la política en foco

El sofocón agroindustrial

José E. Bordón

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Ingresamos a la última etapa de un año que para la economía santafesina ha sido -como en el resto del país- de repetidos vaivenes. El deterioro de las economías regionales generó, a comienzo de año, extrema inquietud en los sectores agroindustriales porque mermaron producción y trabajo sacudidos por el ritmo inflacionario y su impacto en el consumo. Aunque se logró comenzar a revertir ese cuadro, todavía habrá que esperar que avance 2017 para responder si la recuperación está en marcha o seguimos tratando de mejorar con lo poco que se ha hecho hasta el presente.

Lo peor comenzó a observarse desde mitad de año cuando desde varios sectores se advirtió que el nivel de importaciones comenzaba a impactar con firmeza sobre nichos industriales que en Santa Fe habían alcanzado valores aceptables. Por eso, hoy no sorprende que los sectores fabriles relacionados con la producción de línea blanca, calzado y alimentación estén como los más afectados este año por el crecimiento de la importación, según los resultados de un relevamiento realizado por el Observatorio de Importaciones de Santa Fe. En la presentación llevada a cabo esta semana en Rosario, el ministro de la Producción, Luis Contigiani, reconoció que “los informes que hemos emitido cada mes han permitido instalar el tema a nivel nacional y tener números objetivos para saber dónde estamos parados en cada rubro industrial”.

La respuesta -aunque algo tarde- llegó. El gobierno nacional aceptó las propuestas de diferentes sectores y adoptó algunas medidas. “Nos sentimos parte de este logro de la industria santafesina”, agregó el funcionario. Los números son reveladores de la situación por la que tanto luchó el gobierno provincial. Según el último informe del Observatorio, la industria de la línea blanca, particularmente en el rubro heladeras, cerró el año con un aumento de importaciones del 268 por ciento interanual, pasando de casi 30.000 unidades en 2015 a más de 100.000 en 2016, constituyendo el 15 por ciento del mercado a nivel país. Debe recordarse que Santa Fe y Rosario tienen un polo industrial de línea blanca que representa el 70 por ciento del país. De allí que “ese 15 por ciento es importante y se agrava por dos factores: primero, porque se venía del 3 por ciento en 2015; y segundo, porque estamos en un cuadro económico recesivo que implicó un 30 por ciento de caída de ventas”, explicó Contigiani.

En cuanto a la industria del calzado, el interanual concluyó con un aumento del 23 por ciento de importaciones. Las ventas cayeron un 35 por ciento y al 6 diciembre se contabilizó el ingreso de 23.150.553 pares del exterior. Otros sectores golpeados por las importaciones fueron la producción porcina, con un 243 por ciento de incremento interanual; bobinas de papel con un 40 por ciento; pollo trozado, 860 por ciento, y licuadoras, 78 por ciento. Todo eso se tradujo en pérdida de horas de trabajo porque también hubo algo más de 150 procedimientos de crisis en la provincia. Ello significa que el nivel de empleo en la industria profundizó su deterioro en el tercer trimestre de este año comparado con el mismo período del 2015, al caer 2,6 por ciento, y las horas trabajadas descendieron 3,9 por ciento.

El agro, el otro pilar de la economía santafesina, se prepara para un nuevo año con mejores posibilidades que las que enfrentó a comienzo de 2016. Lo de la soja es conocido. Lo saliente es lo que ocurrió esta temporada con el trigo. La superficie sembrada y cosechada, así como la utilización de tecnología, fue mayor que en 2015. Los rendimientos, por su parte, fueron de buenos a muy buenos, dando como resultado una mayor producción final. Habrá que estar atentos con el clima, un factor relevante que el chacarero no descuida.