SEÑAL DE AJUSTE

De la porcelana al barro

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Michelle Dockery es Letty Raines en la flamante “Good Behavior” (“Buena conducta”), que estrenó TNT Series (domingos a las 22), donde el argentino Juan Diego Botto interpreta al criminal Javier Pereira. Foto: TNT

 

Roberto Maurer

Siempre hay un adiós. En este caso, se trata de la despedida de Lady Mary, la hija mayor de familia Crawley de “Downton Abbey” durante seis temporadas. Si la actriz Michelle Dockery deseaba despegarse de aquel personaje de la aristocrática muñeca de marfil, lo ha logrado al convertirse en la Letty Raines de la flamante “Good Behavior” (Buena Conducta) que estrenó TNT Series (domingos a las 22).

Según las novelas de Blake Crouch que inspiraron la serie, la protagonista es una resaca de la sociedad: ladrona, falopera y borracha, en el debut termina de tocar fondo. En las primeras escenas, limpia los inodoros de una taberna de Statesville, Carolina del Norte, haciendo buena letra para cumplir con su supervisor de libertad condicional. Ha pasado su vida entrando y saliendo de la cárcel, la ley y su madre le impiden ver a su hijo de diez años, y está tratando de controlar sus adicciones pero sin éxito.

La echan del miserable pero honesto trabajo por resistir a un acoso, abandona el sendero algo humillante de la redención y vuelve al delito como la elegante ladrona que roba en las habitaciones de un hotel, donde casualmente oye una conversación entre un marido y un asesino profesional al cual contrata para matar a su esposa por cincuenta mil dólares a la mañana siguiente.

Sobrevivientes

Letty no resulta tan insensible e individualista como parece y decide cometer una buena acción, pero sin recurrir a la policía. Se transforma en una falsa profesora de letras, seduce al sicario y pasa la noche con él, averigua dónde vive la víctima para salvarla y la acción se precipita en una secuencia frenética cuando al día siguiente llega al domicilio unos minutos antes que el asesino, escopeta en mano evita el crimen, llama a la policía y una serie de imprevistos desembocan con Letty huyendo en el auto del killer con los cincuenta mil dólares, y contra su voluntad. Una parte la deja para su hijo -ya advertimos que es una paria con sentimientos-, compra droga y se recluye en un motel.

Estamos incurriendo en un suave spoiler, pero es el comienzo de todo: se le aparece el asesino, que se llama Javier, es argentino y será el co-protagonista de la ficción. Un tipo frío, enigmático y desalmado que conoce la historia de Letty al detalle, la describe como una mera “sobreviviente” de su mismo barro, le reclama la plata, hace un simulacro de ejecución apoyando el revólver en su cabeza, pero no hace fuego.

—Lo siento, Letty. Ahora trabajas para mí -le comunica.

Un sicario argentino

En esta mezcla crispada de thriller y melodrama atravesados por comedia romántica, Letty pasará a ser esclava, socia y también pareja en el amor de Javier: en esa noche de alcoba hubo algo más que cálculo y manipulación. En la medida que los géneros se hibridan, en el universo de las series también hace tiempo que la integridad moral de los héroes se fue desdibujando, o dejó de ser monolítica y fue reemplazada una tabla de valores gaseosos, al punto que aún con contradicciones, los protagonistas pueden pertenecer al mundo de los malos como en este caso.

En Letty, no desaparecieron del todo los rasgos de lady Mary, si bien ya no arquea las cejas de un modo irresistible: su atractivo físico es el mismo, por cierto, y conserva la firmeza indomable de carácter y el espíritu independiente de la primogénita de los Crawley.

El criminal Javier Pereira es interpretado por Juan Diego Botto, actor argentino de “Martín (Hache)” y “Las viudas de los jueves”, pero de carrera en el teatro madrileño y el cine español. Según contó a la prensa, los productores de la serie se interesaron cuando les propuso hablar en argentino en los pasajes que lo requirieran, sin acento castizo, y hasta se rehizo la primera escena del piloto cuando el personaje habla por teléfono en español. Así, convirtieron al personaje en un argentino, y sintieron curiosidad por nuestro país. Cuando Botto les habló sobre Argentina, de la cual, por supuesto, apenas tenían vagas referencias, decidieron que era suficiente para como para involucrar al país en futuros capítulos de la ficción. Si la serie trata de crimen, corrupción y delito no podrían haber encontrado una mejor inspiración.