió en juicios reivindicatorios la suma de 3.212.190 pesos. Así nació la Santa Fe Land Company, después Compañía de Tierras, Maderas y Ferrocarriles La Forestal Limitada, después La Forestal Argentina Sociedad Anónima de Tierras y Maderas y Explotaciones Comerciales e Industriales.

Con estilo inglés

Aquí, en las proximidades de la ciudad de San Cristóbal, la firma naciente estableció su primer centro de operaciones con un casco principal formado por un complejo edilicio de dos plantas en estilo inglés de paredes entramadas, destacándose una alta torre de observación.

Desde acá se ejercía la responsabilidad de constituir la central del conjunto de estancias distribuidas estratégicamente en esta parte del territorio santafesino, que habían recibido de sus autoridades como parte de pago del empréstito acordado en 1874. Desde este lugar, se administraba una enorme extensión de tierras que abarcaba gran parte de la zona conocida por Chaco Chico, entre los ríos Salado y Dulce y limitada al sur por Fuerte Morteros, Monte de los Monigotes, Fuerte de la Soledad y el monte Ñanducita.

En 1887, la empresa fundó Colonia Santurce en un lote que pertenecía a la estancia y se trazó esa población con la idea de que fuera el centro principal de la zona que abarcaban los campos de la Compañía de Tierras, idea que no se hizo efectiva por cuanto casi en la misma fecha, San Cristóbal fue el arranque del ferrocarril a Tucumán, que construyó la Compañía Francesa de Ferrocarriles, y al mismo tiempo, punto terminal de vía del ferrocarril Santa Fe.

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HABITACIONES, galerías cubiertas, un quincho, cocheras, biblioteca, una pulpería con capacidad para 30 personas, que remarcan una época de nuestro país.

Desde aquellos años, este distinguido establecimiento agrícolo-ganadero, que se localiza a sólo 3 km de la ciudad de San Cristóbal, a 150 km de Santa Fe, a 400 km de Córdoba y a 550 km de Buenos Aires, pasó a ser un gigante dormido y una parte más dentro de un vasto paisaje de llanura, pastos naturales y esteros.

Características edilicias

El casco señorial de más de 100 años de antigüedad, estilo Tudor, posee una superficie de 3.000 m2 distribuidos en dos plantas. Habitaciones, galerías cubiertas, un quincho, cocheras, biblioteca, una pulpería con capacidad para 30 personas, que remarcan una época de nuestro país.

Además, se destaca el parque diseñado con características inglesas. Posee además, una suite, seis habitaciones con baño privado y cuatro habitaciones con baño compartido, que constituyen una verdadera muestra del pasado de finales del 1800. En algún momento de estos años, el predio se promocionó dentro del legado de las “estancias del interior” y fue ofrecido como lugar de esparcimiento y recreación en el Programa Turismo de Estancias, cosa que no prosperó y todo volvió a la tranquilidad del pago.

Asimismo, el predio cuenta con galpones inmensos en donde se desarrollaban las actividades como centro de distribución de una imponente estancia, sala de máquinas para el aserrado de la madera, edificio de administración con sus cajas fuertes y barrotes típicos de la época y otras instalaciones que marcan su otrora importancia.

El lugar es digno de ser analizado ya que permanece en perfecto estado de conservación y listo para que algún funcionario desprevenido piense en grande y considere como muy importante su conservación ya que su estudio y/o ambiente de visita serviría para que situaciones como la historia de la Estancia San Cristóbal no sean repetidas.

Muchas veces se viaja a Entre Ríos y se admira lo imponente del Palacio San José, y acá muy cerca existe este “testigo vivo” de una época posterior pero bastante representativo de nuestra historia, que pide a gritos alguien que se acuerde de él y descubra todo lo que representó y representa para la historia de San Cristóbal, la provincia y la Nación.

Los propietarios actuales de la estancia -que hoy posee bastante menos hectáreas-, no pueden mantener semejante infraestructura que requiere de la atención permanente y las reparaciones constantes, pero no dejan de reconocer el valor histórico del edificio y del mobiliario que componen el casco principal de la Estancia San Cristóbal. Sólo queda esperar que alguien vea la conveniencia de mantener con vida semejante manifestación histórica y cultural o esperar que el paso del tiempo termine por enterrar en el olvido a ese gigante que merece atención.

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SE DESTACA el parque diseñado con características inglesas.

La Compañía denominada Compañía de Tierras de Santa Fe Limitada, a quien Cristóbal de Murrieta y Cía. transfiere sus propiedades en la provincia, establece la Estancia principal y administración en lo que constituiría por propia decisión el asentamiento del pueblo de San Cristóbal y simultáneamente la venta de lotes de terrenos a los vecinos interesados en edificar en parcelas propias. Las tierras abarcaban un extenso territorio comprendido actualmente por varios poblados.

Años más tarde, a principios del siglo pasado, se produce la venta de estas tierras a favor de la Compañía de Tierras, Maderas y Ferrocarriles La Forestal Limitada. El 20 de octubre de 1924, cuando la Forestal se hace fuerte más al noreste de la provincia y se consolida como productor de tanino, la Sociedad Anónima de Lloid Americano Maritime, Industrial y Comercial en liquidación, pasa a constituirse dueña de la mayoría de estas tierras, siendo las mismas adquiridas por Alberto Dodero y Cía. La imponente extensión de tierras fue en algún momento subdividida en distintas grandes superficies, dentro de la cual se destacaban -además de la estancia San Cristóbal- cuatro grandes establecimientos reconocidos hasta la actualidad como fueron Los Molles, Michelot, La Alicia y El Lucero, adquiridas en su momento por La Bovril Limitada.

El vasto imperio agropecuario de la compañía naviera de Alberto Dodero y Cía. (Dodero Hermanos) se derrumba, produciendo su quiebra y sus tierras pasan al Banco de la Nación Argentina. La entidad bancaria no explotaba directamente estas tierras, las alquilaba o eran ocupadas por familias que se radicaron en la zona. En ese entonces, resuelve vender los establecimientos que posee y, como primera medida, ordena el desalojo de todos los colonos que había en los campos.

En 1939 el banco pone en venta varios lotes, mediante remate público realizado en la localidad de San Cristóbal. El más importante estaba integrado por 2.270 hectáreas incluyendo el pertinente casco de la estancia; su séptimo dueño, Secundino Rogelio Barbosa, escritura el 23 de octubre de 1940. Con posterioridad, el 28 de octubre de 1983, tres hermanas de nombre Mirta Susana, Elba Cristina y Virginia Cristina, las hijas del señor Secundino Rogelio Barbosa, a quienes su padre le transfiere a título de donación ese patrimonio, pasan a ocupar el octavo lugar como propietarias de la estancia. Finalmente, se constituye la razón social Agro Ganadera San Cristóbal, Estancia San Cristóbal, por las tres hermanas Barbosa y sus respectivos esposos, Dr. Jesús Giraudo, Dr. Alberto Gauna y el Dr. Víctor Biondi. Los novenos dueños, en algo más de 100 años.

Desde aquellos años, este distinguido establecimiento agrícola-ganadero, que se localiza a sólo 3 km de la ciudad de San Cristóbal, a 150 km de Santa Fe, a 400 km de Córdoba y a 550 km de Buenos Aires, pasó a ser un gigante dormido y una parte más dentro de un vasto paisaje de llanura, pastos naturales y esteros.

Sólo queda esperar que alguien vea la conveniencia de mantener con vida semejante manifestación histórica y cultural o esperar que el paso del tiempo termine por enterrar en el olvido a ese gigante que merece atención.