ALEJANDRA URRUTIA SE DESPIDE DE LA ORQUESTA SINFÓNICA

“Quise crear un espacio fértil para la innovación”

Dirigirá sus últimos conciertos el 14 y 15 de diciembre. Dijo que las temporadas al frente del organismo fueron positivas y se basaron en que “la orquesta es de todos”. Señaló que en la interpretación del “Réquiem de Guerra” observó el potencial de los músicos. Y que le hubiera gustado conducirlos en el Concierto para Orquesta de Bártok.

E21 - IMG_7722.jpg

La maestra Alejandra Urrutia, durante un ensayo realizado en 2015 en el Centro Cultural Provincial. Foto: Archivo El Litoral / Guillermo Di Salvatore

 

Juan Ignacio Novak

[email protected]

Luego de tres temporadas como directora titular de la Orquesta Sinfónica de Santa Fe, la maestra Alejandra Urrutia deja su puesto y continuará su desarrollo profesional en Chile, su país de origen. La despedida de los músicos santafesinos será el 14 y 15 de diciembre, en dos funciones en las cuales interpretarán “Carmina Burana”, de Carl Orff.

Urrutia, quien marcó un hito en Chile al convertirse en la primera mujer al frente de la Orquesta de Cámara, repasó en una charla con El Litoral su labor en Santa Fe. Confesó que antes de cerrar su ciclo le hubiera gustado realizar el Concierto para Orquesta de Béla Bártok. “Es una tremenda obra, pero es muy asequible, muy fácil de seguir pese a su complejidad. Y es del repertorio tradicional. Tal vez es una obra que quedó en el tintero. Y creo que los músicos de la orquesta, quizás con un poco más de tiempo del que acostumbrábamos a ensayar, lo hubieron podido interpretar muy bien”.

—¿Qué balance hacés de estos años de trabajo?

—Para mí son todos balances positivos. Desde la asistencia de público a los conciertos, que estuvieron llenos la mayoría de las veces. Es bonito cuando el público te empieza a seguir y a creer en el trabajo y las propuestas. En relación a la orquesta, ha progresado muchísimo, el repertorio que se está haciendo es interesante, con muchos desafíos, de a ratos difícil. Y yo siento que la orquesta ha respondido bien frente a esos desafíos, en general lindos. También hemos tenido solistas invitados muy interesantes, entre ellos Bruno Gelber. Todo eso hace que se empiece a crear una manera distinta de hacer las cosas y por otro lado sentir también que todo es posible. Lo importante es enfocar la energía para que estas cosas resulten.

—También realizaron una amplia apertura hacia la comunidad.

—Yo soy de la idea de que la orquesta tiene que servir a su comunidad. El hecho de ir a dos giras anuales implica un acercamiento con la ciudadanía. Por otra parte, creo que es importante sentir que la orquesta es de todos. Ésa es mi manera de trabajar. Cada vez que termina un concierto, estoy disponible para que el público se acerque. Porque siento que de esa manera se crean relaciones.

—Muchas veces pusiste en práctica la metodología de decir unas pequeñas palabras previas al concierto.

—Trato de seguir mucho mi intuición. Como sentir el lugar, la orquesta. En base a eso he hecho mi trabajo. Si siento que en el concierto hay que hablar, se habla. Hay otros en los que no hablé. Todo tenía que ver con lo que iba sintiendo en el momento, que para mí es esencial. Algo que es prefabricado, con una estructura rígida, no sirve. Yo he querido crear un espacio fértil para innovar. Acepté todas las propuestas, tanto escritas como verbales. Ésa es mi manera de ser, creo ser una persona abierta y receptiva a las sugerencias de la gente.

—También se observó un buen intercambio con otros organismos.

—El año pasado hicimos la ópera (“El mago de los sueños”) de Alberto Balzanelli, donde estaban los coros del Instituto Coral. Había solistas de toda la ciudad. Eso fue muy bonito, porque fue una puesta en escena totalmente santafesina. Para mí fue una experiencia muy linda. Era la primera vez que hacía ópera.

—O sea que de Santa Fe te llevás una gran experiencia.

—Por supuesto, el balance es totalmente positivo. A veces hubo alguna situación interna, pero la verdad es que no me afecta en lo más mínimo. Ojalá para la próxima persona que venga, la prioridad sea la orquesta. Que no pase que el director esté primero y la orquesta después. Yo pensé siempre lo mejor para la orquesta. Y si a veces las cosas no resultaron tan bien, fue porque se dio así. Cuando uno trabaja en una orquesta, debe pensar en lo global, en lo que es mejor para la su totalidad. Y si la orquesta está bien, el público lo estará también. Es algo que se irradia.

—Si tuvieras que elegir uno de los conciertos realizados en estas temporadas, ¿cuál sería?

—Sin pensar, lo que se me viene a la cabeza naturalmente es el “Réquiem de Guerra”, de Benjamin Britten. Ese concierto (realizado en septiembre último en el Teatro Municipal) fue un momento muy especial. Una obra tremenda, muy difícil, que requería un coro de niños, una orquesta, una orquesta de cámara, mucha gente. Y sentí que se logró algo muy especial, de lo mejor. Todos los conciertos fueron experiencias lindas.