El futuro del vecino país

“En Brasil hubo una ruptura del proceso democrático”

El ministro de Cultura de los gobiernos del PT, Juca Ferreira, criticó a los funcionarios de la izquierda por la corrupción. “Toda vez que la izquierda se comporta como la derecha, la que gana es la derecha”, aseveró.

6 - IMG_1814.jpg

Juca Ferreira participó de un Festival de Innovación Ciudadana organizado por el gobierno de Santa Fe en La Redonda.

Foto: Guillermo Di Salvatore

 

Gabriel Rossini

[email protected]

El ministro de Cultura de Lula Da Silva y Dilma Rousseff, Juca Ferreira, dijo que el proceso político que está viviendo su país es una “ruptura del orden democrático” atribuido a las elites de su país, enfatizó que los funcionarios de los gobiernos de izquierda cometieron muchos errores en el área económica y criticó la corrupción de quienes ocuparon cargos públicos durante los gobiernos del PT.

Ferreira; un sociólogo de 67 años de edad nacido en San Salvador de Bahía que vivió exiliado en Chile, Suecia y Francia; estuvo por primera vez en la ciudad de Santa Fe para participar del 1º Festival de Innovación Ciudadana del país invitado por el gobierno provincial.

—¿Que opinión tiene del proceso que está viviendo su país?

—En Brasil hubo una ruptura del proceso democrático. Han sacado del cargo a una presidente legítima, electa con la mayoría de los votos de la población y que no hizo nada que justificara un proceso de impeachment. Fue un proceso político. La elite brasileña está preocupada con la crisis económica y porque Lula y Dilma ganaron dos elecciones y Lula es el más firme candidato para volver a ganar en 2018 contituye la principal intención de votos. Fue una actitud antidemocrática de no respetar la voluntad de la población.

—Cuando ocurren estos hechos, una parte es responsabilidad de las élites y otra de quien es víctima de estas maniobras. ¿Qué errores cometieron los gobiernos del PT?

—Muchos. Hay errores en el área de la economía. La de Brasil, como la de casi toda América Latina, es muy dependiente de la exportación de commodities agrícolas y minerales. Cuando los commodities tienen altos precios, nuestros países viven momentos primorosos. Cuando caen los precios y por algún motivo cae la demanda, nuestras economías entran en crisis. Por eso es necesaria una diversificación, crear nuevas economías con alto valor agregado. Creo que no se hizo eso en el nivel necesario.

—¿Cree que Brasil y la Argentina dejaron pasar la oportunidad de llevar adelante este proceso en la última década?

—No es la primera vez en la historia de nuestros países que esto ocurre. Tuvimos una gran cantidad de veces la oportunidad de crear una economía más compleja. Lula ha hecho una cosa muy importante al incorporar 53 millones de personas a la sociedad que amplificó el mercado interno. Entonces, un aspecto muy importante para el desarrollo de una economía está hecho. La bancarización, la incorporación a través de la valorización del salario mínimo, de la Bolsa Familia. Pero es necesario la diversificación de nuestras economía.

—Hay un proceso similar en la Argentina y Brasil respecto a las investigaciones por corrupción, que evidentemente existió.

—Ese fue otro error. En Brasil de alguna manera los partidos de izquierda que formaron parte del gobierno mimetizaron la práctica tradicional de la derecha que tiene poco respeto por la cosa pública con los recursos públicos y eso no es posible. Toda vez que la izquierda se comporta como la derecha, la que gana es la derecha.

—Además esos casos de corrupción sirvieron para retroceder en algunas mejoras. Por ejemplo para que ya no sean 53 millones las personas incorporadas a la sociedad sino menos.

—Ahí hay otro error de otra naturaleza. La inclusión de personas a la sociedad y la economía no fue acompañada por un proceso de concientización. Muchos creen que fue Dios, los pastores o el esfuerzo propio. Un proceso de esa dimensión sin conciencia genera solamente consumidores, gente sin ninguna comprensión de la sociedad y su funcionamiento, incluso para comprender que la mejora de vida que tuvieron fue producto de un proceso político. Ahora una parte de esas personas se están comportando como clase media típica, apenas queriendo que mejore su vida sin saber qué está pasando.

—Usted se refería al temor de las elites brasileñas a la incorporación a la sociedad y al consumo. ¿Cuándo tuvieron que ver con ese temor las manifestaciones que se dieron en los últimos años?

—Hay dos tipos: las que eran contra el gobierno, Dilma, Lula y el PT y las que eran a favor. Las que eran en contra fueron creciendo bastante a partir de la manipulación de la opinión pública. Toda la prensa brasileña es conservadora. Toda. Ese es otro de los errores. No se discutió la necesidad de democratizar la prensa en Brasil. La televisión, los periódicos, son todos conservadores y antidemocráticos. Apoyaron el golpe en 1964 contra Goulart y ahora los hijos y los nietos apoyaron el de Dilma. Hubo una renovación generacional pero tuvieron la misma actitud que sus padres o abuelos. Las manifestaciones fueron fruto de una gran manipulación pero también de un sentimiento de que la sociedad quiere más.

—En todo caso los medios se montaron encima de estos reclamos de la gente y los exacerbaron.

—En Brasil se puede decir que mezclaron el hambre con las ganas de comer. Las dos cosas se asociaron porque no se puede decir que sólo fue una manipulación porque los problemas son graves. Los servicios públicos son de baja calidad, lentos, la corrupción, la falta de perspectivas operativas para salir de la crisis económica, todo era un ambiente favorable para el desarrollo de algo. La derecha tomó la iniciativa y produjo el resultado que todos conocemos.

—El hijo de Joao Goulart dijo que ahora cambiaron las togas por las armas.

—Así ocurrió.

—¿Como va a seguir el proceso en Brasil?

—Hay un desgaste muy rápido del gobierno. Primero porque son los protagonistas tradicionales de la corrupción. Uno de los empresarios detenidos hizo en los últimos días una delación premiada que involucró al presidente. Temer ha sido denunciado más de 15 veces por distintos delatores. Casi todo su gobierno, el Parlamento entero, la dirección del Pmbd, del Psdb, los candidatos que quieren competir con Lula, están todos involucrados en hechos de corrupción. Es un desgaste. Y además no está solucionando la crisis económica. Brasil está empeorando todos los días.

—Hace un mes la esperanza de los industriales argentinos era que Brasil volviera a crecer en 2017. Había indicios de que ello iba a ocurrir. Ahora la situación cambió.

—Dígale a los empresarios argentinos que vamos a seguir teniendo dificultades.

—Fueron muy impresionantes los silbidos que recibió Temer el día del funeral de los jugadores del Chapecoense. Es muy difícil tener un presidente que es silbado cada vez que sale a la calle.

—Tiene menos de diez por ciento de aceptación.

—¿Cómo va a seguir eso?

—Va a seguir profundizándose la crisis que ya está asumiendo una dimensión de institucional, que es la más peligrosa de todas. Hay una pelea entre la Justicia, el Parlamento y el gobierno. No creo que Temer llegue al final de 2017. Vamos vamos a tener elecciones directas o indirectas.

—¿Y el futuro de la región?

—Un poco depende de la salida de la crisis económica. Creo que en la lluvia y en el sol tenemos que fortalecer el Mercosur que avanzó poco, es verdad, pero hay que seguir con el proceso de cooperación, fortalecimiento de los mercados comunes, pero como Brasil tiene mucha importancia todo depende de cómo se resuelva la crisis. Creo que la única salida es el retorno a la democracia. Que haya elecciones directas.